CINTOS DE VENTISQUEROS DESDE EL PUERTO PITILLOS
near El Parrizoso, Andalucía (España)
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Itinerary description
Bonita ruta la realizada esta mañana de jueves, 3 de agosto de 2023. Juan Alberto y yo, hace tiempo que la teníamos en mente y hemos de decir, que ha cumplido las expectativas que teníamos, gracias, una vez más, a las explicaciones de Pedro Jesús Castro que es un auténtico conocedor de nuestra sierra de Valdepeñas de Jaén, es un auténtico lujo poder compartir todo este paraíso, lleno de historia de nuestros ancestros y de belleza botánica y paisajista sin igual.
A las alturas de verano que nos encontramos, ha sido un acierto madrugar, cumpliendo el objetivo de poder iniciar la ruta a las siete de la mañana, afrontando los tramos más difíciles con la fresca de la mañana, dejando atrás los quince kilómetros de todo terreno desde el pueblo.
Empezamos el ascenso pronunciado dejando a la izquierda el carril que va hacia Navalayegua, ascendemos de forma abrupta por lo que parece que fue una antigua senda desde el puerto pitillos hasta la fuente de la calabaza. Nos sorprende, a medida que vamos ascendiendo, la exuberante vegetación, salpicado de elementos importantes de Quejigos que no hacen si no, aumentar nuestra admiración. En este enclave, el único vestigio de actividad humana que vemos, es algunas señalizaciones de puestos para la caza del jabalí. Después de descubrir el quejigo del rayo, tenemos que buscar para poder encontrarla, los restos del cortijo de los macheros. Es increíble la ubicación de esta vivienda, pues en ella, ni en su alrededor no hay el más mínimo indicio de aprovechamiento agrícola ni de riego ni de secano, entonces nos preguntamos el fin que pudo tener esta vivienda en un lugar tan poco accesible, llevamos apenas 1,2 kilómetros de recorrido y ya hemos llegado a 200 metros de desnivel.
Esta casa fue testigo de la muerte del maqui "salsipuedes", natural de Benalúa de las Villas y abatido en las cercanías de este lugar, en una cueva que tenían que acceder con cuerdas en los poyos del enebral. Los demás compañeros incluido "cencerro" huyeron hacia la calabaza baja hasta llegar a refugiarse en el cortijo de los Barrancos. Salsipuedes, ya muerto fue expuesto en el paseo de Valdepeñas y enterrado en una fosa común del cementerio, sin identificar, se supone que era en el cementerio de San Sebastián, que era el que había activo en febrero de 1943, escenario de los hechos.
La conexión de estos parajes con la historia es apasionante.
Seguimos a partir de este punto, siguiendo una senda algo más clara y también más llana, hasta llegar a nuestro siguiente objetivo que es la fuente de la calabaza baja. En este punto nos deleitamos, con lo que en el pasado debió de ser una abundancia de agua, más grande que en la actualidad. Encima de la fuente hay construido un aljibe cuadrangular, financiado en parte por la CEE. En este punto iniciamos el ascenso por la cañada en lo que supone el tramo mas duro, a la pendiente pronunciada tenemos que añadir la abundancia de arboleda y sobre todo el exceso de piedra suelta en el suelo que hace que sudemos la gota gorda a pesar de lo temprano de la mañana. No obstante el esfuerzo merece la pena cuando podemos admirar entre otros los dos ejemplares de quejigo, los Quejigos gemelos, uno más abundante de vegetación que el otro pero imponentes semejantes monumentos. No tardamos mucho en alcanzar el primer objetivo, la altura máxima dando vistas a la otra vertiente. La sensación es espectacular, con la vista del quebrajano y todo el hueco del parrizoso, la ciudad de Jaén con la campiña al fondo, las sierras de mágina, la Pandera, la bernejuela, ambas compitiendo por rayar el cielo, pero si volvemos la vista atrás, el cerro la cruz nos avisa de que los generadores eólicos del paredón se anteponen a las lejanas sierra nevada. Tenemos que respirar hondo en este punto para digerir tal cúmulo de sensaciones.
Andamos un poco a través de la cima, hasta la altura de la cuevezuela y en este punto nos dejamos caer en la vertiente norte hasta llegar a la altura de un mirador natural que elegimos para comer. Sentados en semejante balcón, no es solamente el apetito, también saboreamos el sentido de la vista, parecemos ranas moviendo los ojos a izquierda y derecha.
Nuevamente en camino en la umbría donde se ubicaban los pozos neveros, que acumulaban el hielo que luego habrían de acarrear los arrieros donde había demanda, me contaba el amigo Blas, que su abuelo lo llegaba a transportar hasta la provincia de Córdoba. Nos dejamos llevar por las veredas naturales hechas por los animales en su carencia de beber, por senderos no aptos para el vértigo pues tenemos que ir sorteando espinos y toda clase de obstáculos hasta que llegamos a la fuente fría, lugar de abrevadero de animales domésticos y salvajes que nos reciben con las tinas desechadas de los cuartos de baño como abrevaderos.
Siguiendo la misma vereda nos plantamos en el pie del pico almacén donde nos recibe los restos de piedra de lo que fue la choza de Alfonsico poncho. Que inviernos tuvo que pasar este hombre en este punto, eso sí, lo que hoy valoramos, las vistas que disfruto eran excepcionales. Desde este punto observamos como compiten en altura la pandera y la bermejuela formando con el puerto las coberturas la auténtica ventana tectónica.
Iniciamos el suave ascenso hasta el Collado almacén y por la cara sur nos disponemos al regreso por encima de las roturas de la rota en navalayegua.
Así seguimos hasta llegar a la zona de los nevazos donde las albarradas delatan la actividad de laboreo en tiempos pasados. Aquí se criaban los garbanzos más blandos de todo el pueblo, muy demandados en tiempos que no existía la olla exprés y la lumbre no los ablandaba si la tierra no lo conseguía previamente.
Cuando volvemos a iniciar el descenso no podemos escapar a la tentación de sentarnos a beber agua en el ejemplar de quejigo gemelo más frondoso, como en tiempos pasados albergaba el ato y merendábamos y sesteábamos bajo su regazo, la impresión que nos llevamos es al dejar la sombra a estas horas de la mañana habiendo varios grados de diferencia.
A medida que vamos bajando, vamos tomando conciencia de la dificultad del ascenso, pues a ka pendiente hay que añadirle el juego de tobillos sorteando la cantidad de piedra.
Cuando llegamos a la calabaza baja giramos al oeste buscando el carril de navalayegua y poder hacer el resto del recorrido más cómodo.
En el descenso nos da tiempo a fotografiar a lo lejos la piedra el palo, auténtico estandarte del cañón de pitillos que nos lleva a las colas del pantano.
Cuando ya hace 6 horas que Iniciamos la ruta, llegamos al puerto pitillos donde habíamos dejado el coche.
Llegamos sudoroso, cansados, pero la sensación de felicidad la compartimos de haber disfrutado de una jornada donde la vida y costumbres de nuestros ancestros se mezcla con unos ejemplares botánicos milenarios, y unas vistas espectaculares dignas de competir con cualquier destino turístico, y todo ello aderezado con un poquito de historia, al alcance de nuestra mano.
Espero que disfruten, tanto como nosotros haciéndola. MUCHAS GRACIAS.
A las alturas de verano que nos encontramos, ha sido un acierto madrugar, cumpliendo el objetivo de poder iniciar la ruta a las siete de la mañana, afrontando los tramos más difíciles con la fresca de la mañana, dejando atrás los quince kilómetros de todo terreno desde el pueblo.
Empezamos el ascenso pronunciado dejando a la izquierda el carril que va hacia Navalayegua, ascendemos de forma abrupta por lo que parece que fue una antigua senda desde el puerto pitillos hasta la fuente de la calabaza. Nos sorprende, a medida que vamos ascendiendo, la exuberante vegetación, salpicado de elementos importantes de Quejigos que no hacen si no, aumentar nuestra admiración. En este enclave, el único vestigio de actividad humana que vemos, es algunas señalizaciones de puestos para la caza del jabalí. Después de descubrir el quejigo del rayo, tenemos que buscar para poder encontrarla, los restos del cortijo de los macheros. Es increíble la ubicación de esta vivienda, pues en ella, ni en su alrededor no hay el más mínimo indicio de aprovechamiento agrícola ni de riego ni de secano, entonces nos preguntamos el fin que pudo tener esta vivienda en un lugar tan poco accesible, llevamos apenas 1,2 kilómetros de recorrido y ya hemos llegado a 200 metros de desnivel.
Esta casa fue testigo de la muerte del maqui "salsipuedes", natural de Benalúa de las Villas y abatido en las cercanías de este lugar, en una cueva que tenían que acceder con cuerdas en los poyos del enebral. Los demás compañeros incluido "cencerro" huyeron hacia la calabaza baja hasta llegar a refugiarse en el cortijo de los Barrancos. Salsipuedes, ya muerto fue expuesto en el paseo de Valdepeñas y enterrado en una fosa común del cementerio, sin identificar, se supone que era en el cementerio de San Sebastián, que era el que había activo en febrero de 1943, escenario de los hechos.
La conexión de estos parajes con la historia es apasionante.
Seguimos a partir de este punto, siguiendo una senda algo más clara y también más llana, hasta llegar a nuestro siguiente objetivo que es la fuente de la calabaza baja. En este punto nos deleitamos, con lo que en el pasado debió de ser una abundancia de agua, más grande que en la actualidad. Encima de la fuente hay construido un aljibe cuadrangular, financiado en parte por la CEE. En este punto iniciamos el ascenso por la cañada en lo que supone el tramo mas duro, a la pendiente pronunciada tenemos que añadir la abundancia de arboleda y sobre todo el exceso de piedra suelta en el suelo que hace que sudemos la gota gorda a pesar de lo temprano de la mañana. No obstante el esfuerzo merece la pena cuando podemos admirar entre otros los dos ejemplares de quejigo, los Quejigos gemelos, uno más abundante de vegetación que el otro pero imponentes semejantes monumentos. No tardamos mucho en alcanzar el primer objetivo, la altura máxima dando vistas a la otra vertiente. La sensación es espectacular, con la vista del quebrajano y todo el hueco del parrizoso, la ciudad de Jaén con la campiña al fondo, las sierras de mágina, la Pandera, la bernejuela, ambas compitiendo por rayar el cielo, pero si volvemos la vista atrás, el cerro la cruz nos avisa de que los generadores eólicos del paredón se anteponen a las lejanas sierra nevada. Tenemos que respirar hondo en este punto para digerir tal cúmulo de sensaciones.
Andamos un poco a través de la cima, hasta la altura de la cuevezuela y en este punto nos dejamos caer en la vertiente norte hasta llegar a la altura de un mirador natural que elegimos para comer. Sentados en semejante balcón, no es solamente el apetito, también saboreamos el sentido de la vista, parecemos ranas moviendo los ojos a izquierda y derecha.
Nuevamente en camino en la umbría donde se ubicaban los pozos neveros, que acumulaban el hielo que luego habrían de acarrear los arrieros donde había demanda, me contaba el amigo Blas, que su abuelo lo llegaba a transportar hasta la provincia de Córdoba. Nos dejamos llevar por las veredas naturales hechas por los animales en su carencia de beber, por senderos no aptos para el vértigo pues tenemos que ir sorteando espinos y toda clase de obstáculos hasta que llegamos a la fuente fría, lugar de abrevadero de animales domésticos y salvajes que nos reciben con las tinas desechadas de los cuartos de baño como abrevaderos.
Siguiendo la misma vereda nos plantamos en el pie del pico almacén donde nos recibe los restos de piedra de lo que fue la choza de Alfonsico poncho. Que inviernos tuvo que pasar este hombre en este punto, eso sí, lo que hoy valoramos, las vistas que disfruto eran excepcionales. Desde este punto observamos como compiten en altura la pandera y la bermejuela formando con el puerto las coberturas la auténtica ventana tectónica.
Iniciamos el suave ascenso hasta el Collado almacén y por la cara sur nos disponemos al regreso por encima de las roturas de la rota en navalayegua.
Así seguimos hasta llegar a la zona de los nevazos donde las albarradas delatan la actividad de laboreo en tiempos pasados. Aquí se criaban los garbanzos más blandos de todo el pueblo, muy demandados en tiempos que no existía la olla exprés y la lumbre no los ablandaba si la tierra no lo conseguía previamente.
Cuando volvemos a iniciar el descenso no podemos escapar a la tentación de sentarnos a beber agua en el ejemplar de quejigo gemelo más frondoso, como en tiempos pasados albergaba el ato y merendábamos y sesteábamos bajo su regazo, la impresión que nos llevamos es al dejar la sombra a estas horas de la mañana habiendo varios grados de diferencia.
A medida que vamos bajando, vamos tomando conciencia de la dificultad del ascenso, pues a ka pendiente hay que añadirle el juego de tobillos sorteando la cantidad de piedra.
Cuando llegamos a la calabaza baja giramos al oeste buscando el carril de navalayegua y poder hacer el resto del recorrido más cómodo.
En el descenso nos da tiempo a fotografiar a lo lejos la piedra el palo, auténtico estandarte del cañón de pitillos que nos lleva a las colas del pantano.
Cuando ya hace 6 horas que Iniciamos la ruta, llegamos al puerto pitillos donde habíamos dejado el coche.
Llegamos sudoroso, cansados, pero la sensación de felicidad la compartimos de haber disfrutado de una jornada donde la vida y costumbres de nuestros ancestros se mezcla con unos ejemplares botánicos milenarios, y unas vistas espectaculares dignas de competir con cualquier destino turístico, y todo ello aderezado con un poquito de historia, al alcance de nuestra mano.
Espero que disfruten, tanto como nosotros haciéndola. MUCHAS GRACIAS.
Waypoints
Tree
3,622 ft
QUEJIGO HERIDO
Ejemplar de quejigo con un desprendimiento de la rama, y una cicatriz muy importante.
Tree
4,052 ft
QUEJIGO DEL RAYO
Ejemplar de quejigo claramente herido por las inclemencias del tiempo.
Ruins
4,177 ft
CORTIJO DE LOS MACHEROS
Cortijo ubicado en mitad del bosque en lugar de difícil acceso.
Comments (1)
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Excelente ruta, gracias Amando.