Gallarraga desde Okendo

Para mañana y para la semana que viene vaticinan un temporal que seguramente nos restará posibilidades de ir al monte, por lo que hoy, un sábado de Enero, que hace un día espléndido, me he animado a ir solo al monte, en contra de mi costumbre, que los sábados los suelo dedicar a asuntos no deportivas.

Tengo pensado subir en solitario al Gallarraga desde Okendo y no quiero llegar al mediodía tarde a casa, por lo que madrugo bastante. A las 6:30 estoy arriba y tras dejar preparado el desayuno a toda la familia, a las 8:30 estoy ya en Okendo, concretamente en La Ventilla, en el barrio de San Román, a unos tres km del núcleo urbano, aparcado muy cerca de la parada del bus de la línea entre Okendo–Llodio, al lado de donde me tengo que desviar hacia Ugalde y justo en el punto exacto donde llegaré de vuelta.

Aunque el viaje desde Bilbao hasta aquí lo he hecho con las escasas luces de la aurora cuando arranco hacia arriba ya ha amanecido, sin embargo el sol aún tardará un rato en acompañarme. A unos pocos metros de donde he dejado el coche en dirección a LLodio, a la otra parte de la carretera, hay un desvío hacia la izquierda señalizado por un cartel: Ugalde. Voy por ahí.

Es el llamado Camino de Ugalde, pasando al lado de algunas soberbias casas blasonadas y de una hermosa ermita. Sigo un poco adelante y la carretera (ahora llamada Camino Landeta) traza una curva a la izquierda para empezar a empinarse considerablemente. Después comprobaré que todo este tramo inicial de la ruta por carretera es bastante exigente, lo que me sirve para calentar y para sudar profusamente a pesar del fresco.

En un rato de ascensión llego a una bifurcación con un caserío en el ángulo de la misma. Tengo que coger por la izquierda, ya que la carreterita de la derecha llega solamente hasta unos caseríos cercanos. Sigo subiendo por el exigente camino Landeta y tras trazar varias curvas llego a una nueva bifurcación señalizada, en la que tengo que seguir también hacia la izquierda. Por la derecha iría hacia el Pagero y el Ganeko (está indicado en un cartel).

Sigo subiendo y al poco la carretera pierde el asfalto a la altura de un caserío para convertirse en pista cementada, y tras un par de fuertes repechos, a la altura de un depósito de aguas, se convierte en pista de tierra. He ascendido casi 300 m desde que he comenzado la ruta. Subo un poco más y llego a confluir con una pista que viene de mi izquierda, totalmente embarrada por la tala que están haciendo. Es por la que bajaré a la vuelta.

Tan solo unos metros mas adelante llego a un cruce señalizado, es el llamado collado Landeta. Una señal vertical Indica varias direcciones, pero a mí me interesa la que señaliza hacia Gallarraga y LLodio, que es la que va de frente. Tiene marcas de la GR 123 de la vuelta a Bizkaia, que las seguiré durante un buen rato.

Un centenar de metros adelante hay una bifurcación, tomando el camino de la izquierda. Sigo subiendo entre viejos pinos y nuevas plantaciones para llegar a una cerrada curva hacia la derecha con la alambrada que cerraba el camino en el suelo con las señales inequívocas de la GR en uno de los maderos. La intento colocar en su sitio pero me es imposible, así que la dejo como está y sigo mi ruta.

Trazada la curva voy ahora por un camino relativamente llano que quizá sea la única parte sin subida. Enseguida llego a otra curva a la izquierda con el giro señalizado con los colores de GR, y tras otro centenar de metros hay una nueva curva con giro a la derecha junto a una alambrada.

Hago el giro, sigo hacia delante y llego al que considero el punto clave y el más crítico de la ruta: un punto donde tengo que abandonar el amplio y cómodo camino por el que voy para desviarme por un sendero que parte a mi izquierda señalizado con un pequeño kairn. Hay que estar muy atentos. Este sendero bordea el Kiputxeta por su vertiente sur y me llevará hasta el collado homónimo. Es una senda muy clara y visible y bastante llana que surca la ladera sorteando los árboles de un bosque ralo. En alguno de ellos encuentro señales de la GR 123. Al poco llego al collado del Kiputxeta, que tiene un hermoso poste indicador. Desde este punto (esta indicado) se puede subir en tres o cuatro minutos a la cima del Kiputxeta, situado a la izquierda. No es mi intención subirlo hoy y me dirijo hacia el Galarraga, que se yergue imponente ante mi vista, con su sendero muy visible y en fuerte ascenso. Sigo andando unos minutos hacia la derecha por el collado y encuentro otro poste con señales que indica hacia el Gallarraga, mi destino, o hacia el Ganeko y LLodio, camino que bordea el citado monte.

Con la resignación que nos suele acompañar a los montañeros cuando afrontamos duros tramos y fuertes desniveles, así afronto yo el "cuestorro" que tengo ante mis narices. Y poco a poco, controlando mis pulsaciones con el reloj, voy subiendo tranquilo, sin prisa, hasta llegar a la loma del Gallarraga. Ahora solo falta andar algo mas hacia la izquierda por la cresta hasta el buzón, dejando a mi derecha, antes de llegar al mismo, la chimenea que sube desde desde el collado del Paguero y que el año pasado ascendí un par de veces.

Por fin llego a la cima del Gallarraga (901 m). Son casi las 10 de la mañana y hace mucho viento, un viento bastante frío, por lo que tengo que ponerme el cortavientos, el gorro y los guantes. No hace tiempo para comer tranquilo así que solamente bebo algo y tras sacarme el selfie de rigor, arranco hacia abajo desandando el mismo sendero que me ha traído hasta la cima, hasta el collado del Kiputxeta.

Nada más llegar al collado me desvío un poco hacia la derecha por un senderito para dar al poco con un amplio y herboso camino que rodea por la vertiente norte el Kiputxeta. Voy por él de frente por camino totalmente llano hasta que tras trazar una ligera curva a la derecha el camino desciende bruscamente en dirección a Sodupe.

A mitad de descenso sale un camino a la izquierda que hay que coger, para al cabo de un par de minutos o tres, llegar a la última curva cerrada por la que hemos pasado en el ascenso. A partir de aquí seguimos fielmente hacia abajo el camino de subida hasta superar el collado Landeta. Y unos cien metros hacia delante, en vez de bajar por donde he subido cojo de frente una pista embarrada por las maquinas forestales. A unos centenares de metros el barro cesa y sigo por una ancha pista que se llama camino Laburu.

En un rato de descanso paso al lado de una pequeña antena de comunicaciones situada a la derecha y en unos metros llego a una bifurcación donde la pista de la izquierda esta cerrada por una valla metálica. Hay que seguir por ahí, abriendo la valla y dejándola cerrada, para llegar enseguida a un grupo de caseríos.

En el camino, ya carretera, no hay posibilidad de pérdida ni existe desvío alguno. Solamente hay que bajar por ella admirando el paisaje, pasando cercano a algún caserío hasta llegar en un rato hasta donde tengo aparcado el coche, en La Ventilla.

En definitiva y como resumen, esta es una ruta bastante exigente pero muy bonita que he realizado andando relativamente tranquilo (controlando mis pulsaciones en los fuertes repechos, que tengo casi 72 años), casi sin paradas, en menos de tres horas, ascendiendo 751 metros. Una mañanera en toda regla.