Cerrada del Utrero y miradores acantilados de Linarejos (parque natural de la sierra de Cazorla)

Ruta que combina dos parajes espectaculares del parque natural de la sierra de Cazorla: la Cerrada del Utrero (un encañonamiento del río Guadalquivir que se puede recorrer por un sendero circular muy bien acondicionado de casi 2 kilómetros) y las pozas y miradores naturales de los acantilados de Linarejos.

El arroyo de Linarejos se precipita en una brutal caída hasta el río Guadalquivir por el paredón oriental de la Cerrada del Utrero. A la derecha de la cascada según discurre la corriente del Linarejos, los precipicios regalan al caminante una hilera de balcones naturales con una panorámica imponente de este rincón de la sierra de Cazorla, donde destacan la visión sobrecogedora de la Cerrada del Utrero.

Antes de llegar a estos miradores, y tras pasar por el área recreativa de Linarejos, el riachuelo se recoge en un par de pozas donde se puede disfrutar de un buen chapuzón si el tiempo acompaña. El baño se acomete a la ida o a la vuelta, pues el itinerario desde el área recreativa es lineal y pasa por las piletas naturales.

EMPEZAMOS POR LA CERRADA
Son 8 kilómetros de marcha. Primero se realiza el sendero circular de la Cerrada del Utrero (hay aparcamiento y quiosco restaurante en su inicio), que al principio se adentra por el desfiladero del Guadalquivir, con protectores de madera para asegurar el progreso por una senda arriscada que inicialmente se eleva y luego desciende hasta dejarnos en una pequeña presa donde se embalsan las aguas del río.

A partir de la presa, el sendero se torna cómoda pista, con bancos esculpidos en roca en el lateral interior, desde donde se contempla la cascada de Linarejos (que no siempre lleva agua) y los acantilados a los que luego nos asomaremos, en la otra orilla y en lo alto. Desde aquí, se avanza ya en llaneo, bordeando el peñasco montañoso que hace de pared occidental de la cerrada, por donde se ha abierto el camino en forma de boina, en un hermoso encajonamiento en la ladera vertical de la montaña.

Si miramos abajo, vemos la sucesión de pozas que va creando el Guadalquivir y donde algunos bañistas chapotean, al menos en verano. El camino, ya hemos dicho que casi es una pista por su anchura, va girando a izquierda apartándose de la cerrada, y sigue ofreciendo vistas de la pinada cazorleña y el puerto de las Palomas (por donde habremos pasado si hemos venido en coche desde Cazorla), para regresar así al punto de partida. El sendero de la Cerrada del Utrero son 1,8 kilómetros aproximadamente y su trazado dibuja un círculo.

A LOS ACANTILADOS
Al finalizar éste, se puede completar la excursión hasta los acantilados miradores de Linarejos, en un ida y vuelta. Primero, un brevísimo tramo de carretera para salvar el río Guadalquivir por el puente. Luego enganchamos con la senda forestal que dobla a izquierda pasado el puente y se alza en cuesta hasta el mirador de Linarejos (bandera 11, no confundir este balcón, con panel informativo, con nuestro destino final sobre el precipicio, a pesar de compartir nombre). En este mirador, donde nos reencontramos con la carretera, cogemos a izquierda la pista (bandera 12) que conduce hasta el área recreativa de Linarejos (donde hay una fuente que mana con generosidad: bandera 14). Pasado el puente del arroyo de Linarejos, y antes de la fuente, enfilamos por un último sendero, que surge a la altura de un panel informativo de madera (bandera 15), situado al otro lado de la explanada de aparcamiento, guiándonos unas tenues marcas verdiblancas de sendero local (SL). La senda avanza en paralelo al arroyo de Linarejos (a nuestra izquierda) y ladea un par de pozas (banderas 18 y 19) antes de situarnos sobre los descomunales acantilados (banderas 21 y 22).

Cuando se haya saciado uno de tanta panorámica vertiginosa, se regresa al aparcamiento de la Cerrada del Utrero por el mismo itinerario.

Por cierto, un utrero es un novillo en su tercer año de vida: desde que ha cumplido dos y hasta los tres.