CIRCULAR BARRANCO DE PITILLOS - COLAS DEL QUIEBRAJANO - CORNISA Y MIRADOR NATURAL - PIEDRA DEL PALO

Ruta auténticamente espectacular que recorre el impresionante Barranco de Pitillos con sus caprichosas formaciones líticas destacando los caballos de ajedrez y la espectacular Piedra del Palo entro otras muchas. Llegaremos hasta las Colas del Quiebrajano con su característico azul celeste y su bonito serpenteo. Subiremos por uno de los antiguos senderos de mampostería mejor conservados de la provincia. Pasaremos por una vertiginosa repisa llegando a un mirador natural que nos brindará unas vistas inmejorables de todo el Barranco de Pitillos y del Embalse del Quiebrajano. Podremos tocar casi con las manos la cima de la Piedra del Palo a la que la circundaremos por completo en esta ruta que personalmente considero la ruta más imprescindible y sorprendente de toda la Sierra Sur de Jaen.
Iniciamos esta singular ruta desde el puente del río Valdearazo o Puente de Pitillos. Tomamos la pista que en dirección noroeste en un principio sube hacia el Puerto de Pitillos. Ya desde el comienzo caminamos por el GR7, sendero que antiguamente unía Tarifa con Atenas y por el que transitaremos durante gran parte de nuestro recorrido de esta ruta. Tras pasar el Arroyo que discurre por el Barranco de los Carneros la pista pasa un poco por debajo de las ruinas del Cortijo de Pitillos, mientras vamos ganando altura progresivamente sobre el Valle del Río Valdearazo, lugar donde hasta hace pocos años se encontraba una preciosa chopera que daba a este enclave un colorido espectacular en otoño y que fue talada enterita de forma incomprensible. Cuando llevamos recorridos unos 800 metros desde el inicio la pista traza una brusca curva de 180º. En este punto abandonaremos la pista para tomar un sendero que continúa la dirección que traíamos manteniendo cota. Veremos señales indicativas del GR. El sendero atraviesa un tramo de pinar y de forma súbita nos muestra unas vistas únicas sobre el Barranco de Pitillos, la Piedra del Palo, el Valle de Valdearazo y una infinidad de formaciones rocosas de curiosas formas, destacando los conocidos como caballos de ajedrez. Este tramo es bastante aéreo y estrecho pasando incluso por lanchas de roca que nos hacen extremar el cuidado, sobre todo en caso de llucia o hielo. Seguimos este sendero en dirección norte en un trazado de vértigo que nos permite avanzar de forma cómoda y auténticamente extasiados con el paisaje que nos rodea. El Cerro Pitillos se muestra impugnable a nuestra izquierda con sus agrestes cortados de su cara este donde la cabra montesa tiene su particular edén. Seguimos descendiendo con el murmullo del río que desciende encajonado bajo nosotros acompañándonos todo el rato. Llegamos a unos llanos que están ya muy cerca del cauce del río que nos regala varios saltos de agua para amenizar aún más el recorrido. Un poco más adelante encontraremos un cruce donde el GR7 baja para cruzar el río por un bonito puente colgante. Nosotros seguiremos la dirección que traíamos sin cruzar el río continuando cerca de su orilla y bordeando el Cerro Pitillos por la base de sus cortados. Río abajo llegaremos hasta las bellísimas Colas del Quiebrajano, remanso de serenidad y silencio donde las aguas muestran un trazado sinuoso entre múltiples formaciones rocosas modeladas por la erosión. Avanzamos por la orilla izquierda del cauce por las rocas hasta donde nos permite el nivel de las aguas, dando vista a la conocida como Vegueta de los Frailes, majestuoso lugar donde el Cero Pitillos se desploma en su cara norte creando un paraje de extrema belleza, con las múltiples figuras de los “monjes” esculpidas por el tiempo vigilando este rincón como paladines intemporales en este tesoro natural y geológico. Todo un deleite para los sentidos.
Desandamos nuestros pasos de nuevo hasta llegar al punto donde abandonamos el GR-7. Decir que todo ek trayecto de la ruta hasta este punto ha discurrido en término municipal de Valdepeñas de Jaen. Continuamos pasando ahora sí por el puente donde es parada obligatoria el contemplar las bellas y transparentes pozas que forma aquí el río Valdearazo que suelen verse repletas de truchas y que en época estival invitan a un apetecible baño. Llegamos a un llanete con un hito del GR. Aquí debemos estar atentos porque hay que desviarse un poco a nuestra izquierda y seguir el cauce habitualmente seco de la Cañada del Sabinar que está junto a nosotros. Seguimos el cauce unos metros y ya veremos las montoncitos de piedras que a modo de hitos nos guían perfectamente. Arranca el sendero subiendo de forma brusca, en fuerte pendiente quedando a nuestra izquierda el barranco que forma la Cañada del Sabinar. Poco a poco la pendiente se va suavizando mientras las vistas se van abriendo al Barranco y al Cerro de Pitillos. El sendero que llevamos (GR7) es una auténtica maravilla, mostrando sus antiquísimos muros de mampostería que aguantan el paso del tiempo de forma sublime, con un trazado den zigzag que hace muy cómoda la subida y que nos brinda unas vistas que van mejorando exponencialmente a nuestra subida. Llegamos a varios espolones que sirven de perfectos miradores naturales a todo el entorno. La bella cara este del Cerro Pitillos se muestra desafiante ante nosotros, con todo el Valle del Valdearazo y el Barranco de Pitillos que podemos contemplar íntegramente hasta desembocar en las Colas del Quiebrajano. A medida que subimos el Embalse del Quiebrajano se nos muestra en toda su extensión junto a La Pandera, el Cagasebo, Matamulos, Matamulillos, Ventisqueros, el Puerto de las Coberteras… Una maravilla.
Finalizamos esta subida llegando a ul Collado de la Cañada del Sabinar donde nos sorprende un poste indicativo del GR 7. En este cruce de caminos nos desviamos hacia oeste saliéndonos de nuevo del sendero del GR, tomando un senderillo que nos conduce mientras se va difuminando a otro plato fuerte de la ruta de hoy, una cornisa o repisa en la roca que nos permite cómodamente el paso por unos cortados sobre el Barranco de Pitillos. Es indescriptible la sensación tan placentera que otorga este paso y las vistas que brinda. Continuamos avanzando por la cuerda ahora de forma bastante más trabajosa al pasar por tramos con bastante maleza y la espeso monte bajo, aunque merece la pena puesto que vamos siempre junto a unos cortados que nos regalan panorámicas increíbles. Llegamos a un sendero bastante más marcado y continuamos la dirección NO que traíamos hasta descender a un saliente de roca que nos sorprende con unas visats sobre las Colas del Quiebrajano realmente únicas, puesto que hay una caída completamente vertical hasta ellas.
Desde este punto volvemos sobre nuestros pasos y ahora seguimos el sendero que traíamos en sentido contrario sin abandonarlo mientras que nos sumerge en pleno Barranco de la Cañada. Este bonito sendero confluye de nuevo al GR7 en las cercanías del Cortijuelo, antiguo cortijo que veremos enfrente. Una vez en el GR7 lo tomamos a la derecha en sentido ascendente para que nos lleve otra vez al Collado de la Cañada del Sabinar. Una vez allí tomamos un sendero que surge enfrente del poste indicativo y que se dirige hacia el sur en ascenso. A medida que subimos el sendero poco a poco va tomando dirección suroeste entre bosque mixto de pinos y encinas hasta llegar a un punto en el que se abre la vegetación y aparece bruscamente frente a nosotros la impresionante Piedra del Palo, a su misma altura, con su imponente verticalidad y unas vistas alrededor maravillosas. Este auténtico cilindro rocoso muestra desde aquí toda su grandeza. Las vistas son sublimes al Quiebrajano, La Pandera, Ventisqueros, Sierra Mágina, el Paredón, la Calabaza Alta y Baja, el Grajales, Palomares,… Sin palabras…
Comenzamos a descender buscando llegara un collado sitiado entre nosoors y el Cerro de Prado Alto hacia el este. Una vez allí tomamos un sendero que inicialmente va hacia el sur y que nos lleva en descenso paralelos a un barranco mientras va virando poco a poco a tomar dirección suroeste, quedando siempre el Cerro de Prado Alto a nuestra izquierda.El sendero es bastante bonito y pasa por formaciones rocosas muy curiosas como el Pitufo, piedra oradada y auténtico capricho erosivo. Este sendero desemboca en una pista que tomamos a la derecha en descenso y que tras una curva transcurre alternando el olivar y el pinar hasta llegar a un cruce donde tomamos la pista de la derecha que nos sumerge en un frondoso barranco y que nos lleva muy cerca de las anteriormente mencionadas y contempladas figuras de los caballos de ajedrez, que apreciamos muy próximos. Llegamos al Río Valdearazo y continuando la pista aguas arriba llegaremos al punto de inicio de esta imprescindible ruta.