Cintos meridionales de la Sierra de las Banderillas. Vuelta por el Río Borosa (circular desde la psifactoría)

Con permiso de la montañera Cuerda de los Agrios, estamos ante una de las rutas más bellas y completas que se pueden hacer en Andalucía, más con la sierra manando agua por sus cuatro costados como he tenido la suerte de comprobar en el primaveral día de hoy. La ruta tiene tres partes bien diferenciadas, solitarias y montañeras las dos primeras; bulliciosa y llena de domingueros la última, pero no por ello menos llamativa. Es necesaria una buena forma física para realizar esta larga ruta, aunque siempre se camina por sendero, pista o camino. La orientación es bastante sencilla y solo cuando la vegetación reclama lo que es suyo podría haber alguna duda. Sin el ritmo adecuado la ruta puede irse a más de 12 horas (IBP 121), con el peligro que ello conlleva si no se hace en días con muchas horas de luz. No la recomiendo si las condiciones climatológicas no son perfectas o si hay nieve en los cintos (aunque tiene que ser la octava maravilla en este caso), pues entonces la orientación puede complicarse. En verano es muy posible que no haya agua hasta el Borosa y habría que cargar con una buena cantidad. Probablemente, el desnivel no supere los 1400, por lo que queda algo largo el marcado por wikiloc.

Parte 1: Desde la psifactoría hasta el Tranco del Perro

Parto desde el aparcamiento de pago de la psifactoría del Río Borosa, buscando los primeros metros del archiconocido Sendero del Borosa, del cual hablaré en la tercera y última parte de esta crónica. Sale un sendero en claro ascenso a la izquierda, señalizado con marcas blancas y amarillas, y que nos lleva a la cima del Pico Banderillas. Seguiremos este sendero durante 9 km, cuando lo abandonemos en dirección a los cintos. El camino es claro ya que rompe claramente el pinar por el que transitamos, aunque no hay muchas marcas oficiales ni hitos. El primer km es bastante duro, pero después la pendiente se relaja un poco; la zona de los Villares es más bien llana y nos da un respiro, incluso en descenso hasta el arroyo. Después de este volvemos a subir sin descanso hasta el Collado de Roblehondo, el cual usaremos para encarar la Sierra de las Banderillas. Ya antes, en la zona de los Torcalillos podemos disfrutar de las primeras panorámicas de los cintos, tanto de los meridionales por los que transitaremos, como los septentrionales que dejaremos la próxima ocasión. Una vez superado el collado, llegamos a un bellísimo tramo de mampostería en zigzag donde la pendiente se vuelve a recrudecer; enlazando acto seguido con el Tranco del Perro, en donde la mampostería está bastante degradada, pero nos sirve para ascender y superar los tajos por una abertura entre dos de ellos (Paso de la Espinareja), la cual me deja en el Cenajo de los Robles, en el inicio de la Cuesta del Picachal, la cual podemos considerar el primero de los cintos que haré hoy.

Parte 2: Los Cintos

Joya principal de la ruta, ya joya de por sí. Estamos ante una zona de praderas, una faja siempre amplia de tierra que nos ayuda a atravesar esta escarpadísima zona sur de la Sierra de las Banderillas. Dejemos el sendero señalizado que sube hasta la cumbre del Banderillas (ver capa Openstreetmaps) y viramos claramente al sur para encarar el primero de los cintos, el de la Cuesta del Picachal. Desde esta zona también se ve como viene el sendero desde los cintos septentrionales bajando por la Espinareja. La tónica general será, como digo, grandes moles calizas a la izquierda, brutales cortados al Borosa a la derecha, y cintos en medio por los que caminaremos. La orientación siempre es sencilla, porque el arañazo del sendero se ve a lo lejos en todo momento, salvo cuando los bojes lo engullen. Después de cada cinto, hay que bajar al siguiente. Bajamos por la Cuesta del Picachal y entramos a uno de los cintos más bellos: la Hoyica del Jorro con el Pico Castellón como protagonista. No olvide el montañero en paladear esta belleza sin igual, haciendo abundantes paradas y echando la vista atrás, pues los paisajes no tienen desperdicio en ninguna dirección. La última parte de la subida a la Hoyica estaba cubierta por los bojes, pero el paso es más entretenido que dificultoso. Una vez arriba, se nos abre el último de los cintos, el de la Higuera, con el Picón del Haza como vigilante. Bordeo la mole del picón por la derecha para después bajar, aunque también parece haber opciones por la izquierda, pero se haría algo más de desnivel. Son los últimos metros de esta segunda y deliciosa parte, que el montañero disfruta intensamente ya que pronto comienza a ver cada vez más cerca el bullicio del Sendero del Borosa.

Parte 3: Río Borosa

No por conocida y transitada, el Sendero del Borosa desentona en este track, ni mucho menos. Enlazamos entre ambos túneles y me decido a visitar el nacimiento y el embalse ya que hacía mucho tiempo que no pasaba por aquí. Hoy estaba el Borosa con un caudal muy generoso y los saltos de agua se contaban por decenas. Visitado el nacimiento y habiendo repuesto agua fresca, vuelvo sobre mis pasos para pasar los dos túneles (aconsejable frontal), encharcados en el día de hoy, sobre todo el segundo. Pasa justo una persona entre la pared y la acequia, por lo que cuando coincides con otro en sentido opuesto hay que hacer malabarismos para pasar sin dejarte los cuernos en la cueva. Pasado el segundo túnel, inicio la bajada hasta el Salto de los Órganos, hoy majestuoso. Esta cascada es la más espectacular y la más alta, pero repito que hoy conté más de diez saltos dignos de ser fotografiados antes de llegar a la central eléctrica. Desde aquí, el sendero se hace pista ancha hasta el final. Siempre llamativo el tramo de pasarelas de la Cerrada de Elías. Aunque a medida que se acercaba el final, la abundancia de domingueros desluce algo esta parte, el Borosa estaba hoy tan lindo y cantarín que los acallaba. Después de casi 27 km, vuelvo al aparcamiento de la psifactoría, punto de inicio y fin de esta inolvidable ruta por lo mejor de lo mejor de la Sierra de Cazorla.