Circular desde Murueta por Elorritxugane, Jesuri y Santa Marina de Arrola, bajando por Sagarminaga

Hoy voy a hacer esta ruta con dos amigos que me acompañan muy frecuentemente por el monte, Jose Mari y Eduardo, y también con una amiga, Itziar, antigua amiga montañera que ha cogido unos días de fiesta en el trabajo y hoy puede acompañarnos. La idea es hacer el recorrido de la sierra de Arrola: subir al Elorritxugane, Jesuri y Santa Marina de Arrola desde el barrio Murueta, de Orozko, pasando por la minúscula aldea de Pagatzandu. El descenso (es la primera vez que vamos a bajar por aquí, y no lo conocemos bien) lo haremos por la aldea de Sagarminaga, para retornar a Murueta.

Para llegar a la aldea de Murueta desde Bilbao nos dirigimos por la autopista Vasco–Aragonesa hasta el peaje de LLodio, donde un poco antes del gran peaje hacia Gasteiz, salimos por el peaje previo a la derecha para coger dirección Orozko y, a dos o tres km, nada mas pasar por un túnel bajo la autopista, coger una carreterita hacia la derecha (está señalizado en el el desvío) y llegar enseguida a la bonita aldea de Murueta. Aparcamos junto a un precioso hotelito o casa rural llamado Osabarena, que debe ser reciente, porque no estaba cuando hace ya bastantes años vinimos por aquí en varias ocasiones.

Nos calzamos las mochilas, agarramos los bastones y emprendemos la marcha hacia el barrio de Pagatzandu, pasando ante la puerta del citado hotelito y la iglesia de San Pedro. La carreterita que sube hasta el citado barrio no tiene duda, y solamente hay que seguirla hacia arriba sin desvío alguno, pero a pesar de la fresca mañana la subida nos hace sudar, ya que tiene varias rampas de pegolete. Tras pasar un bonito pinar llegamos a Pagatzandu, barrio de solamente seis caseríos, algunos bastante arreglados. Nosotros no los recordábamos así.

La pista cementada sigue hasta superar el último caserío de la aldea, donde un perro nos saluda con sus ladridos. La pista se convierte ahora en un camino terroso que es el que hay que seguir. Y aquí nos equivocamos, o mejor dicho, yo me equivoqué, ya que en vez de seguir el camino principal opté por un caminito poco definido que se desviaba un poco a la derecha y se metía en un pinar sucio, con mucha rama y hojarasca en el suelo. Y perdimos la senda. Afortunadamente, tras un rato no muy largo de andar por el pinar, mas mal que bien, llegamos a un camino amplio que desembocaba a pocos metros a nuestra izquierda en el camino que hemos dejado tras pasar Pagatzandu y que es el que deberíamos haber seguido. Hay un cairn en el cruce con un par de piedras pintadas de rojo que nos lo ratifica. Y dicho esto, a la gente que quiera seguir esta ruta por wikiloc, le recomiendo que haga caso omiso de la desviación y siga por el camino principal.

A partir de ahora y hasta la cima del Elorritxugane veremos cairns en los cruces más significativos. En efecto, tras andar otro tramo por el camino principal vemos una desviación hacia la derecha señalizada por sendos cairns en el suelo. Cogemos por ella. Las rampas son bastante duras, pero el sol que se filtra entre el ramaje pegando en nuestras espaldas nos suaviza el esfuerzo y nos aclara el espíritu. A pocos metros hay otra bifurcación señalizada, cogiendo de nuevo el camino de la derecha.

Enseguida abandonamos el pinar para entrar en un precioso hayedo. Y casi allí mismo cogemos hacia la derecha, nada más entrar entre las hayas, un sendero señalizado con un cairn muy visible. La senda en ascenso nos lleva hasta el cordal, no sin antes pasar al lado de una vieja carbonera. En el cordal, ya en terreno despejado encontramos una alambrada que cerca una pequeña plantación de frondosas. Muchos de los ejemplares de hayas que vemos en esta parte del hayedo son espléndidos.

El camino, bien visible, sigue hacia nuestra izquierda y siempre hacia arriba por el cordal, y no lo abandonaremos hasta llegar a la cumbre del Elorritxugane, después de ascender un par de buenos repechos. En este tramo veremos algunos cairns con las piedras pintadas de rojo.

El buzón del Elorritxugane es una cruz metálica con un lauburu donde en cada una de sus "burus" está grabado el nombre de uno de los grupos de montaña de la zona, y en su centro el nombre del monte: Elorritxugane, 729 m. A esta cima también se le llama Kukutza. Las vistas son extraordinarias, tanto hacia el valle del Nervión con LLodio a nuestros pies, como hacia el valle de Orozko, viéndose la pirámide del Untzeta con el enorme paredón de su cantera. De frente, según hemos subido a la cumbre, se aprecia muy claramente el cordal que nos conduce a nuestro próximo objetivo: el Jesuri. La verdad es que con el día que nos ha tocado hoy, tan soleado y luminoso, las vistas son extraordinarias. Si miramos hacia el sur vemos los montes que forman la sierra Salvada y hacia la otra parte las cumbre del macizo del Ganeko y la zona del Gorbea.

Tras un largo trago de agua y admirar las vistas seguimos hacia delante por el cordal. No hay posibilidad de pérdida, ya que solamente hay que seguir en leve descenso la senda claramente marcada en el cordal hasta llegar a un cruce de pistas. Si cogemos a la derecha iríamos hacia Llodio, y a la izquierda hacia Santa Marina de Arrola o hacia Orozko.

Pero no deseamos ninguna de las dos opciones y elegimos cruzar derechos y meternos de frente a través de una gran puerta abierta en la alambrada, en un pinar que cubre parte de la falda del Jesuri. Por un sendero poco visible pero que se intuye, ascendemos por el borde del pinar hasta un amplio camino perpendicular, ya en terreno abierto, que seguimos hacia la derecha. Casi en su final, a unos centenares de metros, vemos a nuestra izquierda la cumbre del Jesuri (749 m), con un poste geodésico y un túmulo de piedras donde está situado el buzón, en forma de molino de planta hexagonal. Hay otro buzón a unos metros y tras él nos sacamos la foto de rigor.

Nos dirigimos ahora hacia la izquierda según la dirección de ascenso, hacia el Arrola, andando por la cresta hasta llegar a una cimita intermedia, que no es mas que otra especie de túmulo o cairn de piedras con una de ellas pintada en rojo que dice: Arriurdin (723 m).

Seguimos el cordal y al poco descendemos al cruce con la pista que procede de Orozko y que en ese punto se desvía hacia el Arrola. Hay señales amarillas que lo indican. Nosotros subimos suavemente por una pista amplia y pedregosa que llega en pocos minutos hasta el recinto que rodea la ermita. Pasamos por una puerta metálica con una especie de torno y llegamos a la ermita de Santa Marina de Arrola, al lado del refugio libre del Ayuntamiento de Orozko y que tiene una antena de telefonía en su parte posterior. El buzoncito del Arrola (666 m) está en la esquina del muro situado ante la puerta del refugio.

Paramos un rato bajo el sol para dar buena cuenta de unos bocatitas que ayudamos a pasar con el generoso reserva de la "damajuana" de Jose Mari. Los acompañamos con un poco de fruta y chocolate y abundante agua y, tras dar un repaso a los montes que se divisan en el horizonte desde esta privilegiada atalaya, arrancamos hacia abajo, hacia la aldea de Sagarminaga, siguiendo la pista que desciende hacia Zubiaur (núcleo urbano de Orozko).

Retornamos por el mismo camino hasta el cruce anterior señalizado, pero ahora seguimos por la pista de la derecha, que al poco rato se introduce en el hayedo y llegamos a un cruce señalizado. Si siguiéramos hacia delante iríamos hacia el collado hasta donde hemos llegado del Elorritxugane para subir al Jesuri. Pero ahora no deseamos seguir por ahí, sino que giramos bruscamente a la derecha. En el cruce, al lado mismo del camino, a la izquierda, vemos una bonita fuente de piedra que echa un mísero hilillo de agua. La pertinaz sequía de muchos meses ha echo mella en los manantiales de montaña, que cuando no están secos apenas echan agua. Una pena.

Tomamos por tanto la curva y seguimos sin desvío alguno hacia abajo por la citada y ancha pista cementada bajo el hayedo, que en un rato será pinar. Durante un buen rato bajamos por la pista charlando animadamente. No hay que desviarse en ningún momento hasta que lleguemos a la desviación a Sagarminaga. Primeramente dejamos el desvío hacia Izartza a la derecha, y mas abajo el desvío hacia el barrio de Oditzaga, a la izquierda. Y seguimos hacia abajo hasta la siguiente desviación, que es la del barrio de Sagarminaga, hacia la izquierda, y que esta claramente señalizado. Son solo un par de centenares de metros y estamos en Sagarmínaga, un barrio con cuatro caseríos preciosos. Y ¡ojo!, hemos llegado al segundo punto crítico de la ruta. Aquí ya no hay señales amarillas y blancas, ni señales verticales de la PR BI–35, ni cairns, ni nada que nos indique el camino a partir de ahora.

Pasamos al lado del último caserío y vemos al lado una valla de madera que, más por intuición que por convicción, pensamos que el camino seguirá tras la valla. Pero no es así. Hay otra valla metálica muy cercana a la anterior que da paso a un camino empotrado entre dos muretes de piedra lleno de ortigas y zarzas. Parece ser que es el mas adecuado para empalmar con la pista que nos llevará hacia Murueta. Nos arriesgamos y vamos por ahí. La gente del grupo salta una tercera valla y accede a un camino que claramente es el adecuado, y Eduardo así lo confirma al pillar con el móvil una ruta en Wikiloc que alguien la ha registrado y pasa por aquí. Yo busco otro paso más tranquilo y doy un pequeño rodeo para acceder al citado camino. Se acabaron las dudas, estamos ya en el camino correcto. El problema de orientación no han sido mas que un par de centenares de metros.

Ahora no tenemos mas que seguir por el claro camino sin desviación alguna. Se nota que es poco frecuentado. Y al poco llegamos al barrio de Asteiza, que tiene tres caseríos, dos de ellos situados más abajo, y pasamos entre ellos. Le preguntamos a una casera y nos dice que vamos bien. Tras subir un repecho llegamos a un cruce donde tenemos que girar a la izquierda, ya que de frente entramos en los terrenos del tercer caserío del barrio.

Ahora no tenemos mas que seguir en descenso por la carreterita de cemento entre el pinar sembrada de pinocha, hasta llegar a la iglesia de San Pedro de Murueta, distante como kilómetro y medio, justo al lado de donde hemos dejado el coche hace casi cuatro horas. Fin de esta preciosa ruta en un día en que el tiempo climático nos ha acompañado de verdad.

Han sido casi 12 km de ruta con 721 m de desnivel positivo acumulado, realizada en un tiempo total de 3 h y 47 minutos de completo disfrute. Como el bar del hotelito esta cerrado, decidimos volver a Bilbao y tomarnos allí la cervecita de rigor.