Cerro del Escomite-Barranco de las Morcillas-Aldeas Abandonadas de los Morcillas y Carrascas-(Sierra de los Filabres)

Esta no es una ruta senderista al uso pues en su mayor parte vamos a movernos por senderos en mal estado y casi perdidos. Posiblemente en algún punto del camino nos variemos del sendero y tengamos que buscarlo de nuevo por las trochas que han echo los diferentes animales de la zona. En alguna ocasión también vamos a afirmar los pies y nos vamos a ayudar de las manos haciendo algúnos trepes y destrepes. El recorrido parte desde las estribaciones del Collado del Conde y en su mayor parte discurre por antiguos senderos de herradura que enlazaban poblados de la Sierra de Filabres (Los Sapos, Los Canos, Los Morcillos, Los Carrascos). El sendero nos lleva desde el Mirador del Escomite por la vertiente este del Barranco de la Olapra hasta descubrir el verdadero corazón de los Filabres, realizando la vereda del Escomite, antigua vía de comunicación utilizada por los habitantes del Barranco de Los Morcillas para desplazarse por la sierra en su viajes diarios a las minas de Las Menas, entre encinas milenarias y pinos gigantes, fresnos, cerezos, majuelos, saúcos y antiguos frutales en flor. En primavera, además, el sonido del agua nos acompaña todo el camino. Pasaremos también por cortijos antiguos y un par de aldeas abandonadas.


https://youtu.be/5EZ-Pxe21YY


ALDEA ABANDONADA LAS MORCILLAS


La leyenda de este pueblo está íntimamente ligada a la minería. El siglo XIX se vive en Almería bajo una gran fiebre minera del plomo, pero poco a poco el hierro pasa a ser mucho más provechoso y la Sierra de los Filabres, uno de los lugares más ricos en este mineral, se convierte en objetivo de muchas empresas extractoras españolas y extranjeras, especialmente inglesas, belgas y holandeses. Las franjas de Bacares y Serón son las más ricas en hierro pero también las más inaccesibles y con mayores dificultades para la salida del material. A partir de 1870 emerge la vida minera de Las Menas (minas de Serón) y se convierte en el principal recurso económico de la zona y uno de los más importantes de la provincia almeriense. En torno a Las Menas llegan a trabajar y vivir más de 2.500 personas. El poblado de Las Morcillas, en una de las zonas más inaccesibles de la sierra, se convierte en vivienda de algunos de los trabajadores que cada jornada se levantaban a las cuatro de la mañana para cruzar la sierra caminando y llegar a su puesto de trabajo en la mina. En 1970 cesa la actividad minera y las minas dejan de ser explotadas. A partir de aquí el paso del tiempo hace mella en este poblado que víctima de su asilamiento geográfico y la eliminación de su único sustento de vida, hace que pueblo sea abandonado por sus habitantes.

Las Morcillas es un pequeño poblado dividido en tres núcleos de casas. Ya nadie vive en estos muros, pero ahí quedan sus eras, sus casas de negra pizarra, el molino, sus chopos al borde del arroyo y las laderas encajadas de estas montañas.
Lugar aislado, tranquilo y encantador.






DESCRIPCION DE LA RUTA:





Iniciamos el recorrido que parte desde las estribaciones del Collado del Conde, por la pista forestal que conduce hasta la cortijada de los Sapos y bordea la cueva del Collado y el Calar de los Sapos, conforme avanzamos por la pista a nuestro frente vemos el Peñón del Frailecillo que nos acompañara al inicio de esta ruta. Aproximadamente a 2km del recorrido, abandonamos la pista para continuar por el cortafuegos que aparece a nuestra izquierda. Ascendemos por el cortafuegos y aunque en un principio pueda parecer algo pesado no va a ser así y la subida sera muy llevadera. A poco más de 1km nos desviamos a la izquierda para acceder hasta el mirador del Escomite (1778m) Desde este punto las vistas del Calar y Barrando de la Golapra (Olapra para la gente del lugar) son impresionantes. Volvemos sobre nuestros pasos para regresar al cortafuegos de la Loma del Escomite y continuar por este descendiendo suavemente, entre zona de pinos de repoblación. Continuamos hasta llegar a un singular ejemplar en medio del cortafuegos. Se trata de un pino cuyo tronco esta acostado, se le conoce como el Pino Dormido, yo mas bien creo que esta estirándose buscando la luz y alzandose para poder ponerse en pie.



Unos metros más abajo aparece a nuestra izquierda un sendero que hay que llevar cuidado pues apenas se aprecia, tiene un montoncito de piedras, esto se puede tomar como referencia, que discurre por la vertiente este del Barranco de la Olapra y nos conduce, entre encinas milenarias, pinos gigantes, fresnos, cerezos, majuelos, saucos y antiguos frutales en flor, al verdadero corazón de los Filabres. Este antiguo sendero de herradura enlazaba los Poblados de la Sierra de Filabres (Los Sapos, Los Canos, Los Morcillos, Los Carrascos). Fue rehabilitado por mujeres de Bacares y de Seron, herederas de las viejas cortijadas que en sus ratos de ocio dedicaron 4 meses a su rehabilitación. El sendero es bastante estrecho y cerrado se va vislumbrando a medida que avanzamos. Hay que estar pendiente para no confundirse con otros trazos dejados por animales. Vamos a dejar siempre por debajo nuestra el Barranco de la Golapra Pasando la zona de la Golapra y de la Rendija continuando avanzando y a la altura de la confluencia de los Barranco del Negro y Barranco de las Morcillas nos  encontramos con un magnifico ejemplar de encina milenaria, ubicada en el paso del sendero. Esta encina se le conoce como de las Elenas.


Continuamos ahora paralelos al Barranco de las Morcillas hasta llegar a las ruinas de las aldeas Las Morcillas. Podemos aprovechar para visitar las ruinas de las viviendas que conformaban esta aldea, construidas con pizarra y que se encuentran en mal estado. En la dirección que traemos y llegando ya a las viviendas encontraremos una que destaca por su mayor tamaño y por encontrarse en un estado un poco mejor, todavía conserva una escalera para subir al segundo piso, algo no recomendable. El sendero recorre toda la cortijada y continúa descendiendo hasta el Barranco de las Morcillas. Este barranco es un escondido valle, cruzado por un arroyo que proporciona agua a una abundante vegetación de ribera, con numerosos árboles de hoja caduca que hacen de este rincón un lugar perfecto para visitar en otoño. El Barranco de Las Morcillas es un corte en la Sierra de los Filabres, que baja a 1.500 m de altitud desde los más de 2.000 metros en Calar Alto. El arroyo proporciona agua a una abundante vegetación de ribera, y es un buen sitio para descansar y comer algo.
Desde aquí continuamos el último tramo del recorrido. Continuamos por el camino paralelo al arroyo hasta las ruinas de un molino. En este punto iniciamos una subida en zigzag con pendiente bastante pronunciada que nos llevará directamente hasta las ruinas de la cortijada de los Carrascos, cercano a la cumbre de La Tetica de Bacares, en los montes Cortijo del Conde y Barranco de Julián. En sus laderas, en los años 60, se visualizaba un patrón de cultivos en terrazas y pastizales. Un paisaje cultural construido con enorme trabajo en un entorno hostil poco generoso en el que solo la necesidad acuciante y la ausencia de alternativas explican tanto esfuerzo. Un sistema tradicional de aprovechamiento agropecuario de subsistencia ya en esas fechas en crisis, y que hace años dejó de existir. Tres décadas más tarde la ruina de Los Carrascos es patente habiéndose perdido la mayoría de los tejados. El repoblado de pinos, realizado poco después ha ganado en desarrollo confiriendo uniformidad al paisaje que ha perdido el aludido patrón de organización del espacio. Ahora apenas se distinguen los bancales, también ocupados por pinos. Tras cruzar las ruinas continuamos subiendo campo a través hasta alcanzar el punto donde dejamos los coches.