Cerro de las Tres Cruces 1176 m.-Alto de las Tres Torres 1186 m.-Tajo del Reloj- Acueducto del Canal de los Franceses. Dúdar
near Dúdar, Andalucía (España)
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Trail photos
Itinerary description
En la comarca de la Vega granadina, a medio camino entre la capital y Sierra Nevada, se encuentra el pueblo de Dúdar. Esta pequeña y pintoresca localidad es conocida por sus bellos paisajes.
Es importante advertir que la ruta tiene poca sombra, por lo que no se recomienda para días calurosos. Tampoco hay fuentes a lo largo del camino. La ruta por el Barranco de Dúdar discurre por el propio cauce del río por lo que hay que prever que pueda llevar agua y sea difícil avanzar por ella en días de lluvia o posteriores. También que hay que tener mucha precaución en las inmediaciones al Tajo del Reloj por peligro de caídas.
Comenzaremos esta ruta en el amplio aparcamiento que hay frente a la Parroquia y Ayuntamiento de la localidad de Dúdar. Caminaremos por la Carretera de Quéntar unos 300 metros y tras pasar el Restaurante El Trébol, cuyas especialidades son las carnes a la brasa y la codornices, nos desviaremos a la derecha por el Camino Mozárabe a Santiago, junto a un cartel que inicia el inicio de la Ruta del Canal de los Franceses y la Ruta al Llano de la Perdiz y a Belén.
Ascenderemos por una pista hormigonada con un desnivel algo exigente. Pronto ganaremos cota de altura disfrutando de unas magníficas panorámicas del Valle del Barranco de Dúdar o Fiñana y a lo lejos el Acueducto del Canal de los Franceses que describiremos más adelante.
Algo después llegaremos a las inmediaciones de unos restos del Canal de los Franceses, consistente en una seria de pilares a modo de torres que soportaban el hoy inexistente Canal de los Franceses.
El Canal de los Franceses fue una ingeniosa obre hidráulica que se gestó durante los años de la “fiebre del oro”, y sirvió para llevar agua desde el río Aguas Blancas hasta las explotaciones mineras del Cerro del Sol.
Se sabe que las Minas de oro de Lancha del Genil en el Cerro del Sol, ya eran explotadas desde tiempos romanos y árabes, y que por lo tanto, ya existían restos de canales de aquella época. La obra que hoy nos ocupa se proyectó a finales del siglo XIX durante la invasión napoleónica (de ahí su nombre), cuando la concesión de las minas recayó sobre la “Sociedad Anónima de los Terrenos auríferos de España”, tras ser adquirida por Adolphe Goupil el 20 de febrero de 1880.
El trazado del Canal de los Franceses (o de Aguas Blancas) fue proyectado por Edmond Guillemin-Tarayre. Tenía una longitud de casi 14 kilómetros, de los cuales unos 10 transcurrirían a través de túneles, sifones y vasos comunicantes, y el resto en superficie.
El Canal de los Franceses fue abandonado tras la muerte de su promotor, al no ser rentable la explotación minera. Sus herederos quisieron cambiar la función del Canal para aprovecharlo en la producción de energía eléctrica, pero esta solicitud les fue denegada. Sin embargo, hasta tiempos recientes, algunas partes de este canal han sido utilizadas para abastecer de agua a la capital granadina.
La pista torna de hormigón a tierra y continuaremos con el largo ascenso. Llegaremos a una intersección señalizada siguiendo rectos por la Vía Pecuaria Vereda del Barranco del Abogado. La primavera hace acto de presencia salpicando las verdosas praderas de variopintas florecillas de múltiples colores: Diente de León, Aljedrones, Jaguarzo Morisco, Lechetrezna, Jara Estepa, no me olvides, Astrágalo… y algunos insectos como mariposas y aceiteras. Todas las podéis ver en las fotos.
En el kilómetro 3,2 nos desviaremos a la derecha por el sendro de Belén; un estrecho sendero que tras una breve subida comienz un largo descenso que culmina en el Barranco del Estanque. Tras cruzar este enlazaremos con el Camino de Belén, que tomaremos a la izquierda y tras pasar por unas centenarias encinas llegaremos a la Ermita de Almecí.
ERMITA DEL SANTO CRISTO DEL ALMECÍ
La Ermita Almecí o del Almez tiene una única nave principal con un presbiterio alzado. Detrás del mismo existen dos habitaciones que hacen las funciones de cementerio y Sacristía. Allí se encuentran ubicadas las cenizas y huesos de muchas de las familias de los cortijos cercanos. Por otra parte la ermita en su fachada tiene una espadaña con una única campana y delante del templo un pequeño atrio con bancos para descansar, la puerta principal tiene un pequeño ventanuco para ver el interior. Está rodeada de centenarias encinas y almeces.
Hoy en día la Ermita es de nueva hechura, la anterior (incendiada) se situaba justo al lado y aún hoy en día se pueden ver sus ruinas. Pertenece a la Parroquia de San Cecilio de Granada. La Ermita entre otras imágenes acoge a su principal titular, el Santo Cristo del Almecí, una obra pictórica de un Cristo Crucificado de cuatro clavos que según cuenta la tradición fue encontrado (el lienzo pintado) por un agricultor junto al tronco de un Almecí. En torno a esta imagen nacieron numerosos casos de sanaciones y protectorados de lugareños.
Desandaremos unas docenas de metros hasta volver a cruzar el Barranco del Estanque. Justamente tras cruzarlo nos desviaremos a la izquierda por una tortuosa y exigente vereda trialera. Ponemos la directa para afrontar esta rectilínea vereda que asciende radicalmente en paralelo al Barranco del Estanque. Hay otra alternativa para evitar esta vereda, ascendiendo por un camino que parte a la izquierda, pero el desnivel es el mismo y se da más rodeo.
En el ascenso nos sorprendió una ruidosa tormenta comenzando a llover intensamente. Hicimos una parada en esta dura subida para observar numerosas orquídeas (Orchis olbiensis).
Seguiremos disfrutando de las vistas hasta llegar al Cerro de las Tres Cruces 1176 m. desde donde obtendremos unas impresionantes panorámicas del Tajo del reloj. Una impresionante hoz en tonos ocres, con una caída vertical tremenda, un paisaje que nos recuerda a los Badlans de Gorafe y Prullena, con unas maravillosas vistas a Sierra Nevada y al fondo Dúdar y el Valle del Río Aguas Blancas. Tuvimos la suerte de ver dos cabras montesas. Hay que tener precaución al asomarse al tajo ya que una caída puede ser fatídica.
Antiguamente, cuando se realizaban faenas en el campo, los agricultores podían saber cuando era la hora de ir a sus casas a comer con sólo mirar la sombra en el hueco del tajo, que marcaba el mediodía. De ahí proviene su nombre.
Un corto ascenso más y llegaremos a la cima de la ruta, el Alto de las Tres Torres 1186 m. donde se encuentra su vértice geodésico y donde disfrutaremos de unas panorámicas de 360º: las dos vertientes de este alto; La del Barranco de Dúdar y la del Río de Beas, las poblaciones de Huétor Santillán, con su Sierra a sus espaldas, y Beas de Granada, la depresión del Embalse de Quéntar y al fondo Dúdar y el Valle del Río Aguas Blancas.
Y por fin iniciamos el descenso y tras pasar por un mirador natural que nos ofrece otra magnífica perspectiva del Tajo del Reloj, tomaremos un desvío a la derecha por Cordel del Collado de Puerto Blanco, señalizado con un gran cartel.
Caminaremos por una cómoda pista que va en suave descenso, rodeados de olivos y almendros. En el kilómetro 8,5 nos desviaremos del mencionado cordel por un camino que sale a la derecha. El descenso continua suave, pero un poco después se incrementa el desnivel hasta llegar al propio cauce del Barranco del Carrizal. Seguiremos por caminando por el cauce que se va cerrando poco a poco. Sin abandonar el cauce del Barranco del Carrizal, llegaremos al paraje del Álamo Barejo, donde a este barranco se le unen los Barrancos del Paraíso y el de la Cruz formando el Barranco de Dúdar o de Fiñana. Continuaremos por el cauce de este último, que ahora lleva un poco más de caudal. Caminar por el cauce es una gratificante mini aventurilla, rodeados de grandes paredones modelados por la erosión.
Al Barranco de Dúdar se le unirán por la derecha los Barrancos del Álamo Blanco y posteriormente el del Picón. Unos metros más y llegaremos al buque insignia de esta magnífica ruta, El Acueducto del Canal de los Franceses.
EL ACUEDUCTO FRANCÉS
De fábrica decimonónica, formó parte del Canal de los Franceses y 130 años después aún oculta la belleza de sus arcos entre hiedras y zarzas. Le llaman el Puente de Línea. Los vecinos de Dúdar saben que junto al pequeño cementerio de la localidad, se encuentra una parte fundamental de la historia del agua y la minería granadinas. Es uno de los acueductos que sirvieron para salvar barrancos y permitir que circulase desde las captaciones realizadas en los ríos, hasta aljibes, albercas, lavaderos de mineral, e incluso que aún se utilicen para el consumo de la ciudad. Una obra de ingeniería hidráulica que levantaron especialistas franceses a final del siglo XIX con la intención de llevar agua hasta las minas de oro que, mucho antes, romanos y árabes explotaron sobre Cenes de la Vega, en las formaciones geológicas de conglomerados depositados allí desde hace ocho millones de años.
Es un gran puente con dos arcadas que alza su majestuosa presencia sobre el reducido caudal del barranco de Fiñana (también llamado de Dúdar). Una imagen desconocida, que solo puede observarse desde el cauce de la barranquera y que ofrece una extraña dimensión a una obra con 130 años de vida y que aún mantiene el paso del agua por su interior camino de Granada.
En invierno, las hiedras cubren de color verde las piedras que forman el acueducto. Las zarzamoras, secas, se enredan entre los pilares que sustentan los arcos de la extraña estructura que ya forma parte intrínseca del paisaje. Entre sauces y zarzales, se alza el puente, que tiene unos 30 metros de longitud y algo más de diez de altura.
Pasar bajo los arcos, en los que la luz siempre es rasante, ya sea por la mañana o por la tarde, es un viaje en el tiempo, a la década de 1880, cuando el ingeniero de minas francés, Edmond Guillemin-Tarayre, construyó el Canal de los Franceses, con el objetivo de llevar agua desde el río Aguas Blancas, (de una captación que fue cubierta por el actual pantano) hasta las minas de oro de su compatriota, Adolphe Goupil, situadas en Cenes de la Vega. Necesitaban agua para deshacer el conglomerado arcilloso de la montaña y extraer oro.
Guillemin-Tarayre, utilizó el sistema de sifón y vasos comunicantes para hacer que el agua bajase más de 100 metros hacia el barranco donde construyó el acueducto y luego subiese otro tanto para continuar su camino por el canal, que muestra aún las torres que sostenían la canalización, solitarias, sobre los montes de Dúdar en dirección hacia el cerro del Sol. Abajo, el puente centenario cuenta su historia a quien camina bajo sus arcos.
La descripción del Acueducto francés ha sido copiada del artículo de Juan Enrique Gómez y Merche S. Calle que podéis encontrar en:
Waypoints
Comments (5)
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Curioso, se parece a las Médulas....
pmtr67, efectivamente se parece a las Médulas y a los Mllos de Riglos.
Un saludo.
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Moderate
Gran ruta. Vistas de vértigo en el Tajo del Reloj y gran bajada final por el barranco, una maravilla.
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Moderate
Not a very technical route since you follow a wide path. But at some points it is quite the climb. Stunning views though and the sun was hot, even in december!
We followed the trail through some olivegardens and then the riverbed (which was dry) back to the car. A nice change of scenery after all these roadlike paths. Beautiful route, I really recommend it!
noukje288, gracias por tu valoración y comentarios.
Saludos.