Circular Mallos de Riglos
near Riglos, Aragón (España)
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Trail photos
Itinerary description
La vuelta a los Mallos de Riglos se conoce con el evocador nombre del Camino del cielo. El sendero no tiene ninguna dificultad técnica, pero sí un desnivel importante y un terreno incómodo de piedra suelta. Llegamos a Riglos y aparcamos en las zonas habilitadas, previo pago del ticket de 3 euros por la estancia diaria. Entrando al pueblo, una vez superados el albergue y una tiendecita con zona de mesas y sillas a la sombra donde nos tomamos una cerveza al acabar la ruta (a precio de bar, 2'20 euros), hay un escaparate con una maqueta de los Mallos.
Detrás está la indicación del inicio del sendero, hacia una cuesta a mano derecha. Si se hace la senda en este sentido, la ascensión será más larga y tendida y la bajada más empinada. Nosotros preferimos hacerla al revés, y que sea más dura la subida y más suave la bajada, que nuestras rodillas lo agradecerán.
Así que tomamos la calle a la izquierda. Cruzado el arroyo, aparecen las últimas casas del pueblo, casi adosadas a los Mallos. Nuevamente a la izquierda, cuando se acaban las casas aparecen las señales del sendero, dos líneas azules.
El camino pasa entre los Mallos Pisón y Fire y asciende sin descanso alguno. El esfuerzo es considerable, porque el terreno está bastante descompuesto y a ratos cuesta traccionar, pero vamos entretenidos viendo evolucionar a los escaladores y a los buitres. No hay sombras en esta parte del recorrido.
Seguimos ascendiendo hasta el Collado Fire, donde hay un cruce de caminos. El nuestro gira a la derecha y continúa ascendiendo, ahora rodeados por un bosquete de pequeñas carrascas. El río Gállego serpentea en el fondo del valle. Alcanzamos una zona de praderas y el mirador Bentuso, la zona más alta de la ruta.
A partir de aquí comienza el descenso. El camino se dirige hacia el Mallo Colorado, rodeándolo y dejando a la izquierda los llamados Mallos Pequeños, no menos bonitos que sus hermanos mayores. Es precioso el contraste entre el rojo de los Mallos y el verde del espeso sotobosque de romero, enebros, lentiscos y boj. Nos recuerda a las Médulas bercianas.
Poco a poco vamos descendiendo por un terreno, dentro de lo que cabe, más cómodo que el de la subida. Entramos al pueblo por un tramo compartido con el GR del Camino natural de la Hoya de Huesca. En un panel se explican algunos datos de los Mallos, como que tienen casi 300 vías de escalada. Acabamos en el punto de inicio la ruta circular, sin habernos cansado de contemplar estas moles maravillosas.
Detrás está la indicación del inicio del sendero, hacia una cuesta a mano derecha. Si se hace la senda en este sentido, la ascensión será más larga y tendida y la bajada más empinada. Nosotros preferimos hacerla al revés, y que sea más dura la subida y más suave la bajada, que nuestras rodillas lo agradecerán.
Así que tomamos la calle a la izquierda. Cruzado el arroyo, aparecen las últimas casas del pueblo, casi adosadas a los Mallos. Nuevamente a la izquierda, cuando se acaban las casas aparecen las señales del sendero, dos líneas azules.
El camino pasa entre los Mallos Pisón y Fire y asciende sin descanso alguno. El esfuerzo es considerable, porque el terreno está bastante descompuesto y a ratos cuesta traccionar, pero vamos entretenidos viendo evolucionar a los escaladores y a los buitres. No hay sombras en esta parte del recorrido.
Seguimos ascendiendo hasta el Collado Fire, donde hay un cruce de caminos. El nuestro gira a la derecha y continúa ascendiendo, ahora rodeados por un bosquete de pequeñas carrascas. El río Gállego serpentea en el fondo del valle. Alcanzamos una zona de praderas y el mirador Bentuso, la zona más alta de la ruta.
A partir de aquí comienza el descenso. El camino se dirige hacia el Mallo Colorado, rodeándolo y dejando a la izquierda los llamados Mallos Pequeños, no menos bonitos que sus hermanos mayores. Es precioso el contraste entre el rojo de los Mallos y el verde del espeso sotobosque de romero, enebros, lentiscos y boj. Nos recuerda a las Médulas bercianas.
Poco a poco vamos descendiendo por un terreno, dentro de lo que cabe, más cómodo que el de la subida. Entramos al pueblo por un tramo compartido con el GR del Camino natural de la Hoya de Huesca. En un panel se explican algunos datos de los Mallos, como que tienen casi 300 vías de escalada. Acabamos en el punto de inicio la ruta circular, sin habernos cansado de contemplar estas moles maravillosas.
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