Circular de Hornachuelos por el Sendero de los Ángeles
near Hornachuelos, Andalucía (España)
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Ruta que transcurre por el bonito pueblo de Hornachuelos, enclavado en el Parque Natural Sierra de Hornachuelos, y por uno de sus senderos más señeros, el de los Ángeles, que termina en el Seminario de Santa María de Los Ángeles.
Aparco en la avenida del Guadalquivir y subo unos metros hasta el cruce de la A-3151 (o carretera de San Calixto) con la CO-5312 (que sale a la izquierda); a mi derecha hay un panel informativo del Sendero Vistas al Río, de apenas 500 metros, que, además de llevar al embarcadero del Embalse del Bembézar, nos permite acceder al inicio del Sendero de Los Ángeles (SL-A264). Una cancela con pestillo en la balaustrada permite bajar por el senderillo hasta un camino, que seguimos primero a la izquierda (a la derecha para el embarcadero) y luego a la derecha; llegamos junto al embalse y una torre para toma de agua con una placa informativa sobre el Sendero de Los Ángeles (o de las Siete revueltas), que aquí se inicia: era usado antiguamente por los monjes y fue rehabilitado gracias a la participación vecinal, con una longitud de 4.3 kms. hasta el Seminario, junto al margen del río Bembézar, llano en su mayor parte. Es muy recomendable recorrerlo en esta época del año, en plena floración de la abundante vegetación mediterránea que lo rodea (jaras, cantueso, retama, aulaga, torvisco, matagallo...), que lo convierte en un maravilloso sendero botánico. Tras bajar una pequeña cuesta acondicionada con maderos (Cuesta del Portu), cruzamos por primera vez en la ruta el arroyo de la Rabilarga (que debe su nombre a este córvido) sobre el puentecito Remolinos. Más adelante cruzamos el cauce de otro arroyuelo y el del Silencio (van sin agua), y a partir de aquí la senda asciende hacia la fuente de los Tres Caños (simbolizando la Salud, la Suerte y el Amor), con impagables vistas del Seminario. Hay que decir que éste pertenece al Obispado y está en obras de rehabilitación desde el 2016 (ignorando una leyenda que dice que lloverá fuego si se reforma); de hecho una estructura metálica corta la senda, pero permite el paso agachándose un poco (a día de hoy). Es obligatorio antes de llegar al edificio parar junto a la cruz de piedra, donde se disfruta de una vista panorámica inmejorable sobre el río.
Finalmente llego frente al Seminario (cerrado por obras, a cuyo interior no se puede o debe acceder). Fue fundado como monasterio a fines del siglo XV, aunque ha conocido varias reformas al sufrir tres incendios (el primero en el mismo siglo XV y dos más en el siguiente). Lo visitaron monarcas como los Reyes Católicos y Felipe II. La iglesia, en honor de la Reina de Los Ángeles, es de construcción posterior (del XVIII). Tras sufrir la Desamortización de Mendizábal en 1836, los frailes lo abandonaron llevando en procesión a la Virgen de Los Ángeles hasta la parroquia del pueblo. Luego fue propiedad de los Marqueses de Peñaflor, dedicándose a finca de caza, hasta que fue donada al Obispado de Córdoba para convertirse en seminario (ampliándose y transformando muchas estancias en naves de dormitorios, de modo que sólo quedó la capilla original). Funcionó como tal desde 1957 hasta 1971 (por traslado de los seminaristas al Seminario Diocesano de San Pelagio, en Córdoba). Hay que mencionar que aquí sitúa el Duque de Rivas parte de su relato “Don Álvaro o la Fuerza del Sino”, y, en otro orden de cosas, los testimonios de apariciones en el monasterio y su entorno (Iker Jiménez ha grabado aquí psicofonías!).
Sin tener ninguna aparición (tampoco del guarda), inicio la vuelta por la única carretera o camino que lleva al Seminario, el Camino de Los Ángeles, ligeramente en subida. Paso por algunas cancelas abiertas (o cerrada con cerrojo que puede abrirse-y debe cerrarse), atravesando una bonita dehesa, la de los Arenales, sin tomar ningún camino lateral, y pasando junto al cortijo de los Arenales Viejos; justo después, junto a otra cancela abierta, un camino a la izquierda lleva a la ermita de la Virgen del Carmen y San José (atendida por un ermitaño, viviendo el ideal primitivo de los carmelitas). Sin abandonar el camino principal, que gira a la izquierda, se llega a una puerta cerrada, pero con un portillo hecho con ferralla en su lado derecho, que permite el paso y continuar a la carretera de San Calixto, unos 400 metros más adelante; cruzándola, unos metros a la derecha, hay una senda paralela a la misma, que tomo en dirección a Hornachuelos, pero que al poco termina junto a una alambrada; así que cruzo el cauce del arroyo de la Rabilarga para seguir por carretera algo más de un kilómetro (precaución, no tiene arcén), hasta conectar con el camino de la Finca de Torralba. Aquí hay carteles indicadores que llevan al sendero señalizado de la Rabilarga y al Centro de Visitantes “Huerta del Rey”; por el de la Rabilarga pasamos junto a la imponente encina de los Arrieros (4.5 metros de altura y 21 de diámetro mayor de copa), así llamada porque era punto de reunión de los trabajadores de las fincas cercanas, al regresar al pueblo. Vuelvo a la carretera tras pasar por los aparcamientos del Centro de Visitantes, aunque ahora hay un paseo acerado (Paseo de Diego Escobar) en uno de los lados de la carretera, que llega hasta el pueblo (atravesando por un bonito puente de madera el arroyo de la Rabilarga).
Completo el recorrido con un paseo por el pueblo. A su entrada se encuentra el Humilladero de Nuestra Señora de Los Ángeles Coronada (con fuente para el ganado y hornacina tallada en la roca con la imagen de la Virgen en piedra caliza blanca). Luego a la izquierda por la avenida Reina de los Ángeles y la Calle Castillo se entra en el casco antiguo. Me desvío por una bonita calle sin salida que lleva a la Plaza de Armas (con su aljibe) y al Castillo (del siglo VIII-IX; se conservan restos de la muralla y algunas torres). Luego paso junto a la Iglesia de Santa María de las Flores, gótico-mudéjar de principios del siglo XVI (y BIC desde 2002); la portada es de estilo gótico flamígero y se atribuye a Hernán Ruíz el Viejo, con rosetón gótico, y la torre tiene un cuerpo de campanas rematado por una pequeña cúpula de base octogonal. Aquí hay una amplia plaza con mirador y bajando por bonitas y estrechas calles (la parte ancha de la calle Béjar habilitada como parking está adornada con un bonito mural) llego a otro mirador, el de la Corraliza, de planta circular por lo que se supone que aquí se emplazaba una torre que protegía un antiguo postigo del recinto amurallado, el postigo de los Ángeles (por el que se accedía a este paraje). Sigo por la calle Corraliza para desembocar en la calle Mayor, que baja y se continúa con la avenida Pío XII hasta las escuelas; siguiendo a la derecha se llega a una escalinata de piedra que baja hasta el interesante Paraje Caño de Hierro, tanto desde el punto de vista estético como etnográfico: son veinte cuevas excavadas en época almohade, con función de silos agrupados entre sí en el exterior de la población, para control de la producción (y posibilitar la recaudación de impuestos); también pudieron servir de refugio puntualmente, ante los ataques cristianos al final del período andalusí. Una cueva de gran tamaño es conocida como de las Carretas, por servir para pernoctar a los arrieros (con sus carretas) que no podían pagarse un alojamiento. Finalizo la ruta continuando por la carretera del Caño de Hierro (pasando por la fuente que le da nombre), mientras disfruto de las vistas de la pared del Barranco bajo las Casas Colgantes, que formaban la línea de la muralla de la antigua Madinat Furnuyulus, Hornachuelos.
Aparco en la avenida del Guadalquivir y subo unos metros hasta el cruce de la A-3151 (o carretera de San Calixto) con la CO-5312 (que sale a la izquierda); a mi derecha hay un panel informativo del Sendero Vistas al Río, de apenas 500 metros, que, además de llevar al embarcadero del Embalse del Bembézar, nos permite acceder al inicio del Sendero de Los Ángeles (SL-A264). Una cancela con pestillo en la balaustrada permite bajar por el senderillo hasta un camino, que seguimos primero a la izquierda (a la derecha para el embarcadero) y luego a la derecha; llegamos junto al embalse y una torre para toma de agua con una placa informativa sobre el Sendero de Los Ángeles (o de las Siete revueltas), que aquí se inicia: era usado antiguamente por los monjes y fue rehabilitado gracias a la participación vecinal, con una longitud de 4.3 kms. hasta el Seminario, junto al margen del río Bembézar, llano en su mayor parte. Es muy recomendable recorrerlo en esta época del año, en plena floración de la abundante vegetación mediterránea que lo rodea (jaras, cantueso, retama, aulaga, torvisco, matagallo...), que lo convierte en un maravilloso sendero botánico. Tras bajar una pequeña cuesta acondicionada con maderos (Cuesta del Portu), cruzamos por primera vez en la ruta el arroyo de la Rabilarga (que debe su nombre a este córvido) sobre el puentecito Remolinos. Más adelante cruzamos el cauce de otro arroyuelo y el del Silencio (van sin agua), y a partir de aquí la senda asciende hacia la fuente de los Tres Caños (simbolizando la Salud, la Suerte y el Amor), con impagables vistas del Seminario. Hay que decir que éste pertenece al Obispado y está en obras de rehabilitación desde el 2016 (ignorando una leyenda que dice que lloverá fuego si se reforma); de hecho una estructura metálica corta la senda, pero permite el paso agachándose un poco (a día de hoy). Es obligatorio antes de llegar al edificio parar junto a la cruz de piedra, donde se disfruta de una vista panorámica inmejorable sobre el río.
Finalmente llego frente al Seminario (cerrado por obras, a cuyo interior no se puede o debe acceder). Fue fundado como monasterio a fines del siglo XV, aunque ha conocido varias reformas al sufrir tres incendios (el primero en el mismo siglo XV y dos más en el siguiente). Lo visitaron monarcas como los Reyes Católicos y Felipe II. La iglesia, en honor de la Reina de Los Ángeles, es de construcción posterior (del XVIII). Tras sufrir la Desamortización de Mendizábal en 1836, los frailes lo abandonaron llevando en procesión a la Virgen de Los Ángeles hasta la parroquia del pueblo. Luego fue propiedad de los Marqueses de Peñaflor, dedicándose a finca de caza, hasta que fue donada al Obispado de Córdoba para convertirse en seminario (ampliándose y transformando muchas estancias en naves de dormitorios, de modo que sólo quedó la capilla original). Funcionó como tal desde 1957 hasta 1971 (por traslado de los seminaristas al Seminario Diocesano de San Pelagio, en Córdoba). Hay que mencionar que aquí sitúa el Duque de Rivas parte de su relato “Don Álvaro o la Fuerza del Sino”, y, en otro orden de cosas, los testimonios de apariciones en el monasterio y su entorno (Iker Jiménez ha grabado aquí psicofonías!).
Sin tener ninguna aparición (tampoco del guarda), inicio la vuelta por la única carretera o camino que lleva al Seminario, el Camino de Los Ángeles, ligeramente en subida. Paso por algunas cancelas abiertas (o cerrada con cerrojo que puede abrirse-y debe cerrarse), atravesando una bonita dehesa, la de los Arenales, sin tomar ningún camino lateral, y pasando junto al cortijo de los Arenales Viejos; justo después, junto a otra cancela abierta, un camino a la izquierda lleva a la ermita de la Virgen del Carmen y San José (atendida por un ermitaño, viviendo el ideal primitivo de los carmelitas). Sin abandonar el camino principal, que gira a la izquierda, se llega a una puerta cerrada, pero con un portillo hecho con ferralla en su lado derecho, que permite el paso y continuar a la carretera de San Calixto, unos 400 metros más adelante; cruzándola, unos metros a la derecha, hay una senda paralela a la misma, que tomo en dirección a Hornachuelos, pero que al poco termina junto a una alambrada; así que cruzo el cauce del arroyo de la Rabilarga para seguir por carretera algo más de un kilómetro (precaución, no tiene arcén), hasta conectar con el camino de la Finca de Torralba. Aquí hay carteles indicadores que llevan al sendero señalizado de la Rabilarga y al Centro de Visitantes “Huerta del Rey”; por el de la Rabilarga pasamos junto a la imponente encina de los Arrieros (4.5 metros de altura y 21 de diámetro mayor de copa), así llamada porque era punto de reunión de los trabajadores de las fincas cercanas, al regresar al pueblo. Vuelvo a la carretera tras pasar por los aparcamientos del Centro de Visitantes, aunque ahora hay un paseo acerado (Paseo de Diego Escobar) en uno de los lados de la carretera, que llega hasta el pueblo (atravesando por un bonito puente de madera el arroyo de la Rabilarga).
Completo el recorrido con un paseo por el pueblo. A su entrada se encuentra el Humilladero de Nuestra Señora de Los Ángeles Coronada (con fuente para el ganado y hornacina tallada en la roca con la imagen de la Virgen en piedra caliza blanca). Luego a la izquierda por la avenida Reina de los Ángeles y la Calle Castillo se entra en el casco antiguo. Me desvío por una bonita calle sin salida que lleva a la Plaza de Armas (con su aljibe) y al Castillo (del siglo VIII-IX; se conservan restos de la muralla y algunas torres). Luego paso junto a la Iglesia de Santa María de las Flores, gótico-mudéjar de principios del siglo XVI (y BIC desde 2002); la portada es de estilo gótico flamígero y se atribuye a Hernán Ruíz el Viejo, con rosetón gótico, y la torre tiene un cuerpo de campanas rematado por una pequeña cúpula de base octogonal. Aquí hay una amplia plaza con mirador y bajando por bonitas y estrechas calles (la parte ancha de la calle Béjar habilitada como parking está adornada con un bonito mural) llego a otro mirador, el de la Corraliza, de planta circular por lo que se supone que aquí se emplazaba una torre que protegía un antiguo postigo del recinto amurallado, el postigo de los Ángeles (por el que se accedía a este paraje). Sigo por la calle Corraliza para desembocar en la calle Mayor, que baja y se continúa con la avenida Pío XII hasta las escuelas; siguiendo a la derecha se llega a una escalinata de piedra que baja hasta el interesante Paraje Caño de Hierro, tanto desde el punto de vista estético como etnográfico: son veinte cuevas excavadas en época almohade, con función de silos agrupados entre sí en el exterior de la población, para control de la producción (y posibilitar la recaudación de impuestos); también pudieron servir de refugio puntualmente, ante los ataques cristianos al final del período andalusí. Una cueva de gran tamaño es conocida como de las Carretas, por servir para pernoctar a los arrieros (con sus carretas) que no podían pagarse un alojamiento. Finalizo la ruta continuando por la carretera del Caño de Hierro (pasando por la fuente que le da nombre), mientras disfruto de las vistas de la pared del Barranco bajo las Casas Colgantes, que formaban la línea de la muralla de la antigua Madinat Furnuyulus, Hornachuelos.
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Comments (7)
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Muy buenas, estaba interesado en tu ruta pero veo que al final hay un tramo de carretera. Vamos con un niño de 6 años. ¿Cómo lo ves?. Muchas gracias
Hola. Es un tramo un poco largo , de 1 km, con poco tráfico cuando la recorrí (era Semana Santa), pero casi sin arcén. Hay que ir con precaución
Hola estará bonito en esta época,me pareció un sendero bonito y queremos ir mañana
Ahora está todo muy seco, más recomendable en primavera
Gracias, esperaré entonces
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Easy to follow
Scenery
Moderate
Bonito paseo por la Sierra de Hornachuelos.
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Ida hasta el santuario preciosa junto al pantano. La vuelta atraviesa una dehesa muy bonita, y luego hay más de un kilómetro por carretera, aunque ésta es muy tranquila.