Playa de Artenara (Gran Canaria)

Ruta salvaje a la playa de Artenara. La palabra que más resume este camino es salvaje, salvaje por su aislamiento y por lo abrupto e inhóspito del camino. La soledad y el silbido del viento del norte es una constante en todo el trayecto.
La sorpresa llega abajo, cerca del mar , al llegar a las dunas, el agua y el viento ha dibujado mil formas abstractas en relieve que te transportan a un paisaje propio del desierto , no piensas que sigues en Gran Canaria. (Ver fotos).
Cuando caminas por la costa te encuentras todo tipo de objetos propios de una isla desierta perdida en el Océano que arroja a tierra con fuerza el bravío mar de la costa norte .
Inquieta ver allí un cayuco roto en mil pedazos por el oleaje y las rocas puntiagudas , con los restos del motor y bidones de combustible….. te obligan a pensar en la tragedia que podrían haber vivido sus ocupantes en busca de un sueńo dorado. Junto a los restos del cayuco se siente intranquilidad es como si allí permaneciera una parte de la tragedia del viaje.
Más adelante encontramos una especie de cueva hecha en la arena decorada con objetos que arrojaba el mar donde había signos de haber estado habitada por una especie náufrago y ……. un poco más allá una pequeńa montańa con miles de lapas y caracoles de mar como si formara parte del decorado de la taquillera película “El Naufragó” , y ....... más abajo junto al agua muchos cabos abandonados de grandes dimensiones y bolas del tamańo de una pelota que utilizan de flotadores los barcos. Con ellas pensé que el “Naufrago”. que habitó la zona podría haber hecho su propio Wilson como Tom Hanks en la película. Esta película me impactó por ello no puedo evitar la conexión a ver este paisaje tan salvaje e insólito.

Supongo que esta playa tendrá otro aspecto más amable cuando el mar esté más tranquilo y se pueda tomar un bańo en las formidables charcas que se forman al bajar la marea, así lo he visto en varías fotos...... pero parece ser que no he venido ni el día ni con la marea adecuada. Por lo que tendré que volver otro día quizás en septiembre para ver el lado bueno de este singular paraje .