Cillaperlata y Valdenubla

El Parque Natural comienza a señalizar sus sendas con un color corporativo propio: morado y blanco. Estos nuevos colores irán sustituyendo a los amarillos y verdes que tenemos en otras sendas a medida que vayamos repasándolas en tareas de mantenimiento.

Con el nombre de “Cillaperlata y Valdenubla”, los antiguos PR 105 y 106 desaparecen para fundirse en esta única senda que recorre la Sierra de la Llana en un paseo circular que no nos dejará indiferentes.

Cillaperlata es una caja de sorpresas para el visitante, tanto a nivel natural como histórico y cultural. Esta senda nos da la oportunidad de descubrir alguno de esos secretos que, por esos azares del destino, son tan poco conocidos.

La salida y llegada se encuentra a la entrada de Cillaperlata. Desde allí emprenderemos la marcha siguiendo un bonito sendero a orillas del Ebro, que se encuentra embalsado en esta zona formando un pequeño “mar” interior.

Cruzamos la carretera para incorporarnos a la izquierda a un antiguo camino que transcurre junto a lo que queda de unas antiguas bodegas. Enseguida llegamos al inicio de la senda circular, que parte de los restos del Barrio de Arriba o de La Revilla.

Elegimos el camino que va hacia el este, a la izquierda y que nos lleva por antiguas calles ya perdidas de lo que fue este barrio que estuvo habitado hasta mediados del S. XX. Este viaje al pasado nos transporta ahora a uno mucho más lejano, ya que vamos a pasar por una bien conservada necrópolis medieval y, junto a esta, los restos del Monasterio de San Juan de la Hoz, de gran importancia en su época y uno de los primeros de Castilla. Una mirada hacia el monte nos aclara el porqué del nombre de la Hoz (un impresionante tajo en la roca caliza tallado por el Arroyo del Coto) y que los monjes no elegían un sitio cualquiera para instalarse.

Tras salir de la zona del Monasterio, la senda hace un giro brusca hacia el sur y hacia la montaña, lo que se traduce en que hay que subir. La primera cuesta es bastante pronunciada, pero el resto será bastante más llevadero. En total 1,5 kms de subida que nos conducen a la campa Orihuela, un collado desde el que podemos alcanzar, si nos apetece, las cimas del Castro (al oeste) o del Tozo (al este) ambas fuera de la ruta pero a tiro de piedra.

La bajada será mucho más corta, y nos conduce a una pista en cuyo cruce veremos que existe la opción de acercarnos a Villanueva de los Montes y, de ese modo, enlazar con la senda que une dicha localidad con Frías. A pocos metros del cruce está la fuente Perigüelles, que nos puede servir para rellenar las cantimploras, aunque en pleno verano puede que no lleve agua. Continuamos nuestra ruta de hoy cogiendo la pista rumbo oeste hacia la Granja de Valdenubla.

Antes de llegar a la Granja, pasaremos un cierre ganadero que nos devuelve al término de Cillaperlata y, poco después, por la parte alta de la Hoz que pudimos ver desde el Monasterio, cerca del nacimiento del arroyo. 500m más adelante nos encontramos con las campas y los restos de la Granja, la cual, aunque es evidente que conoció mejores tiempos, no deja de sorprendernos por su tamaño y lo metida en el monte que estaba.

Aquí nos encontramos el cruce de vuelta hacia el Valle del Ebro. Como no puede ser de otro modo, existe la opción de continuar adelante y no coger el cruce, con o que enlazaríamos con la senda de los Miraderos de Oña, pero, un vez más, dejamos las alternativas para más adelante y seguimos la senda de vuelta a CIllaperlata.

Nos toca volver a cruzar la Sierra de la Llana, esta vez por el término denominado El Carril. Ahora, al contrario que en la ida, lo largo será la bajada, y la subida será más breve. Tras más de kilómetro y medio de auténtico disfrute paisajístico, la ruta nos devuelve al yermo Barrio de Arriba, con lo se cierra la vuelta que aquí comenzamos. Volveremos al punto de partida de nuevo por las antiguas bodegas y el paseo del río Ebro.

Una vez en Cillaperlata, merece muchísimo la pena entretenerse en explorar las cuevas sobre el Ebro y no dejar de buscar algún vecino que nos abra la iglesia para contemplar la increíblemente casi desconocida auténtica imagen de la Virgen de Covadonga. Esto último no es una fanfarronada, para quienes no conozcáis esta historia os recomendamos consultarla.