Cerro de la Condesa -Boticario-, santuario neolítico y mucho más
near La Cerradura, Andalucía (España)
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Muy cerca de la capital, en el término municipal de Pegalajar, accediendo por la antigua nacional Jaén-Granada y poco antes de llegar a la Cerradura, existe un indicador junto al inicio de una carretera estrecha que nos llevaría a la finca de la Sima. Siguiendo por ella se encuentra este cerro -compuesto por 2 colinas- y en las que, aunque estuve recientemente, por aquello de que era prácticamente la primera vez y la escasez de tiempo con que conté, me quedó pendiente ensayar otras vías de acceso al santuario por los diferentes e interesantes corredores que jalonan esta colina oeste del cerro.
La experiencia no ha podido ser más satisfactoria y gratificante ya que la zona, amén de las connotaciones telúricas-históricas que posee, y que ya comentaba en mi anterior acercamiento, es un laberinto pétreo en el que vas pasando de corredor en corredor, encontrando en cada recodo una curiosa forma o un covacho, un arco por el que pasar, y con pequeños túneles que te permiten pasar de un corredor a unas esplanadas-miradores desde donde se aprecia al completo la estructura del santuario con su supuesta forma draconiana.
Este agradable y divertido paseo también me ha permitido encontrar el acceso por el corredor que en mi anterior visita tuve que abandonar, e incluso hallar en él los restos de un sendero con refuerzo de piedra.
Para terminar quien mejor que los autores del descubrimiento de este santuario para describirnos esta conjunción entre la religión y la piedra:
“En el Cerro Boticario, los megalitos son formaciones naturales a los que el hombre le ha dado forma. Un ejemplo de cómo el hombre neolítico adapta la naturaleza a sus necesidades, también a las culturales. En el Cerro Boticario las piedras son de tipo calizo, en gran parte fragmentadas, lo que facilitaría el desmonte de la piedra con otra más fuerte, como es la ofita, de la que hemos encontrado restos en el entorno. En el lugar aparecen grandes bloques de piedra que forman monolitos equidistantes en su ubicación, por los que penetra el Sol marcando solsticios y equinoccios sobre una abertura entre las piedras del borde opuesto del yacimiento, al Oeste. Es como si el hombre hubiera despejado las piedras adyacentes para dejar cuatro monolitos al Este del yacimiento para facilitar la entrada del Sol, a la vez que parecen simbolizar las patas de una figura animal que desde la Prehistoria siempre ha estado presente en diferentes culturas humanas, como es el dragón. Estos monolitos tienen un grosor medio aproximado de 7 metros de anchura y unos 15 metros de altura. Entre los bordes del primero y segundo hay unos 7 metros de distancia, al igual que del tercero al cuarto; mientras que el hueco central la distancia en el segundo y tercer monolito es de unos 20 metros de ancho, en cuyo centro se ubica la piedra del altar.
El megalitismo también tiene su representación en la mesa ceremonial del Cerro Boticario. Una gran losa, de forma elíptica, de unos cuatro metros de largo por casi dos de ancho, apoyada sobre otras rocas, y calzada para obtener de ella una posición horizontal. Se levanta unos cuatro metros del nivel del suelo formando a sus pies un refugio en cueva de unos cuatro metros cuadrados, con la apertura señalada por la sombra de un monolito en los últimos rayos solares del equinoccio. Frente a la piedra del altar se extiende un gran lienzo de piedra que delimita gran parte del Oeste de la explanada del santuario y sobre el que inciden los rayos solares del amanecer, que pudo acoger pinturas en el pasado y también pudo tener su simbología en los rituales prehistóricos del lugar.
Esta gran losa sería la piedra del altar. Se ubica en el centro de cuatro monolitos lineales del yacimiento, iluminado por los rayos del Sol que penetran entre el segundo y tercer monolito en los equinoccios. A los pies de la piedra del altar se extiende la explanada del yacimiento, donde el público compartiría el rito sacerdotal o el sacrificio que sobre la piedra se realizase. Sorprende la acústica excepcional del lugar desde la piedra del altar, bajo la que se extiende una explanada de unos 1700 metros cuadrados, lo que induce a pensar en la ejecución en el lugar de actos rituales masivos.
Otros megalitos forman parte del entorno del yacimiento, cuyo verdadero significado sólo poder ser conocido por quienes compartieron los ritos de este santuario. Hacia el Noreste del cuerpo central del yacimiento, pasados los cuatro monolitos que conforman el calendario solar, se extiende una red lineal de monolitos irregulares que disminuyen en tamaño, como si el hombre hubiese aprovechado una formación natural de piedra para hacerla dentada, derrumbando trozos de la misma. Si los cuatro monolitos principales eran las patas del dragón, ésta formación lineal correspondería a la cola dentada del mismo. En cuanto a las formaciones pétreas paralelas a los monolitos o patas del dragón éstos podrían identificarse con alas y escamas del cuerpo, que confluyen en la cabeza, con su gran ojo de piedra seca y otros monolitos, que podrían ser cuernos.
Identificamos así una visión aérea del santuario, la de un animal fantástico semejante a un dragón, esculpido en la piedra del monte, aprovechando las formaciones naturales. Una figura que sólo puede ser vista en su conjunto desde arriba, de grandes dimensiones. Mide 230 metros de longitud (95 m. de cola, 85 m. del tronco y 50 m. de cabeza) y su cuerpo tiene 40 m. de ancho. En esta zona se ubica la piedra del altar –en el supuesto vientre-, junto los cuatros
monolitos al Este –cuatro patas- y la explanada ceremonial correspondiente al tronco, de unos 1700 metros cuadrados. Finalmente, la cabeza tiene como punto central un gran ojo de 17 m. de diámetro, de cuya cerca construida con mampuestos en piedra seca queda parte de un muro de unos tres metros de altura. Esta figura de dragón mitificaría al cerro y daría a su entorno carácter mágico y sagrado”
En torno a la piedra, el dragón y la muerte. Una interpretación de la mitología neolítica del Cerro Boticario (Pegalajar-Jaén) junto al camino prehistórico del valle del Guadalbullón.
Juan Antonio López Cordero y Enrique Escobedo Molinos. V CONGRESO VIRTUAL SOBRE HISTORIA DE LAS VÍAS DE COMUNICACIÓN (15 al 30 septiembre 2017)..
Los autores, en su artículo, hacen un llamamiento a las instituciones públicas para el estudio de este hallazgo. Desgraciadamente todos sabemos que en nuestra provincia este tipo de yacimientos no parecen despertar gran interés en nuestros gobernantes. No hay mas que ver lo que ha pasado con la multitud de pinturas rupestres que existen en nuestra zona y donde su estudio se ha realizado a nivel particular y cuya protección se ha basado en la dificultad de acceso y el secretismo por parte de quien conoce su ubiicación..
Para terminar, únicanente añadir que el ascenso al cerro de Peñarrubia es un añadido prescindible; es mas, si se hace recomiendo rodearlo por la derecha pero acceder a él lo antes posible una vez alcanzada su espalda -norte- ya que el acceso que yo usé es bastante complicado.
Por otro lado, recordar que el acceso al santuario està situado en un enclave pedregoso no exento de cierta dificultad y en el que la ayuda del gps es solo orientativo por lo que es solo recomendable para senderistas con cierta experiencia, o para neofitos acompañados de estos.
En definitiva, esta ruta -este paraje- es una autentica joya que por interés, cercanía a Jaén y bajo grado de dificultad técnico y físico es una imprescindible para cualquiera que le guste la historia y/o el senderismo, especialmente recomendado -en las condiciones antes expuestas- para visita con niños, a partir de una edad que les permita desenvolverse con seguridad en este medio pedregoso, ya que es un verdadero parque temático en donde, siendo la piedra la protagonista absoluta, tanto la presencia del santuario con sus piedras "indicadoras", altar, monolitos, ojo y cola del dragón, como el laberinto pétreo que lo rodea con la multitud de cuevas -especialmente interesantes las que se ubican en el corredor sureste, justo debajo del tercer monolito y enfrente de este-, arcos, pequeños tuneles y la multitud de formas que la roca, de forma natural adquiere, permite hacer volar nuestra (su) imaginación muy, muy alto.
Por supuesto es factible alargarla de varias formas -como ya hemos hecho varios de los que nos hemos acercado por ahí y cuyas rutas es posible encontrar en esta misma página- bien a través de la colina "hermana" del este, o suplementándola con el Moroche, e incluso, como hizo Avhinojosa,, con un poco más de historia acercándose a la Torre de la Cabeza.
La experiencia no ha podido ser más satisfactoria y gratificante ya que la zona, amén de las connotaciones telúricas-históricas que posee, y que ya comentaba en mi anterior acercamiento, es un laberinto pétreo en el que vas pasando de corredor en corredor, encontrando en cada recodo una curiosa forma o un covacho, un arco por el que pasar, y con pequeños túneles que te permiten pasar de un corredor a unas esplanadas-miradores desde donde se aprecia al completo la estructura del santuario con su supuesta forma draconiana.
Este agradable y divertido paseo también me ha permitido encontrar el acceso por el corredor que en mi anterior visita tuve que abandonar, e incluso hallar en él los restos de un sendero con refuerzo de piedra.
Para terminar quien mejor que los autores del descubrimiento de este santuario para describirnos esta conjunción entre la religión y la piedra:
“En el Cerro Boticario, los megalitos son formaciones naturales a los que el hombre le ha dado forma. Un ejemplo de cómo el hombre neolítico adapta la naturaleza a sus necesidades, también a las culturales. En el Cerro Boticario las piedras son de tipo calizo, en gran parte fragmentadas, lo que facilitaría el desmonte de la piedra con otra más fuerte, como es la ofita, de la que hemos encontrado restos en el entorno. En el lugar aparecen grandes bloques de piedra que forman monolitos equidistantes en su ubicación, por los que penetra el Sol marcando solsticios y equinoccios sobre una abertura entre las piedras del borde opuesto del yacimiento, al Oeste. Es como si el hombre hubiera despejado las piedras adyacentes para dejar cuatro monolitos al Este del yacimiento para facilitar la entrada del Sol, a la vez que parecen simbolizar las patas de una figura animal que desde la Prehistoria siempre ha estado presente en diferentes culturas humanas, como es el dragón. Estos monolitos tienen un grosor medio aproximado de 7 metros de anchura y unos 15 metros de altura. Entre los bordes del primero y segundo hay unos 7 metros de distancia, al igual que del tercero al cuarto; mientras que el hueco central la distancia en el segundo y tercer monolito es de unos 20 metros de ancho, en cuyo centro se ubica la piedra del altar.
El megalitismo también tiene su representación en la mesa ceremonial del Cerro Boticario. Una gran losa, de forma elíptica, de unos cuatro metros de largo por casi dos de ancho, apoyada sobre otras rocas, y calzada para obtener de ella una posición horizontal. Se levanta unos cuatro metros del nivel del suelo formando a sus pies un refugio en cueva de unos cuatro metros cuadrados, con la apertura señalada por la sombra de un monolito en los últimos rayos solares del equinoccio. Frente a la piedra del altar se extiende un gran lienzo de piedra que delimita gran parte del Oeste de la explanada del santuario y sobre el que inciden los rayos solares del amanecer, que pudo acoger pinturas en el pasado y también pudo tener su simbología en los rituales prehistóricos del lugar.
Esta gran losa sería la piedra del altar. Se ubica en el centro de cuatro monolitos lineales del yacimiento, iluminado por los rayos del Sol que penetran entre el segundo y tercer monolito en los equinoccios. A los pies de la piedra del altar se extiende la explanada del yacimiento, donde el público compartiría el rito sacerdotal o el sacrificio que sobre la piedra se realizase. Sorprende la acústica excepcional del lugar desde la piedra del altar, bajo la que se extiende una explanada de unos 1700 metros cuadrados, lo que induce a pensar en la ejecución en el lugar de actos rituales masivos.
Otros megalitos forman parte del entorno del yacimiento, cuyo verdadero significado sólo poder ser conocido por quienes compartieron los ritos de este santuario. Hacia el Noreste del cuerpo central del yacimiento, pasados los cuatro monolitos que conforman el calendario solar, se extiende una red lineal de monolitos irregulares que disminuyen en tamaño, como si el hombre hubiese aprovechado una formación natural de piedra para hacerla dentada, derrumbando trozos de la misma. Si los cuatro monolitos principales eran las patas del dragón, ésta formación lineal correspondería a la cola dentada del mismo. En cuanto a las formaciones pétreas paralelas a los monolitos o patas del dragón éstos podrían identificarse con alas y escamas del cuerpo, que confluyen en la cabeza, con su gran ojo de piedra seca y otros monolitos, que podrían ser cuernos.
Identificamos así una visión aérea del santuario, la de un animal fantástico semejante a un dragón, esculpido en la piedra del monte, aprovechando las formaciones naturales. Una figura que sólo puede ser vista en su conjunto desde arriba, de grandes dimensiones. Mide 230 metros de longitud (95 m. de cola, 85 m. del tronco y 50 m. de cabeza) y su cuerpo tiene 40 m. de ancho. En esta zona se ubica la piedra del altar –en el supuesto vientre-, junto los cuatros
monolitos al Este –cuatro patas- y la explanada ceremonial correspondiente al tronco, de unos 1700 metros cuadrados. Finalmente, la cabeza tiene como punto central un gran ojo de 17 m. de diámetro, de cuya cerca construida con mampuestos en piedra seca queda parte de un muro de unos tres metros de altura. Esta figura de dragón mitificaría al cerro y daría a su entorno carácter mágico y sagrado”
En torno a la piedra, el dragón y la muerte. Una interpretación de la mitología neolítica del Cerro Boticario (Pegalajar-Jaén) junto al camino prehistórico del valle del Guadalbullón.
Juan Antonio López Cordero y Enrique Escobedo Molinos. V CONGRESO VIRTUAL SOBRE HISTORIA DE LAS VÍAS DE COMUNICACIÓN (15 al 30 septiembre 2017)..
Los autores, en su artículo, hacen un llamamiento a las instituciones públicas para el estudio de este hallazgo. Desgraciadamente todos sabemos que en nuestra provincia este tipo de yacimientos no parecen despertar gran interés en nuestros gobernantes. No hay mas que ver lo que ha pasado con la multitud de pinturas rupestres que existen en nuestra zona y donde su estudio se ha realizado a nivel particular y cuya protección se ha basado en la dificultad de acceso y el secretismo por parte de quien conoce su ubiicación..
Para terminar, únicanente añadir que el ascenso al cerro de Peñarrubia es un añadido prescindible; es mas, si se hace recomiendo rodearlo por la derecha pero acceder a él lo antes posible una vez alcanzada su espalda -norte- ya que el acceso que yo usé es bastante complicado.
Por otro lado, recordar que el acceso al santuario està situado en un enclave pedregoso no exento de cierta dificultad y en el que la ayuda del gps es solo orientativo por lo que es solo recomendable para senderistas con cierta experiencia, o para neofitos acompañados de estos.
En definitiva, esta ruta -este paraje- es una autentica joya que por interés, cercanía a Jaén y bajo grado de dificultad técnico y físico es una imprescindible para cualquiera que le guste la historia y/o el senderismo, especialmente recomendado -en las condiciones antes expuestas- para visita con niños, a partir de una edad que les permita desenvolverse con seguridad en este medio pedregoso, ya que es un verdadero parque temático en donde, siendo la piedra la protagonista absoluta, tanto la presencia del santuario con sus piedras "indicadoras", altar, monolitos, ojo y cola del dragón, como el laberinto pétreo que lo rodea con la multitud de cuevas -especialmente interesantes las que se ubican en el corredor sureste, justo debajo del tercer monolito y enfrente de este-, arcos, pequeños tuneles y la multitud de formas que la roca, de forma natural adquiere, permite hacer volar nuestra (su) imaginación muy, muy alto.
Por supuesto es factible alargarla de varias formas -como ya hemos hecho varios de los que nos hemos acercado por ahí y cuyas rutas es posible encontrar en esta misma página- bien a través de la colina "hermana" del este, o suplementándola con el Moroche, e incluso, como hizo Avhinojosa,, con un poco más de historia acercándose a la Torre de la Cabeza.
Waypoints
Waypoint
2,225 ft
Bajo el Betilo o piedra de entrada al santuario.
Waypoint
2,055 ft
Camino a media ladera
Waypoint
2,305 ft
Cañada
Waypoint
2,269 ft
Cañada
Waypoint
2,174 ft
Lapiaz en corredor
Waypoint
2,225 ft
Monolito I
Waypoint
2,232 ft
Monolito II
Waypoint
2,231 ft
Monolito III. Mirador al corredor al sur
Waypoint
2,224 ft
Nueva gruta que me devuelve al corredor
Waypoint
2,230 ft
Pequeña gruta bajo la ventana
Waypoint
2,244 ft
Senda
Waypoint
2,315 ft
Vereda
Waypoint
1,991 ft
Vehículo y asfalto
Waypoint
2,006 ft
Vereda
Waypoint
2,225 ft
Vista del dragón
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