Circular al Parque Eólico 08082021

El barranco de Tenegüime es, quizás, la ruta de senderismo mas emblemática de la isla de Lanzarote, lo tiene casi todo y sobresale en espectacularidad y belleza.
Su importancia radica en ser un barranco excavado por la erosión del agua durante millones de años en la parte geológica más antigua de la isla: el macizo de Famara. Constituye una unidad geomorfológica representativa de la geología insular con valores paisajísticos destacados. Se trata de un barranco de trazado rectilíneo en el que la erosión del agua ha ido excavando la secuencia completa de los materiales que componen el macizo de Famara, drenando hacia la vertiente oriental del mismo.
El barranco de Tenegüime, declarado paisaje protegido por la ley de Espacios Naturales de Canarias en 1994, resulta uno de los enclaves más misteriosos de la isla. Su carácter responde a un panorama de fuertes contrastes donde el ambiente seco de su base acoge numerosas especies vegetales como los verodes, las tabaibas, el tajose y, entre otras, las lavándulas. La majestuosa instantánea desde su cumbre resalta por la riqueza colorista que se funde en una inclasificable mezcla cromática: el ocre, las verdes palmeras y piteras, las flores rosa de los verodes, las piedras liquenadas de ese suave verde orégano… Los sufridos acantilados son aprovechados como guaridas por sus particulares pobladores, palomas, cernícalos, guirres y pardelas. El vuelo de éstas se acompasa del ritmo parsimonioso de las laderas, con el suave crujir del viento sobre los molinos de Los Valles. Entre la maleza y sincronizados por la cercanía de nuestros pasos, las lagartijas y el lagarto de Haría responden con eléctricos movimientos buscando nueva protección. La suma de colores, la paciente instalación de las acequias que aprovecharan la caída del agua con destino a las higueras, parras y otras plantaciones y la sólida estructura del barranco resulta una pieza de bella contemplación.
La idea de hoy era descenderlo desde La Triguera y para ello había que alcanzarla. Partí de Guatiza y desde las inmediaciones del Bulín me fui en dirección al cementerio de Santa Margarita. Alcanzado este, por el barranco de La Campana accedí a la carretera LZ-406 y unos pasos después enlacé con el Lomo de Bayón y me adentré en el Paisaje Protegido de Tenegüime.
Continué por el camino hasta alcanzar las inmediaciones de la Montaña Temeje para desde ella adentrarme en el barranco de los Calderones. Al principio hay multitud de vías de acceso pero todas se refunden al alcanzar el Calderón Chico. Continué escogiendo siempre la senda más pegada a la ladera sur, frente a los calderones y digo esto porque aparecen algunos senderos que bajan al cauce del barranco y otros que se pasan a la ladera norte.
Sin salirme del sendero me dirijo al fondo del barranco y un poco antes de alcanzarlo (Las Huertas del Serón) empieza el zigzag que nos llevara a las inmediaciones de la palmera solitaria que hay en la ladera sur, casi arriba del todo.
Llego arriba, alcanzo las Peñas de Bonilla y el camino que desde Los Valles baja hasta Guenia. Y después de reponer las fuerza me voy al parque eólico. Alcanzado este, pasados unos metros y por el camino que partiendo del mismo se adentra en la triguera se observan a la derecha una casas que parecen en uso y un rato después empieza el descenso hacia La Triguera, el tramo desde donde se inicia el barranco. Parece una concha que recoge el agua y la deja verter formándose el Tenegüime.
Hay que descender y llegar al cauce, miramos hacia la carretera LZ-10 y nos encontramos con la concha de vieira cubierta de nateros y en disposición de verter la aguas de lluvia en la dirección en la que nos encontramos. El cauce no es muy ancho, tiene forma de V y el sendero de entrada se muestra lujurioso invitándote a recorrerlo y me adentro en él.
El sendero empieza siendo uno y después de un rato de recorrido se bifurca en dos, el que sigue el cauce y el que ladea por la ladera para eludir los bloques de basalto que taponan el cauce. Me voy por la ladera, no tengo espíritu escalador, y sigo el sendero que para mi sorpresa está muy bien definido y sin dificultades.
Continuo el trazado del sendero y siempre escorado a la derecha por la ladera, las vistas son impresionantes y de nuevo se despierta la admiración por nuestros ancestros, el esfuerzo titánico para dar forma a todo lo que se puede ver en las laderas del barranco tuvo que ser inmenso y todo ello para recoger el agua de lluvia que pudiera caer de vez en cuando, con lo fácil que nos resulta hoy abrir el grifo.
Paso por encima del cauce y recuerdo los esfuerzos para avanzar, la vez que se me ocurrió recorrer el barranco por el mismo (29022020), miro hacia el último tapón y respiro relajadamente.
El sendero va ascendiendo por la ladera y se va aproximando a la zona de las cuevas de La Triguera, así que decido descender un poco aprovechando los nateros para no alejarme mucho del cauce.
Un rato de descenso a mi aire y de nuevo en ruta ladeando el cauce, unos metro por encima en la ladera. El sendero que baja del las cuevas aparece delante de mí y me voy por él.
Sigo por el sendero, que continua ahora en descenso, hasta alcanzar el cauce. Ya en tierra (o en piedra) sigo el curso del barranco hasta la zona en la que se incorpora, desde la ladera, otro de los barranquilllos que desaguan en el cauce; aquí hay un pequeño obstáculo (una triada sobre una cascada) y para solventarlo hay que ladear hasta el barranquilllo y descender por él, hasta el otro lado.
De nuevo en el cauce se nos presenta un bosque de yerbas secas que dificulta un poco el paso, pero como alguien ya lo ha transitado antes aprovechamos sus pisadas para avanzar algo mas rápido y con menos arañazos en las piernas.
Se llega a la casa del rey y ascendemos hasta su salón, no había nadie para servirnos el te y decido continuar.
De nuevo por la ladera y ahora por la zona de Temeje y bajo los molinos del parque eólico, alcanzo el barranco de Los Calderones y sigo bordeando el barranco hasta alcanzar la ladera de la Montaña de Temeje. Desde aquí sigo el sendero que bordea la entrada al barranco de Tenegüime hasta alcanzar el cementerio y desde él poner rumbo a Guatiza, paro en las inmediaciones del Bulín y termino este recorrido con un café.