Cerro Guisando monte a través

En vez de empezar la ruta en el inicio de la pista, he dejado el coche nada más entrar en la urbanización La Atalaya (se ve que al que la bautizó lo de la gramática…). Si llegas aún de noche, como me ha pasado a mí, conviene dejarlo bajo los árboles de la cuneta izquierda, te das cuenta al volver… He decidido comenzar a caminar para tener algo más de desnivel y porque es una delicia pasear por esa urbanización en la que las casas están tan bien camufladas entre el arbolado. Aunque, claro, eso tiene el consiguiente peligro de los incendios, por lo que hay una boca de incendios podría decirse que en cada esquina.
Hoy me ha dado la vena exploradora y en vez de subir por la pista he atajado monte a través. Así la ruta deja de ser senderista y pasa a ser montañera, de bajo nivel, pues no hay pasos complicados y el desnivel no es gran cosa para los montañeros (600 metros). Así la ruta se acorta, pero demanda más esfuerzo, pues, claro, la pendiente aumenta. Por cierto que es una pendiente respetable y muy constante, sin un solo descansillo. De vez en cuando se apreciaba alguna huella y un esbozo de sendero, lo que me ha roto la ilusión de ser el Cristóbal Colón del Cerro de Guisando monte a través (lo que, dicho sea de paso, era de esperar, pues sé que no soy el único a quien la pista le acaba resultando monótona y busca alternativas más entrenidas). Además, al ir monte a través, no solo camina uno bajo la sombra de los pinos todo el tiempo (para hacer la pista talaron pinos y la protección solar es menor), sino que agradece el frescor de la umbría. Eso sí, hay moscas a cascoporro, por lo que conviene respirar por la nariz. Y lo peor no es tragártelas, sino que se queden encasquilladas, vivas… según cuentan.
Mientras vas subiendo por la ladera, a menudo se van viendo mariposas chiquitinas que revolotean jugando a perseguirse, pero cuando llegas al punto g…odésico te encuentras a las grandes, que huyen al verte, pero luego, si te quedas quieto se olvidan de ti y siguen jugando y posando para ti.
Al regreso, al principio por la pista, había un montón de deposiciones que, a menos que fueran de Polifemo, evidencian que las vacas no han leído el cartel. Pero luego he visto un sendero (tal vez un cortafuegos) que ataja, y lo he seguido. He olvidado marcar el waypoint, aunque no tiene pérdida, pues se ve perfectamente la bifurcación a la izquierda, tanto en el terreno como en el mapa de Wikiloc.
Cuando bajaba, he visto un pajarraco que volaba demasiado alto para cazarlo con la cámara de mi móvil. Yo juraría que se trataba de un águila, con su vuelo majestuoso y reposado.
No me he cruzado con ningún senderista (en las tres últimas semanas… se ve que están de veraneo…), pero sí con unos pocos ciclistas (en las tres útimas semanas, se ve que las bicicletas tampoco son para el verano).
Un consejo: conviene llevar los bastones, por los perros. No hace mucho, subiendo al Cerro del Guarro (S. Martín de Valdeiglesias) me atacó uno enorme al que conseguí mantener a raya gracias a ellos, de no haberlos llevado no sé que hubiera podido pasar. Y no es la primera vez que me salen perros, pero hasta ahora se habían limitado a ladrar a unos cuantos metros.
En total he tardado 4,5 pero el tiempo de andar habrán sido unas dos horas subiendo y una y cuarto bajando.
¡Buena ruta!