Cielma y castro del Tureña. Frente de la Guerra Civil. Trincheras y parapetos. Paisaje kárstico. Valdebezana.
near Munilla de Hoz de Arreba, Castilla y León (España)
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Trail photos
Itinerary description
Cielma y Tureña.
Circular desde con salida desde el Portillo Merín:
intersección entre las cimas de Cielma y Valdericanes, antes de descender por la carretera a Munilla.
Salimos desde donde hemos aparcado y en perpendicular a la carretera, ascendemos hacia el ángulo suroeste que forma el gran macizo pétreo de Cielma.
Vamos por una fuerte pendiente, pero muy cómodo el piso.
Apenas existe monte bajo. Sólo hierba y algún enebro rastrero.
Lo que sí se encuentra constantemente es piedra. Mucha piedra.
Nos encontramos en un paisaje kárstico.
Los suelos lapiaces y las hazas son las estrellas de este hábitat.
También lo son las numerosas rapaces y córvidos que, como funambulistas, campan a sus anchas por los cortados que perimetran esta montaña.
Llegamos a la escuadra deseada y desde ahí podemos disfrutar de la grandiosidad de una gran combe con el Regidor del desaparecido pueblo de Perros en el centro de esta depresión.
Las riscas de Bricia al otro lado y los Castros de Barrio de Bricia y de Renedo se divisan perfectamente.
Seguimos y vamos ganando altura bajo las peñas hasta que se llega al punto geodésico de Cielma.
Se encuentra acompañado por una caseta de vigilancia de incendios.
No es extraño, pues desde aquí las vistas son infinitas y de 360 grados.
Poco más adelante se localiza el buzón del club de montaña mirandés.
Nosotros no dejamos de deleitarnos con todo lo que se otea a nuestro alrededor.
Lo más próximo es la falla que separa esta cima con el gran castro que conforma Tureña.
Este gran corte está vestido por un bosque de hayas y avellanos.
Se cruza fácil el hayedo en perpendicular y se sobrepasa una canal o coladera con escaleras de piedra excavadas para llegar a esta gran altiplanicie.
Lo primero que hallamos es una serpenteante trinchera que se excavó en tiempos guerracivilistas.
Parapetos y muros de defensa también aparecen por todo este terreno.
Vamos avanzando por el límite que marcan los cortados y descubrimos agujeros caprichosos y chimeneas espectaculares que se han formado en este terreno de lapiaces, torcas y covachos.
Un pequeño hundimiento nos llama la atención y escondido en la maleza, se descubre una cavidad que, por sus dimensiones y piedras dispuestas en su interior, puede intuirse como un aljibe.
Se trata del terreno que se encuentra en el nivel más bajo de Tureña.
Seguimos por las riscas y los cortados se hacen más y más imponentes en la cara occidental.
Desde ahí se gana una chimenea impresionante que apunta en su hueco hacia Bricia.
Todo un espectáculo geológico.
El monte es bajo y permite andar bien.
Genistas y alguna argoma nos retan, pero hay terreno suficiente para todos.
Una alambrada nos señala el camino ascendente que debemos tomar para llegar a la cima del Tureña.
Justo ahí, se encuentra un gran muro de piedras bien dispuestas con huecos en forma de saeteros para introducir las armas.
También se han construido búnkeres y trincheras que delimitan la parte superior del castro.
Ahora seguimos y descendemos rápidamente en diagonal para llegar a un conjunto de torcas y de ahí tomar la salida por otra chimenea del Tureña.
Se desciende por el prado de frente, pero nosotros, erróneamente, decidimos ir a la derecha y cruzar las Argomas: ERROR.
De frente mejor para llegar a las hayas y espinos de una gran dehesa.
Dejamos las balsas de agua del ganado a nuestra izquierda y por la ladera del Cielma vamos cerrando la ruta hasta llegar al Portillo Merín desde donde se va Munilla y también, girando a la izquierda, a Valdericanes.
Pero eso otro día.
Ruta sencilla y espectacular por las grandes panorámicas que nos ofrece y por los increíbles cortados de los dos gigantes de hoy.
Circular desde con salida desde el Portillo Merín:
intersección entre las cimas de Cielma y Valdericanes, antes de descender por la carretera a Munilla.
Salimos desde donde hemos aparcado y en perpendicular a la carretera, ascendemos hacia el ángulo suroeste que forma el gran macizo pétreo de Cielma.
Vamos por una fuerte pendiente, pero muy cómodo el piso.
Apenas existe monte bajo. Sólo hierba y algún enebro rastrero.
Lo que sí se encuentra constantemente es piedra. Mucha piedra.
Nos encontramos en un paisaje kárstico.
Los suelos lapiaces y las hazas son las estrellas de este hábitat.
También lo son las numerosas rapaces y córvidos que, como funambulistas, campan a sus anchas por los cortados que perimetran esta montaña.
Llegamos a la escuadra deseada y desde ahí podemos disfrutar de la grandiosidad de una gran combe con el Regidor del desaparecido pueblo de Perros en el centro de esta depresión.
Las riscas de Bricia al otro lado y los Castros de Barrio de Bricia y de Renedo se divisan perfectamente.
Seguimos y vamos ganando altura bajo las peñas hasta que se llega al punto geodésico de Cielma.
Se encuentra acompañado por una caseta de vigilancia de incendios.
No es extraño, pues desde aquí las vistas son infinitas y de 360 grados.
Poco más adelante se localiza el buzón del club de montaña mirandés.
Nosotros no dejamos de deleitarnos con todo lo que se otea a nuestro alrededor.
Lo más próximo es la falla que separa esta cima con el gran castro que conforma Tureña.
Este gran corte está vestido por un bosque de hayas y avellanos.
Se cruza fácil el hayedo en perpendicular y se sobrepasa una canal o coladera con escaleras de piedra excavadas para llegar a esta gran altiplanicie.
Lo primero que hallamos es una serpenteante trinchera que se excavó en tiempos guerracivilistas.
Parapetos y muros de defensa también aparecen por todo este terreno.
Vamos avanzando por el límite que marcan los cortados y descubrimos agujeros caprichosos y chimeneas espectaculares que se han formado en este terreno de lapiaces, torcas y covachos.
Un pequeño hundimiento nos llama la atención y escondido en la maleza, se descubre una cavidad que, por sus dimensiones y piedras dispuestas en su interior, puede intuirse como un aljibe.
Se trata del terreno que se encuentra en el nivel más bajo de Tureña.
Seguimos por las riscas y los cortados se hacen más y más imponentes en la cara occidental.
Desde ahí se gana una chimenea impresionante que apunta en su hueco hacia Bricia.
Todo un espectáculo geológico.
El monte es bajo y permite andar bien.
Genistas y alguna argoma nos retan, pero hay terreno suficiente para todos.
Una alambrada nos señala el camino ascendente que debemos tomar para llegar a la cima del Tureña.
Justo ahí, se encuentra un gran muro de piedras bien dispuestas con huecos en forma de saeteros para introducir las armas.
También se han construido búnkeres y trincheras que delimitan la parte superior del castro.
Ahora seguimos y descendemos rápidamente en diagonal para llegar a un conjunto de torcas y de ahí tomar la salida por otra chimenea del Tureña.
Se desciende por el prado de frente, pero nosotros, erróneamente, decidimos ir a la derecha y cruzar las Argomas: ERROR.
De frente mejor para llegar a las hayas y espinos de una gran dehesa.
Dejamos las balsas de agua del ganado a nuestra izquierda y por la ladera del Cielma vamos cerrando la ruta hasta llegar al Portillo Merín desde donde se va Munilla y también, girando a la izquierda, a Valdericanes.
Pero eso otro día.
Ruta sencilla y espectacular por las grandes panorámicas que nos ofrece y por los increíbles cortados de los dos gigantes de hoy.
Waypoints
Mountain pass
3,510 ft
Portillo de salida del Tureña
Chimenea calcárea. BAJAD DE FRENTE. No a la derecha: Argomas
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