Circular Casillas: Era de San Isidro - Collado de las Vacas - Collado Berrueco - Cerro Escusa - Pto Casillas- Las Eras

Desde la Ermita de San Isidro, por el camino a su izquierda alcanzamos una pista asfaltada que tomamos también a la izquierda hasta que se acaba el asfalto, aproximadamente a 1,5 kms del inicio. Seguimos ascendiendo de frente hasta el Collado de las Vacas, ya por pista de tierra.
Aquí tomamos la pista de la derecha (señalización de El Berrueco) hasta que otro desvío a la izquierda nos indica El Berrueco. Seguimos ascendiendo por esta pista hasta que, después de un par de empinadas zetas, en una curva a la izquierda, nos encontramos un buen chorro que cae a una bañera llena de ovas verdes, el Venero de las Apreturas. Aquí abandonamos la pista y tomamos un empinado desmonte, muy descompuesto y trabajoso de seguir, que nos lleva hasta un pinar. El camino lo bordea, primero hacia la izquierda y luego girando hacia la derecha por lo que parece el cauce de un arroyo.
En un momento dado, un gran boquete hace impracticable el cauce, pero los hitos se introducen en el pinar, llevándonos en continuo ascenso la cuerda, que alcanzamos en el collado bajo el Berrueco, ascensión que dejamos para otra ocasión.
Desde aquí descendemos de frente un pequeño trecho hasta encontrar el sendero del PR AV 22. No hay camino ninguno aunque en los mapas parecía apreciarse uno, pero toda la zona se ha incendiado y el terreno está completamente destrozado y abancalado por las labores de mantenimiento. Hay que tener cuidado, por lo empinado de la ladera y lo irregular del piso.
Una vez alcanzado el PR oficial, la ruta no tiene pérdida. El tramo bajo los canchales de El Berrueco hasta alcanzar el cortafuegos final me pareció muy "gredense" y para gente habituada a caminar por montaña, máxime ahora que, con la ladera quemada, no hay vegetación que te parapete de la sensación de vértigo.
La vuelta la hicimos por el PR hasta el puerto de Casillas y de ahí, más pista hasta Las Eras, una calcetinada aunque más tendida que la subida, cosa que nuestras rodillas ya agradecen.