Circular al Volcán de La Corona desde Maguez 16022020

El Malpaís de La Corona es uno de los fenómenos volcánicos que han renovado el Macizo Antiguo de Famara, remodelando la tota- lidad de su vertiente noreste. Un sistema de bocas eruptivas ali- neadas en dirección noreste-suroeste, a lo largo de una fisura eruptiva que sigue una de las directrices estructurales de la Isla y que ha sido el origen del malpaís. El inmenso volumen de las emisiones de dicho sistema dio origen a los edificios de La Corona, La Quemada de Órzola y La Cerca-Los Helechos, y transformó por completo el norte de la Isla, ampliando su superficie en unos veinte kilómetros cuadrados.
El aparato volcánico más importante de este sistema eruptivo es el Volcán de La Corona, no sólo por las dimensiones del cono, sino también por su amplio abanico lávico, que alcanzó un desarrollo longitudinal de dos mil quinientos metros, rebasó los límites antiguos del macizo y se adentró considerablemente en el mar. Esta construcción volcánica es, por sus proporciones, una de las manifestaciones eruptivas recientes más importantes de Canarias.
La Corona es un gran cono de más 600 metros de altura sobre el nivel de mar, su edificio presenta un cráter principal de forma semicircular, de unos cuatrocientos cincuenta metros de diámetro y una profundidad de 190 m desde la cima superior; está roto en su sector nororiental por una escotadura a través de la cual se derramaron las corrientes de lava. La localización de esta abertura vino condicionada por el proceso de construcción del cono. Debido a la circulación del viento con dirección noreste en el momento de la erupción, se produjo una mayor acumulación del material piroclástico en el suroeste del edificio explosivo; este hecho proporcionó a este sector una mayor consistencia y facilitó su ruptura por el flanco opuesto cuando comenzó la emisión de los materiales lávicos. Hacia el este de la boca principal existe otro embudo de explosión, de menores proporciones, que debió funcionar de manera alternativa con el principal, pues los materiales de uno y otro se superponen.

Junto a la presencia del cono cabe también señalar el amplío campo de piroclastos que rodea a la construcción explosiva, y que esta constituido por mantos de lapilli y escorias basálticas, fruto de las fases de máxima explosión durante el fenómeno eruptivo. Resulta difícil establecer sus límites naturales; la suave topografía de las acumulaciones de lapilli, permite su fácil cultivo y todo el sector se presenta modificado por el asentamiento de los caseríos y, principalmente, por las explotaciones agrícolas.

Surgió sobre la parte alta de los relieves de Famara y su lluvia de dispersión de lapilli recubrió toda el área, aflorando aquellos únicamente en pequeñas ventanas entre los piroclastos.
Las coladas que salieron de este centro de emisión cayeron masivamente hacia el este sobre el macizo de Famara, incrementando por ese lado el perímetro insular, al alcanzar la costa. La morfología de las coladas estuvo formada por grandes y potentes morrenas de bloques y cascotes, con taludes frontales y laterales muy pronunciados. Bastante frecuente a los largo del malpaís es la presencia de grandes bloques de lava (megabloques) que fueron arrastrados por las lavas en su desplazamiento, (proximidades de Orzola, Peñas de Tao, …). Sobresalen como islotes o mogotes y tiene varios metros cúbicos de volumen, con alturas que pueden llegar a 10 m.
Otro aspecto morfológico de las coladas, además de los superficiales, es la presencia de tubos volcánicos o cavidades en algunas zonas del malpaís. Existen varios ejemplos pero sobresale el que parte del flanco oriental del cono y recorre todo el sureste del Malpais y del que forman parte la Cueva de los Verdes y Los Jameos del Agua, que se han acondicionado para su visita turística con guías. Se trata de un tubo volcánico que comienza al pie del edificio de nuestro volcán, La Corona, en su parte suroriental, y se extiende de manera continua hasta la costa, situada a unos 6,1 km de distancia. A partir de ella se prolonga todavía varios kilómetros bajo el mar, sin que hasta hoy se haya logrado llegar al final: es el denominado Túnel de la Atlantica.

Partiendo de Maguez iniciamos el camino en dirección al pueblo de Ye por el sendero que forma parte del GR-131, que partiendo de Orzola llega hasta Maguez. Enlazomos con la carretera LZ-201 que nos acerca hasta Ye y ahí, saliendo casi de Ye, buscamos la entrada del camino hacia el volcán de La Corona (ver foto). Enfilamos el cráter del volcán y disfrutamos. La vuelta, para no llegar hasta Ye de nuevo, la hicimos campo a través hacia la izquierda atravesando unos viñedos abandonados que no supuso ninguna dificultad añadida. Una vez alcanzada la carretera LZ201, seguimos por ella hasta Maguez.