Chinchilla. Los Aljibes Pinilla

No se trata de una ruta preciosa, aunque por la naturaleza y la agricultura que se ve, ya merece la pena el paseo, sobretodo si se tiene la curiosidad de descubrir una antigua carretera que se expropió y se empezó a construir en los años 50 del S.XX, pero que nunca se terminó.

La carretera pretendía unir el apeadero de Navajuelos en Tobarra, junto a la carretera de Murcia, con la Carretera Nacional Madrid-Alicante N430, para servir de eje por el que sacar los productos agrícolas de estas poblaciones en dirección hacia Alicante o hacia Murcia, fundamentalmente almendra, oliva, cereal, o productos ovinos y caprinos. Aunque actualmente está lleno de viña, de la conocida finca de Los Aljibes, qué buenos caldos nos procuran.
La carretera hubiera supuesto un eje transversal Norte sur, que uniría Tobarra con Pinilla y Horna, desembocando cerca del Villar de Chinchilla.
Por lo que sea, jamás se terminó, y ni los más viejos de Chinchilla conocen la razón, probablemente el éxodo rural, el abandono de los pueblos y la pobreza de la posguerra hizo desistir de su construcción. Se construyó el tramo sur, desde la N-301 a Pinilla, actual CM-3214, el tramo de Horna a la N-430, y se explanó como camino el tramo de Horna a la actual finca de Los Aljibes.
Las expropiaciones se hicieron durante la época previa a la guerra civil, dentro de las competencias del antiguo ministerio de obras públicas hacia los años 30, y la construcción empezó, o se retomó, en los años 40-50, por culpa del parón de la maldita guerra incivil. No tengo claro cuando se abandonaron las obras, pero debió ser a mitad de los años 50, por lo que me contaron personas que lo vivieron en persona y muy de cerca.

Se construyeron casi todas las obras de drenaje transversal, y buena parte de los terraplenes y desmontes, alguno de los pontones son de un tamaño considerable. Lamentablemente la plataforma nunca se terminó, ni se protegió con un buen sistema de drenaje longitudinal, y por supuesto la falta de mantenimiento y conservación ha hecho que la obra esté completamente arruinada y sin posibilidad de recuperación.
Por otra parte algunos propietarios colindantes han re-ocupado los terrenos, en el fondo, por la propia desidia de las administraciones que no han hecho uso de los mismos ni los han revertido, cómo tantos caminos y viales públicos de nuestro país, en los que la administración permite la ocupación privada del dominio público.

En la actualidad no está muy clara la competencia de la vía, aunque parece que fue transferida en 1984 a la Consejería de Obras Públicas de la Junta de Comunidades. Es uno más de los caminos de este país qué será ocupado por grandes propietarios si no se le pone remedio.

Yo siempre he visto la carretera dibujada en los mapas topográficos nacionales y de hecho si se revisa cualquier histórico de la edición 50.000 y 25000 se puede observar la carretera de categoría local. Por una notificación hecha hace unos años al IGN, se quitó como carretera pero se ha mantenido grafiada como camino, pese a que en algún tramo apenas existe.

Pero dejemos la historia y vayamos a la ruta y a disfrutar del paisaje. Lo primero que tengo que decir es que el primer tramo es complicado para caminar pues no hay apenas ni senderos. En bicicleta será casi imposible.

Para acceder hay que ir desde Horna por la pequeña carretera que lleva hacia el sur hasta la finca de Los Aljibes. Pasaremos entre las pequeñas lagunas y los viñedos, llegando hasta el final del asfalto pero podremos continuar un poco, pues se trata de esta misma carretera, con sus obras de fabrica y una explanada bastante cómoda, hasta que hace una fuerte curva a derechas, cerca de unas grandes placas solares y una caseta.

En este punto hemos dejado el coche, y aquí comienza nuestra caminata. Es casi imposible ver aquí algún indicio de la antigua carretera, salvo una pequeña tajea, hay que intentar seguir el track que se adjunta, atravesando un bancal 'okupa' andando, pero son apenas 100 m, pues en seguida se llega al primer gran desmonte de roca, en el que probablemente no se llegó al fondo de la plataforma pues faltará hace voladuras, y a pico y pala con mano de obra forzosa, debía ser difícil. Pero se adivinan perfectamente los taludes del desmonte, y se circula por ellos. A partir de aquí es fácil seguir el terraplén, cuya coronación de plataforma está hecha con productos de roca caliza del desmonte anterior, e iremos atravesando diferentes obras de fábrica transversales de la 'futura' carretera. La vegetación ha invadido los terraplenes y andar es algo difícil, en algunos momentos es imprescindible bajarse al borde de los bancales.
Es difícil perderse, pues continuamente van apareciendo los caños que contribuirían al drenaje transversal, hoy prácticamente inútiles, pues están cegados, pero al menos nos guían por dónde iría la carretera.
Para los propietarios colindantes la traza constituye un deslinde de las fincas, algunos han invadido el dominio público pero en general es muy poco. Enseguida, en menos de un kilómetro y medio, llegamos a una pista por la que ya si andaremos bien, pues hasta ahora el recorrido ha sido un poco tortuoso. Desde este punto si se podría circular en bici.

Desde aquí ya simplemente seguiremos el camino en dirección sur, hasta que tras un desmonte aparece la población de Pinilla. Más o menos a mitad de camino, cruzamos una rambla con un pontón importante, y enseguida llegamos a una vía pecuaria, la Cañada real de Cuenca a Cartagena, qué tomaremos en dirección noroeste, salvo que queramos hacer una parada en la población de Pinilla, una villa pedanía de Chinchilla, que vivía sobretodo del ganado ovino y del cultivo de cereal, y dónde desgraciadamente hoy viven muy pocos habitantes. No busquéis el bar.

A partir de aquí el camino sigue adelante, primero siguiendo la vía pecuaria, aquí muy ancha, hasta llegar a una zona de pinar, en la que agradeceremos la sombra.
Estamos cerca de las casas y corrales de una aldea, Casas de Olivares, dónde también parece que se ha interceptado el camino público por medio de vallas, aunque en este caso al estar las casas a ambos lados del camino, al menos han construido uno paralelo al vallado.

A apenas 2 kilómetros de estás casas llegaremos a donde iniciamos el recorrido.

El camino es muy interesante para conocer la historia reciente del término municipal de Chinchilla, para saber de la vida que tuvieron las pequeñas aldeas y caseríos, y encontrarse con el ocaso rural que ha llevado a que los grandes latifundios ocupen caminos y terrenos públicos.

Por el camino hemos visto un zorro y numerosos conejos, y se hace muy agradable el caminar entre sembrados con ribazos de carrascas y quejigos, además de sombras de pinares.