Circular: Fuenteheridos - Castaño del Robledo - Galaroza - Fuenteheridos

Ruta circular en la Sierra de Aracena y Picos de Aroche.
Es una ruta preciosa. Yo diría que de las que enamoran a todos, a los iniciados y a los experimentados. Una ruta de disfrute del paisaje, de tres pequeños bellos pueblos del corazón de la sierra de Aracena, pueblos de calles empedradas y casas blancas.
El primer tramo transcurre unos doscientos metros por carretera, posteriormente se produce un pequeño ascenso y a continuación, hasta llegar a Castaño del Robledo, se suceden fincas de castaños. Me ha parecido impresionante en el mes de enero, pero puedo imaginarme la multitud de tonalidades de colores que embriagarán la vista de los senderistas en los meses de octubre y noviembre. El sendero es de unos 4 metros de ancho y su piso es bastante cómodo para el senderista. Castaño del Robledo es un pequeño pueblo de casas tradicionales de la sierra onubense, encaladas, de dos plantas, con una coqueta plaza en el centro y bares atendidos por lugareños muy amables.
El segundo tramo va de esta joya de la sierra a Galaroza. Aquí el sendero es estrecho en una parte del recorrido. El camino continúa siendo una delicia entre castaños, alcornoques y más adelante pinos y un sotobosque de helechos de gran porte. Galaroza es otra de las joyas de la sierra, silencioso, blanco, limpio, acogedor...
El tercer tramo va desde este pequeño pueblo hasta Fuenteheridos. El sendero transcurre por el Bosque encantado. Una mezcla de castaños y alcornoques centenarios de gran tamaño y densidad sobre un manto de helechos y una vegetación de ribera en un arroyo que discurre ladera abajo, conduce por una pista forestal hasta la carretera nacional, no sin antes haber cruzado hasta en dos ocasiones el río Múrtiga. Tras recorrer unos 150 metros por el arcén, se toma un sendero estrecho y sombrío que baja serpenteante flanqueado por paredes de piedra recubiertas de musgos hasta Fuenteheridos, lugar de partida, otro de los pequeños pueblos de la sierra, de calles empedradas, paredes blancas, tejas rojas, puertas de madera, balcones y ventanas de hierro forjado, calles estrechas... donde perderse un buen rato por su conjunto histórico y disfrutar de la gastronomía en sus bares y restaurantes.