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Salimos de Cacín por entre frondosas alamedas junto al río Cacín en dirección al antiguo Puente Romano (reconstruido a principios del siglo pasado aunque se le sigue llamando así), que está a unos 4,5 Km de Cacín. Llegamos al Puente y nos metemos en el sendero que transcurre por la margen derecha del río. Nada más entrar nos encontramos con un espacio totalmente desconocido e inesperado por la vegetación y por las caprichosas formas geomórficas de las paredes de la Garganta del Río Cacín que se han ido formando por los numerosos depósitos cuaternarios (2,59 millones de años) asociados a la dinámica fluvial del río. Entre los depósitos más destacados, cabe mencionar varios niveles de terrazas encajadas. Los materiales más abundantes están formados por conglomerados, arenas y arcillas, en función a su cercanía al lecho fluvial. Una formación de gran interés paisajístico forma la Gran Garganta que el río, a costa de excavar en los materiales más blandos, ha ido configurando y que ahora hace las delicias de los senderistas que se aventuran por ese paraje. Las características físicas del valle y terrazas del río han permitido un poblamiento en esta zona desde muy antiguo. En la Cueva de Cacín, yacimiento arqueológico del Neolítico ( 4.500 a 4.000 a.C.en el sur de la Península Ibérica) localizado en los Tajos de Cacín (Alhama de Granada), se ha encontrado el famoso Vaso de Cacín con decoración impresa CARDIAL, calificado como el hallazgo más meridional de cerámica de este tipo en la Península Ibérica. Actualmente se expone en el museo arqueológico de Madrid.
Dejando aun lado la valiosa información obstenida y contrastada en várias fuentes, sigamos con nuestro sendero.
Si llevas cámara de fotos, te sobrarán los motivos para no dejar de ulilizarla. Cada rincón, cada piedra y cada planta son dignas de llevartelas a casa para mostrárselas a los demás. Hay que pasar dos o tres puentes colgantes que no tienen dificultad técnica para cruzarlos, salvo uno que tiene desprendido un lateral pero que se pasa muy bien. Paramos a desayunar bajo un gran saliente de una roca y con unas vistas inigualables del río serpenteando entre las piedras y desprendimientos del Tajo.
La segunda parte del sendero tiene instaladas unas cuerdas con nudos y una escala que te ayudan a subir y bajar algunas rampas cortitas y no muy verticales. Nada difícil ni peligroso. Llegamos, por fin, al pié del dique del pantano donde hay una central hidroeléctrica. Recorremos ese paraje y nos deleitamos de nuevo en los rincones tan originales que hay en el antiguo cauce del río Cacín. Subimos por una empinada rampa de hormigón hasta la parte alta del dique y a la vista del pantano, a rebozar de agua, comimos y nos echamos nuestra inevitable siesta en el Área Recreativa del Embalse.
Repuestos ya de tantas emociones hicimos el camino de regreso cresteando los tajos de la margen izquierda del río hasta llegar a una carretera que seguimos durante dos Kms hasta el Puente Romano. Desde allí regresamos por el mismo sendero que a la ida. (La vuelta también se puede hacer cresteando los Tajos de la margen derecha del río o siguiendo la pista de la Navilla que comienza en el poblado del pantano y llega también al Puente Romano.
Integrantes: José González, Luis Herrera, Gaspar Quevedo, Richard y servidor.
Distancia: 20,82 Kms. Duración: 07:36. Ascenso acumulado 468 m.. Pendientes máximas: +17% y /11%
¡A disfrutarla!
Granada, 29 de Mayo de 2013.
Ramón Ortiz.