Circular a la Peña Buitrera.

-Inicio, entre San Julián de Basa y Orús, a 900m. de altitud.
-Duración, 5:30h en total, sin contar paradas.
-Desnivel, 740 metros de subidas y bajadas.
-Punta Picardiello a 1534m; Peña Buitrera a 1513m.

El sentido de la circular sube a la cuerda de la sierra desde el pueblo Orús, con razón de ser un camino mas engorroso que el destinado a la bajada desde el collado de Sierravilla. De esta forma el tramo inicial recorre los casi dos kilómetros por carretera que van desde el comienzo en el cruce hasta el pueblo, donde sobresale la iglesia románica de San Juan.

Una pista de acceso a fincas privadas marcha a cruzar el río Basa en adelante. Serán tres los vadeos a pata sin complicaciones fuera de temporada de lluvias o de mayencos.

Después de obviar un ramal a mano derecha que lleva a un campo, se tomará el siguiente también a la derecha, por un carril que linda con otro de los muchos campos que se extienden a las afueras de Orús.

Se alcanza una intersección donde se recomienda seguir por la pista principal, sin tomar el desvío que se desprende por la izquierda. Es un atajo a la lazada de la pista muy enmarañado y empinado que se desaconseja por completo. Mejor no seguir el gps en este tramo.

La pista tampoco es que esté mejor para ser andada con comodidad, pues se halla muy vestida de matorral bajo, de pinchudas aliagas, y de pinos jóvenes que dificultan el avance. Al menos el dibujo de la trocha es claro, de momento, y asciende a la vera del barranco del Grau.

Cruzaremos el barranco en un rincón umbrío y difuso al perderse el trazado del carril, que vuelve a asomar en la otra margen.

Viene una media ladera abierta y flanqueada por una ladera descarnada de material arcilloso. Aparecen los primeros hitos de piedra, muy escasos durante la subida al cordal por no decir que inexistentes, marcando una rampa pedregosa de dura pendiente.

Mas arriba tiré recto por una traza exigua de camino que afronta una rampa entre el pinar. Así se recupera, saliendo por la derecha después de la cuesta, la trocha que se desdibuja a ojos vista.

Quedan las rampas definitivas para acceder a la cuerda de la sierra, trazando una corta zeta en la ladera cubierta de pinar. Hay unos postes de caza a la salida de la trocha.

Toda esta subida desde Orús predispone al uso del pantalón largo a fin de evitar los roces fustigantes del matorral, además de ser consciente del abandono de esta trocha que se pierde por momentos.

Ya en la cuerda, el ascenso a la vecina cumbre de la Punta Picardiello se antoja un paseo expedito después de tanta espesura. Una rampa que nos coloca en el prado cimero, sin otra cosa para identificar la cúspide que un poste de caza. Buena vista a Monte Perdido.

Vuelta al collado con idea de proseguir por el cordal de la sierra. Hay un carril que avanza por la cara norte y presenta mucho pino caído que obstaculiza la marcha. Después se llega a un pasillo abierto en la cuerda y alfombrado de erizones.

En el extremo de este pasillo torciose a la derecha por el pinar a fin de salir a la divisoria de la sierra, mas libre de vegetación, aunque todo el trayecto por el cordal se realiza sin camino aparente y entre mucha maleza.

Una pérdida de cota a través de pinar cerrado nos saca de nuevo a la cuerda, donde los postes de caza suponen una buena referencia de paso.

El tramo final a la Peña Buitrera se halla mas despejado y su cúspide se alcanza por rocas de conglomerado.

La bajada al collado de Sierravilla avanza por sendero tenue en su comienzo, para mas abajo aparecer un carril mas ancho e invadido de erizones. Atender a un giro a mano derecha por un ramal que conduce recto al collado

Poste indicador del camino a Ceresola por la vertiente sur, a la cumbre del Portiello por el oeste, y de nuestra bajada a la ermita de Ballarán.

Acabose la brega con la vegetación, que ha sido constante en el trayecto llevado, pues ahora la senda está limpia y bien definida por el bosque que habita a la vera del barranco de Ballarán.

Hay una fuente aledaña al camino, seca en aquel día, mientras se desciende por el bosque donde crecen numerosas hayas.

Una serie de pasarelas ayudan a vadear el cauce del barranco en varios cruces, aunque el estado desvencijado de las mismas requiere de una pronta sustitución o arreglo.

El agradable sendero pasa a ser una pista cuando llegamos a la altura de la ermita de Santa María del Ballarán, de nave única sin techumbre y exenta de adornos.

La pista termina en el cauce del río Basa, a vadear gracias a una pasadera de rocas.