Circular desde el Santuario de Linares por el Camino Mozárabe y vía férrea de la línea Córdoba-Almorchón

La ruta se inicia tras pasar un puentecito sobre el arroyo de Linares, en la CO-3101, llegando casi al Santuario. Justo a la derecha se puede aparcar en una pequeña explanada. Desde aquí tomamos el camino más a la izquierda, con el arroyo a nuestra derecha, que lleva a la finca de Los Velascos Altos, para visitar el puente romano de un solo ojo que cruza el arroyo de Linares, cerca de la confluencia de éste con el de la Balanzonilla, muy bien conservado; cruzamos el arroyo para seguir por el GR-40 o Cañada Real Soriana que coincide en todo este tramo con el Camino Mozárabe, por lo que no hay pérdida siguiendo los monolitos con la venera y las flechas de color amarillo. El camino se va separando del arroyo discurriendo entre la cuenca de éste por la izquierda y la del arroyo de la Balanzonilla por la derecha, ascendiendo entre encinas, olivos y pinos. Podemos ver restos de la antigua calzada romana que conectaba Corduba (capital de la Bética) con Emérita Augusta (capital de la Lusitania), por donde transitaron las legiones romanas y el mineral de cobre procedente de Cerro Muriano. También veremos estratos geológicos y plegamientos, del período carbonífero marino, cuando el mar de Tetis cubría estas tierras hace más de 300 millones de años: de hecho la zona conocida como Loma de los Escalones (por la sucesión de estratos) era un cañón submarino y ha sido un yacimiento geológico y paleontológico de primer orden, hoy ya agotado (se han encontrado incluso fósiles de ballenas o un mejillón gigante). Llegamos a la planicie creada por la cantera de cemento, la Mesa de los Escalones, donde vemos un gran algarrobo, incluido en el catálogo de árboles y arbustos singulares de Andalucía, tanto por su porte como por su antigüedad, estimada en 300-400 años. Por desgracia en 2004 fue desmochado al tenderse la línea de alta tensión justo por su copa. Más adelante el camino contacta con la carretera a la altura de las ruinas de Villa Enriqueta, palacete que fue restaurante, hoy en estado ruinoso. Seguimos unos metros por el arcén hasta que las flechas nos encaminan al apartadero de la Mocha; continuamos por los restos de la vía hasta el túnel de la Mocha y, tras pasarlo, salimos de la línea férrea por una senda a la izquierda, que sube por la trinchera y llega a la carretera. Aquí inicio la vuelta, de nuevo por el Camino Mozárabe hasta el apartadero de la Mocha.
Desde aquí sigo por los restos de la vía férrea que formaba la línea Córdoba-Almorchón (oficialmente Mirabueno-Almorchón), creada en el siglo XIX principalmente para transporte del carbón de Bélmez y Peñarroya, saliendo desde Cercadillas y finalizando ya en la provincia de Badajoz. El tramo de Cerro Muriano a Córdoba era de los de mayor desnivel del país, contando con vías de seguridad (vías muertas) en los apartaderos de la Balanzona, de los Pradillos (donde murieron el maquinista y el fogonero en 1964) y Mirabueno. Con la construcción del embalse de Puente Nuevo se hizo una variante de la línea (y una nueva estación, Alhondiguilla-Villaviciosa), aprovechada luego con la creación de la Estación Térmica para llevar hasta aquí el carbón. En los años 70 dejó de funcionar para el transporte de viajeros por su baja rentabilidad (circulando desde entonces sólo los trenes militares y de mercancías) y en los 90 se desmanteló el tramo de llegada a Córdoba, al construirse la línea de alta velocidad; siguió funcionando el tramo hacia la Central Térmica de Puente Nuevo, hasta que el cierre de ésta en 2020 hizo que el último tren carbonero circulase en 2019. Desde hace años se aspira a convertir el trazado de esta línea en Vía Verde.
Pues bien, durante el regreso por los restos de la vía habremos de caminar sobre el balasto en muchas ocasiones, por lo que recomiendo llevar botas de media caña, y es por ello que he calificado la ruta de difícil; a veces podremos ir por senditas junto a la vía (o sobre las traviesas). También se atraviesan varios túneles de distinta longitud (el más largo el de la Balanzona), por lo que hay que llevar frontal o linterna. El recorrido de la línea pasa además por bonitos parajes, como frente a la casa de la Huerta de Mena, pudiendo escuchar el ruido de las aguas del arroyo de Linares. Después de pasar el penúltimo túnel, el de los Pradillos, y un tramo de vía “rico” en balasto, el camino sigue por un puente que cruza por arriba la N-432 y luego se bifurca: tomamos el de la izquierda, reencontrando al poco a nuestro amigo el balasto, antes de introducirnos en el último túnel de la ruta, el del cerro de Don Pedro, y el más trágico, donde ocurrió el 1920 un accidente con varias víctimas mortales. Pasado éste, salimos de la vía por una sendita a la izquierda que lleva a Las Corralitas; desde aquí seguimos la carretera de la Urbanización Doña Manuela, tomando en la rotonda la primera salida. Luego se deja la carretera por una senda que pasa cerca del cortijo de San José, que es parte de la vereda de Linares y conecta con el Camino Mozárabe, ya cerca del inicio de la ruta.