Circular desde Orzola: La Quemada - Las Hoyas 02112022

Partí desde la parada de guaguas de El Callao en Orzola y en vez de seguir por el barranco como otras veces lo hice por la acera al borde de la carretera para seguir la primera parte de la etapa de la GR-131. Continuo por la acera hasta alcanzar las indicaciones de la ruta indicada y siguiendo sus instrucciones me desvío a la derecha. Tras varias curvas que pasan próximas a la finca de Aloe atravieso unos metros de empedrado para volver a camino de tierra ancho. Después de atravesar el cauce del barranco, el camino se torna en senda estrecha que pocos metros después vuelve a ser camino ancho de tierra. Al final del tramo recto de este camino, justo en el desvío a la derecha por la ladera de la montaña, continuo al frente pasando por las ruinas de algo que parece fue un cuarto de apero o algo parecido, hay una pequeña vereda que consigue salvar la rampa de ascenso por la ladera pero que a cambio tiene algo mas de pendiente.
Alcanzo la rampa, que acabo de evitar con el atajo, y unos metros después la vuelvo a dejar para ascender a Lomo Blanco por una vereda algo disimulada que me planta arriba de la montaña.
Seguí por el lomo casi cubierto de verde por su lado mas al sur, desde esta altura se puede observar Orzola y Las Tabaibitas, a la derecha, y la zona de Las Peñas de Tao y Las Hoyas, a la izquierda. Vas avanzando entre veroles que dispersan sus semillas plumosas, infinidad de Jarillas (Helianthemum bramwelliorum) que iluminan el paisaje con sus preciosas flores de un tono verde-amarillento, Tabaibas Amargas, algunas Lenguas de Vaca(Echium lancerottense), Hierba Verruguera(Heliotropium europaeum),Treinta Nudos (Fagonia cretica). Me voy escorando hacia la izquierda con la idea de descender frente al cráter de La Quemada y un rato mas tarde ya estoy en la pista que asciende desde la carretera hasta la Vega Grande de Ye.
Desde este camino busco la vereda que da acceso al cráter y me voy hacia allá. En el cráter estoy un rato, de nuevo lo que mas llama la atención es el manto verde que casi lo cubre, aquí proliferan las tabaibas dulces y las calcosas (Rumex lunaria) que casi lo cubre todo, igualmente hay una amplia colonia de Tasaigo (Rubia fruticosa) y algunos ejemplares del Cerrajón (Sonchus pinnatifidus) y de Tojia Amarilla (Asteriscus intermedius).
Ni que decir tiene que también impresiona estar en medio de esa “catedral” que es el cráter del volcán, en el mismo quedan huellas del uso agrícola que se le dio en el pasado y algunos detalles del uso ritual que igualmente se le daba a este volcán por parte de los Majos en la época prehispánica.
De nuevo en el camino hacia La Vega Grande, toca subir la pendiente hasta la casa rural, LaLaLand, y desde ella por la pista a su izquierda en dirección a la torre del tendido eléctrico que marca la vereda de subida hasta el borde del cráter.
Ya arriba toca contemplar de nuevo el cráter pero desde lo alto. Ahora el vértigo frena un poco los pasos que vas dando pero aún así las miradas son inevitables, hay una vereda bien marcada alrededor de la boca del volcán y por ella me puedo mover con total seguridad. Un rato después continuo hacia mi derecha y, siempre por la parte alta, termino de completar la vuelta, llegamos a una pequeña meseta llena de huellas del uso que nuestros ancestros le daba al lugar y empiezo el descenso hacia Lajares.
El descenso es por una ladera con infinidad de huellas de paso (acaba de terminar la época de caza) así que no me ofusco en ninguna en particular y me dedico a buscar la mejor opción para alcanzar el suelo. De Lajares me fui al camino (de nuevo en la ruta de la GR-131) y desde éste busqué otro camino, el que cruza el Cercado de los Burros hacia la carretera LZ-204.
Ya en la carretera me fui hacia Las Peñas de Tao para descender hacia Las Hoyas.
Unos metros después de la curva que hay en la carretera y próxima a una de las peñas que marca el sitio está el desvío hacia la vereda que da acceso a las Peñas de Tao. Me fui por ella hasta la zona del aljibe (una construcción de cemento que destaca en el lugar) y justo enfrente, algo escondida por la abundante vegetación, se localiza el pasillo que da acceso a la primera de las grandes hoyas que hay en esta ladera.
Nada mas atravesar este pasillo y situarme en lo alto de la hoya vuelve a llamarme la atención el verde que la cubre casi toda. El descenso es con mucho cuidado por los resbalones y procurando localizar el paso entre los corralitos de piedras, hay que ir sin prisas y además, en esta ocasión especialmente, con tiempo para verlo casi todo. De inicio sorprende la cantidad de grupos de Valeriana Roja (Centranthus ruber) que se observa, está plagado. Hay muchas matas sin las flores rojas que la caracteriza pero a medida que vamos descendiendo se ven muchas con la flor incipiente, empezando a salir, hay que volver en un tiempo para recrearse en ellas. Se ven algunas matas de Tasaigo (Rubia fruticosa) que curiosamente están casi cubiertas de esas flores amarillo pálido, casi verdosas, que las caracterizan aunque estén fuera de fecha.
Casi a mitad de recorrido vuelvo a tropezarme con una enredadera preciosa, la Cohombrillera ó Venenillo (Bryonia verrucosa) que en esta ocasión en vez de sus frutos nos muestra sus flores amarillas, me sorprendió la cantidad de rocas cubiertas por sus hojas grandes pentanguladas y sus sarcillos buscando donde agarrarse.
Tenia que llegar a Orzola sobre la una para coger la guagua y no me podía entretener mucho, así que continué el descenso entre los huecos que iba encontrado hasta llegar al muro final. Aquí en teoría hay que seguir a la derecha o bien saltarlo para continuar por la zona pero el tiempo apremiaba y me fui en busca del camino que sabia estaba a la izquierda.
Desde el camino me fui en busca de la carretera para unos metros después adentrarme por el otro camino que da acceso a la vivienda que hay en la zona. Alcance la vereda que hay a la izquierda del camino y por ella me fui hasta los alrededores de la Peña del Artisco; de nuevo en el asfalto pero para cruzarlo hasta La Breña y atravesando las fincas del lugar volví al punto de casi partida, el sendero de la GR-13. Regresé a la parada de guaguas desde donde partí y allí me quede unos minutos hasta que la susodicha apareció para recogerme y llevarme a casa (me dio tiempo de pasar por el super a por una cerveza).