Circular a la Cruz de Armantes (ida por el barranco Bartolina, regreso por el barranco del Salto)
near Calatayud, Aragón (España)
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Itinerary description
Hoy nos acercamos hasta la cercana Sierra de Armantes, localizada en el sistema ibérico Zaragoza, entre la vega de los ríos Manubles, Ribota y Jalón, en la que realizaremos una larga ruta circular, para disfrutar de las formaciones naturales, conocidas como "Los Castillos".
Para llegar, tomamos la A-2 hasta la población de Calatayud, donde la circunvalamos, y enlazamos con la N-234 por la que llegamos a la Puerta de Terrer, donde podemos aparcar, aunque como hoy se trata de un recorrido algo largo, preferimos seguir un poco más con la furgoneta, por lo que tomamos la ronda del Puente Seco, y más tarde el Camino de las Pozas, en el que dejamos aparcada la furgoneta, al lado de una nave, y justo en la intersección del barranco de la Bartolina (SL-Z8)/Sierra de Armantes (PR-Z95).
En este mismo cruce, iniciamos la circular, que se puede realizar en cualquier sentido, nosotros vamos a ir primero por el barranco de la Bartolina, y regresaremos por el barranco del Salto, ya que creemos que de esta forma tendremos algo más de sombra, cuando el calor apriete, así que tomamos el camino de la izquierda (SL-Z8), por el que rápidamente vamos dejando atrás las últimas casas de Calatayud.
Cuando apenas hemos caminando medio kilómetro, el camino se bifurca en dos, nosotros tomamos el ramal de la derecha, donde cambiamos el asfalto por la tierra, y por el que en suave ascenso, nos vamos acercando a las lindes del pinar, siguiendo las marcas blancas y verdes del sendero local.
Poco a poco, vamos recortando la distancia, en estos primeros kilómetros, el camino resulta insulso, ya que andamos entre antiguos campos de labor, y una vegetación esteparia, que no ofrece ningún atractivo, ni sombra.
Sobre el kilómetro tres y medio, cerca ya de las lindes del pinar, alcanzamos un cruce de caminos, donde comprobamos que conecta con el camino de bajada, y que de haber dejado aparcada la furgoneta, aquí a la sombra de un aislado pino, nos habríamos ahorrado este tramo, que poco a nada aporta al recorrido.
Para otra vez, vendremos con la lección aprendida, así que obviamos el camino que sale a nuestra derecha, y continuamos todo recto por el camino de los Moros, durante un kilómetro, hasta que tomamos una senda, que nace a nuestra izquierda, por la que accedemos al barranco de la Bartolina.
Por el fondo del barranco, seguimos por una senda bien definida entre pinos, que nos ofrecen una buena sombra; a medida que avanzamos, las paredes del barranco van cogiendo altura, aunque en ningún momento se encajona.
Sobre el kilómetro siete, llegamos a la confluencia con el barranco de los Moros; unos metros más adelante, alcanzamos a la fuente del Maño Maño, que apenas lleva un hilillo de agua, y donde alrededor suya se ha formado un pequeño jardín, en el que sin duda destacan un grupo de cipreses.
Tras realzar una breve parada, dejamos atrás la fuente, a los cincuenta metros, abandonamos por sendero el barranco de los Moros, por el que en fuerte pendiente, salimos hasta una pista de tierra, por la que caminamos paralelos al barranco de los Moros, que cruzamos, y dejamos a nuestra izquierda, enlazando con el PR-Z95.
Tomando de referencia las marcas blancas y amarillas, comenzamos a ganar desnivel, de forma gradual, la pista serpentea, y transcurre por medio de un pinar, aunque al ser tan ancha, apenas podemos resguardarnos de la sombra que ofrecen los pinos.
Sobre la cota 880 m (10 km.), alcanzamos un cruce de caminos, donde tomamos el sendero va hacia el Mirador de la Cruz de Armantes, por el que bordeamos en suave ascenso, la meseta sobre la que se sitúa el mirador.
Los últimos metros, la pendiente se acentúa, ganamos la planicie donde ya podemos ver en la otra punta, la Cruz de Armantes, a la que nos vamos acercando por una senda bien trazada.
Cuando llegamos a la mitad de la planicie, alcanzamos una intersección de sendas, ahora no es importante, pero para cuando regresemos, tomaremos la otra para descender hasta el collado de los Castillos, aunque de momento seguimos por la senda principal, por la que tras dos horas y media, llegamos a la Cruz de Armantes, desde la que obtenemos una amplia panorámica hacia el NO, de toda la llanura, con la cumbre del Moncayo nevada como telón de fondo, y al Norte, de las curiosas formaciones conocidas como "Los Castillos".
Como vamos bien de tiempo, nos acercamos por senda, hasta la cima Sur de Armantes, donde completamos las vistas, y desde la que podemos ver parte del recorrido, por el que hemos transitado hasta este punto.
De regreso la Cruz de Armantes, retornamos sobre nuestros pasos hasta la intersección de sendas, en esta ocasión, tomamos la de la izquierda, por la que comenzamos a perder desnivel, de forma rápida, ahora por un sendero, en el que alternamos tramos de pinar, con otras limpios de vegetación, desde los que podemos disfrutar de unas magnificas vistas a "Los Castillos".
Siguiendo el pinar, en apenas veinte minutos desde la cima, nos plantamos en el Collado de los Castillos, donde aprovechamos para acercarnos hasta el central, recorriendo una cresta lomera, que nos deja cerca de la base.
Después regresamos al collado, y continuamos todo recto, hasta alcanzar la base del Castillejo (Castillo Mayor), por el que comenzamos a ascender, sin sendero aparente, buscando las zonas más cómodas para avanzar, utilizando en alguna ocasión las manos, pero sin mayores complicaciones.
Una vez en la cima, echamos una última mirada a la zona, después, descendemos sobre nuestros pasos, hasta alcanzar de nuevo el collado de los Castillos, donde tomamos el sendero, que nace justo a los pies de Castillejos, y por el que comenzamos a descender, en sus primeros metros de forma suave, y después en fuerte pendiente, por un terreno con el piso con bastante piedra suelta, y descompuesto, por el que tenemos que ir con cuidado, para no acabar en el suelo.
De esta forma, conectamos con el barranco del Salto, uno de los más conocidos de la zona, y muy frecuentados por los bikers. Nosotros, aprovechamos para correr un rato, y ganar metros al recorrido con rapidez, por lo que al trote, seguimos por una bonita senda, que nos lleva por la parte alta del barranco, entre pinos, y algún ejemplar de Ciprés.
De vez en cuando, la senda nos introduce en el barranco, que por lo general baja seco, pero rápidamente nos incorporamos a la parte alta, hasta llegar a un cruce de caminos, donde de haber dejado la furgoneta en el anterior cruce, podríamos alcorzar y evitarnos el último tramo, bastante monótono.
Como no es nuestro caso, seguimos rectos dirección SE, por el conocido como camino de las Pozas, por el que en suave descenso, entre terreno estepario, ya podemos ver a lo lejos el castillo de Ayud, que da nombre a la población de Calatayud.
Poco a poco nos acercamos a las primeras casas de Calatayud, llegando después de seis horas a la intersección de caminos, donde esta mañana iniciamos el recorrido, completando una circular de 23 km, y unos 650 d+, por una zona, a la que seguro volveremos, ya sea a pie o en btt.
P.D.: Tiempo en movimiento: 4 horas
Para llegar, tomamos la A-2 hasta la población de Calatayud, donde la circunvalamos, y enlazamos con la N-234 por la que llegamos a la Puerta de Terrer, donde podemos aparcar, aunque como hoy se trata de un recorrido algo largo, preferimos seguir un poco más con la furgoneta, por lo que tomamos la ronda del Puente Seco, y más tarde el Camino de las Pozas, en el que dejamos aparcada la furgoneta, al lado de una nave, y justo en la intersección del barranco de la Bartolina (SL-Z8)/Sierra de Armantes (PR-Z95).
En este mismo cruce, iniciamos la circular, que se puede realizar en cualquier sentido, nosotros vamos a ir primero por el barranco de la Bartolina, y regresaremos por el barranco del Salto, ya que creemos que de esta forma tendremos algo más de sombra, cuando el calor apriete, así que tomamos el camino de la izquierda (SL-Z8), por el que rápidamente vamos dejando atrás las últimas casas de Calatayud.
Cuando apenas hemos caminando medio kilómetro, el camino se bifurca en dos, nosotros tomamos el ramal de la derecha, donde cambiamos el asfalto por la tierra, y por el que en suave ascenso, nos vamos acercando a las lindes del pinar, siguiendo las marcas blancas y verdes del sendero local.
Poco a poco, vamos recortando la distancia, en estos primeros kilómetros, el camino resulta insulso, ya que andamos entre antiguos campos de labor, y una vegetación esteparia, que no ofrece ningún atractivo, ni sombra.
Sobre el kilómetro tres y medio, cerca ya de las lindes del pinar, alcanzamos un cruce de caminos, donde comprobamos que conecta con el camino de bajada, y que de haber dejado aparcada la furgoneta, aquí a la sombra de un aislado pino, nos habríamos ahorrado este tramo, que poco a nada aporta al recorrido.
Para otra vez, vendremos con la lección aprendida, así que obviamos el camino que sale a nuestra derecha, y continuamos todo recto por el camino de los Moros, durante un kilómetro, hasta que tomamos una senda, que nace a nuestra izquierda, por la que accedemos al barranco de la Bartolina.
Por el fondo del barranco, seguimos por una senda bien definida entre pinos, que nos ofrecen una buena sombra; a medida que avanzamos, las paredes del barranco van cogiendo altura, aunque en ningún momento se encajona.
Sobre el kilómetro siete, llegamos a la confluencia con el barranco de los Moros; unos metros más adelante, alcanzamos a la fuente del Maño Maño, que apenas lleva un hilillo de agua, y donde alrededor suya se ha formado un pequeño jardín, en el que sin duda destacan un grupo de cipreses.
Tras realzar una breve parada, dejamos atrás la fuente, a los cincuenta metros, abandonamos por sendero el barranco de los Moros, por el que en fuerte pendiente, salimos hasta una pista de tierra, por la que caminamos paralelos al barranco de los Moros, que cruzamos, y dejamos a nuestra izquierda, enlazando con el PR-Z95.
Tomando de referencia las marcas blancas y amarillas, comenzamos a ganar desnivel, de forma gradual, la pista serpentea, y transcurre por medio de un pinar, aunque al ser tan ancha, apenas podemos resguardarnos de la sombra que ofrecen los pinos.
Sobre la cota 880 m (10 km.), alcanzamos un cruce de caminos, donde tomamos el sendero va hacia el Mirador de la Cruz de Armantes, por el que bordeamos en suave ascenso, la meseta sobre la que se sitúa el mirador.
Los últimos metros, la pendiente se acentúa, ganamos la planicie donde ya podemos ver en la otra punta, la Cruz de Armantes, a la que nos vamos acercando por una senda bien trazada.
Cuando llegamos a la mitad de la planicie, alcanzamos una intersección de sendas, ahora no es importante, pero para cuando regresemos, tomaremos la otra para descender hasta el collado de los Castillos, aunque de momento seguimos por la senda principal, por la que tras dos horas y media, llegamos a la Cruz de Armantes, desde la que obtenemos una amplia panorámica hacia el NO, de toda la llanura, con la cumbre del Moncayo nevada como telón de fondo, y al Norte, de las curiosas formaciones conocidas como "Los Castillos".
Como vamos bien de tiempo, nos acercamos por senda, hasta la cima Sur de Armantes, donde completamos las vistas, y desde la que podemos ver parte del recorrido, por el que hemos transitado hasta este punto.
De regreso la Cruz de Armantes, retornamos sobre nuestros pasos hasta la intersección de sendas, en esta ocasión, tomamos la de la izquierda, por la que comenzamos a perder desnivel, de forma rápida, ahora por un sendero, en el que alternamos tramos de pinar, con otras limpios de vegetación, desde los que podemos disfrutar de unas magnificas vistas a "Los Castillos".
Siguiendo el pinar, en apenas veinte minutos desde la cima, nos plantamos en el Collado de los Castillos, donde aprovechamos para acercarnos hasta el central, recorriendo una cresta lomera, que nos deja cerca de la base.
Después regresamos al collado, y continuamos todo recto, hasta alcanzar la base del Castillejo (Castillo Mayor), por el que comenzamos a ascender, sin sendero aparente, buscando las zonas más cómodas para avanzar, utilizando en alguna ocasión las manos, pero sin mayores complicaciones.
Una vez en la cima, echamos una última mirada a la zona, después, descendemos sobre nuestros pasos, hasta alcanzar de nuevo el collado de los Castillos, donde tomamos el sendero, que nace justo a los pies de Castillejos, y por el que comenzamos a descender, en sus primeros metros de forma suave, y después en fuerte pendiente, por un terreno con el piso con bastante piedra suelta, y descompuesto, por el que tenemos que ir con cuidado, para no acabar en el suelo.
De esta forma, conectamos con el barranco del Salto, uno de los más conocidos de la zona, y muy frecuentados por los bikers. Nosotros, aprovechamos para correr un rato, y ganar metros al recorrido con rapidez, por lo que al trote, seguimos por una bonita senda, que nos lleva por la parte alta del barranco, entre pinos, y algún ejemplar de Ciprés.
De vez en cuando, la senda nos introduce en el barranco, que por lo general baja seco, pero rápidamente nos incorporamos a la parte alta, hasta llegar a un cruce de caminos, donde de haber dejado la furgoneta en el anterior cruce, podríamos alcorzar y evitarnos el último tramo, bastante monótono.
Como no es nuestro caso, seguimos rectos dirección SE, por el conocido como camino de las Pozas, por el que en suave descenso, entre terreno estepario, ya podemos ver a lo lejos el castillo de Ayud, que da nombre a la población de Calatayud.
Poco a poco nos acercamos a las primeras casas de Calatayud, llegando después de seis horas a la intersección de caminos, donde esta mañana iniciamos el recorrido, completando una circular de 23 km, y unos 650 d+, por una zona, a la que seguro volveremos, ya sea a pie o en btt.
P.D.: Tiempo en movimiento: 4 horas
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Information
Easy to follow
Scenery
Easy
distancia, entorno y buenas vista