Chiviteros, Molinos y Fuerte Nuevo de Torregamones
near Badilla, Castela e Leão (Espanha)
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Trail photos
Itinerary description
Antigua aduana, Arroyo de las Forcas, Arroyo de las Azureras con sus molinos: Nuevo, Matarranas, Domingos o las Forcas y los Lucies, Paraje de Valcuevo, Mirador de Bolo da Torta. Chiviteros de Torregamones y Fuerte Nuevo o de los Franceses, y regreso a la Aduana.
Salimos de la antigua aduana de Torregamones , frontera con Portugal, siguiendo un sendero que nos lleva al arroyo de las Forcas, hoy repleto de agua, debido a la abundante lluvia caída estos días que recargaron acuíferos, recuperaron pastos y cascadas y riveras rebosantes que nos regalan un espectáculo de la naturaleza. Después de cruzar este arroyo por unos pontones nos dirigimos a otro arroyo el de las Azureras, con varios molinos en su cauce. Continuamos nuestro camino y descartando acercarnos a la Peña Redonda con su castro y ermita de San Mamede, nos encaminamos al Mirador del Bolo da Torta y el paraje del Valcuevo, de aquí nos dirigimos a los chiviteros de Torregamones, y finalmente visitamos el Fuerte Nuevo de Torregamones y regresar al punto de inicio.
Y para rematar la ruta del día de hoy nos dirigimos, ya en coche a la ciudad de Miranda do Douro y agasajarnos con una buena comida, en la que no faltó el famoso Bacallao
Parajes visitados:
1 Arroyo de las azureras:
Con varios molinos en su cauce: Molino nuevo, Molino de Matarranas, Molino de los Domingos o las Forcas y Molino de los Lucies, todos restaurados, una pena que todos estaban cerrados con llave y no pudimos verlos por dentro.
2 Mirador de Bolo da Torta y paraje de Valcuevo:
Un lugar con curiosas formaciones graníticas y unas vistas de los Arribes del Duero espectaculares, al Norte se divisa Peña Redonda, donde hay un castro y São João das Arribas, también con su castro en el lado portugués, y hacia el sur la presa de Miranda do Douro.
3 Chiviteros de Torregamones:
Los chiviteros son unas construcciones utilizadas por los pastores, valiéndose de las rocas graníticas que abundan en esta zona, un vecino de Torregamones, levantó estos corrales para encerrar al rebaño por las noches. Dentro de los cercados construyó unas pequeñas casetas de piedra, con puerta de madera y techo de paja en la que guardaba a los cabritos. De esta forma evitaba que las cabras los aplastasen y, sobre todo, que no fueran atacados por los zorros y los lobos.
4 Fuerte Nuevo de Torregamones :
Llegamos al fin al Fuerte Nuevo, de Pencelo o de los Franceses, que de las tres maneras suele ser denominado. Se asienta sobre la cima de un oportuno cerro desde el que seguramente se vigilaba las invasiones del otro lado de la frontera y se controlaba los movimientos de la ciudad portuguesa de Miranda, quedando la misma a tiro de cañón. Las panorámicas sobre esa vecina población son espléndidas. Su catedral destaca en lo alto de la ciudad. Lo que desde aquí apenas divisamos es el profundo cañón del río, vislumbrado solo hacia el sur. Estamos sobre la famosa Piedra Amarilla, aquella en la que aparece marcado el número dos. De ese risco los mirandeses presumen que, pese a ser español, sólo ellos pueden contemplarlo.
Centrando la atención en el propio fuerte, vemos una construcción de pequeñas dimensiones que apenas emerge del suelo rocoso originario. Posee una planta triangular, marcada con gruesos muros en talud. Dentro queda un patio en el que se cobijaron ciertas estancias. Todo fue creado con mampostería elemental, aprovechando materiales de los alrededores. Debido a su reducido tamaño, poca guarnición pudo alojarse aquí, quizás sólo algunos centinelas. Se alzó en tiempos de Carlos III, pero se supone que, dado su calificativo de Nuevo, pudo existir otro bastión más antiguo, localizado probablemente sobre los mismos solares. Su utilización militar fue muy corta, cayendo rápidamente en un abandono y olvido absolutos.
Durante largas etapas históricas la frontera portuguesa fue una zona de riesgos y sobresaltos. Los periodos más expuestos y peligrosos se vivieron en la segunda mitad del siglo XVII y comienzos del XVIII, fase álgida de las Guerras de Secesión frente a la Corona Española. Tropas del reino vecino, o simples partidas de saqueadores procedentes del otro lado de la Raya, diezmaron las localidades españolas contiguas, causando enormes destrucciones y una gran zozobra en los que por aquel entonces eran sus habitantes. A tales incidentes debemos achacar el abandono de la población de Villanueva la Mal Asentada y el peculiar emplazamiento de Torregamones, llamativamente excéntrico respecto a su propio término, lo más alejado posible de las lindes fronterizas.
Salimos de la antigua aduana de Torregamones , frontera con Portugal, siguiendo un sendero que nos lleva al arroyo de las Forcas, hoy repleto de agua, debido a la abundante lluvia caída estos días que recargaron acuíferos, recuperaron pastos y cascadas y riveras rebosantes que nos regalan un espectáculo de la naturaleza. Después de cruzar este arroyo por unos pontones nos dirigimos a otro arroyo el de las Azureras, con varios molinos en su cauce. Continuamos nuestro camino y descartando acercarnos a la Peña Redonda con su castro y ermita de San Mamede, nos encaminamos al Mirador del Bolo da Torta y el paraje del Valcuevo, de aquí nos dirigimos a los chiviteros de Torregamones, y finalmente visitamos el Fuerte Nuevo de Torregamones y regresar al punto de inicio.
Y para rematar la ruta del día de hoy nos dirigimos, ya en coche a la ciudad de Miranda do Douro y agasajarnos con una buena comida, en la que no faltó el famoso Bacallao
Parajes visitados:
1 Arroyo de las azureras:
Con varios molinos en su cauce: Molino nuevo, Molino de Matarranas, Molino de los Domingos o las Forcas y Molino de los Lucies, todos restaurados, una pena que todos estaban cerrados con llave y no pudimos verlos por dentro.
2 Mirador de Bolo da Torta y paraje de Valcuevo:
Un lugar con curiosas formaciones graníticas y unas vistas de los Arribes del Duero espectaculares, al Norte se divisa Peña Redonda, donde hay un castro y São João das Arribas, también con su castro en el lado portugués, y hacia el sur la presa de Miranda do Douro.
3 Chiviteros de Torregamones:
Los chiviteros son unas construcciones utilizadas por los pastores, valiéndose de las rocas graníticas que abundan en esta zona, un vecino de Torregamones, levantó estos corrales para encerrar al rebaño por las noches. Dentro de los cercados construyó unas pequeñas casetas de piedra, con puerta de madera y techo de paja en la que guardaba a los cabritos. De esta forma evitaba que las cabras los aplastasen y, sobre todo, que no fueran atacados por los zorros y los lobos.
4 Fuerte Nuevo de Torregamones :
Llegamos al fin al Fuerte Nuevo, de Pencelo o de los Franceses, que de las tres maneras suele ser denominado. Se asienta sobre la cima de un oportuno cerro desde el que seguramente se vigilaba las invasiones del otro lado de la frontera y se controlaba los movimientos de la ciudad portuguesa de Miranda, quedando la misma a tiro de cañón. Las panorámicas sobre esa vecina población son espléndidas. Su catedral destaca en lo alto de la ciudad. Lo que desde aquí apenas divisamos es el profundo cañón del río, vislumbrado solo hacia el sur. Estamos sobre la famosa Piedra Amarilla, aquella en la que aparece marcado el número dos. De ese risco los mirandeses presumen que, pese a ser español, sólo ellos pueden contemplarlo.
Centrando la atención en el propio fuerte, vemos una construcción de pequeñas dimensiones que apenas emerge del suelo rocoso originario. Posee una planta triangular, marcada con gruesos muros en talud. Dentro queda un patio en el que se cobijaron ciertas estancias. Todo fue creado con mampostería elemental, aprovechando materiales de los alrededores. Debido a su reducido tamaño, poca guarnición pudo alojarse aquí, quizás sólo algunos centinelas. Se alzó en tiempos de Carlos III, pero se supone que, dado su calificativo de Nuevo, pudo existir otro bastión más antiguo, localizado probablemente sobre los mismos solares. Su utilización militar fue muy corta, cayendo rápidamente en un abandono y olvido absolutos.
Durante largas etapas históricas la frontera portuguesa fue una zona de riesgos y sobresaltos. Los periodos más expuestos y peligrosos se vivieron en la segunda mitad del siglo XVII y comienzos del XVIII, fase álgida de las Guerras de Secesión frente a la Corona Española. Tropas del reino vecino, o simples partidas de saqueadores procedentes del otro lado de la Raya, diezmaron las localidades españolas contiguas, causando enormes destrucciones y una gran zozobra en los que por aquel entonces eran sus habitantes. A tales incidentes debemos achacar el abandono de la población de Villanueva la Mal Asentada y el peculiar emplazamiento de Torregamones, llamativamente excéntrico respecto a su propio término, lo más alejado posible de las lindes fronterizas.
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