Circular por el Malpaís de la Corona/El Raso 12032021

La ruta de hoy tiene como origen la típica charla de bar (Cafetería) en la que alguien me comenta su carrera por la vereda del Jable y yo alardeo de las varias veces que la he pasado caminando. De esa charla surge el conocimiento de que hay otra vereda que atraviesa El Raso y termina próxima a los Jameos. La vereda parte, me dijo, desde La Peña Redonda y atraviesa el Malpais bordeando antiguas fincas de cultivo hoy abandonadas.
Llego a casa y me pongo en el Google Maps a buscar posibles caminos y, aunque borroso, parece que los había. En el Wikiloc no vi ninguna ruta que señalara camino por esta zona, pero encontré una que partía desde Punta Mujeres y que pasaba por la zona.
Pertrechado con la curiosidad y la inquietud de intentar encontrar ese camino, me fuí hasta las proximidades de la Caleta del Mero (Orzola) y a la altura de Los Altos del Jablillo y desde el aparcamiento existente en la zona me planté en la Vereda del Jable e inicie la ruta que describo.
Siguiendo el sendero que, a pesar de que todo el paisaje es lávico, está bien definido en el suelo y se sigue con relativa facilidad se llega a Las Tabaibitas, un grupo de viviendas en la parte alta de Orzola. Alcanzada la carretera LZ-204 me paso al barranco que viene del Valle de la Fuente Salada y continuo por él hasta La Breña (Lomo Blanco). Alcanzo de nuevo el asfalto de LZ-204 y me dirijo al camino que se adentra hasta Las Hoyas. Llegado al fin del camino cojo a la izquierda por el sendero que inicia el Camino del Raso y por él continuo, sorteando las tabaibas y demás vegetales que casi rellenan todos los huecos del suelo complicando el seguir el sendero. Se llega a la Peña que marca el inicio del Camino del raso.
La continuación es igual de enredada por la vegetación y por eso hay que tener cuidado de no salirse; hay que tener en cuenta que las piedras del camino tienen un tono mas oscuro que las de los alrededores por la ausencia de líquenes debido a las continuas pisadas de los que nos gusta patear la isla. Fijando la mirada en ese detalle se localiza fácilmente la ruta a seguir.
Este tramo impresiona por la sensación de pasar por una zona en estado salvaje, sólo se ve la mano del hombre en el muro de piedras que la atraviesa y que sirve de guía para no perder el sendero, de resto es un mar de lavas resecas y cubiertas de líquenes y que acogen en su seno un “bosque” de Tabaibas amargas muy difícil de ver en otro lado de la Isla. Otra cosa que me impresionó es la abundancias del Garbancillo o Melosa Simple (Ononis Laxiflora, que dicen los que saben), casi todo el sendero final estaba cubierto de ella e igualmente me encontré con algunas matas de Malvas Sylvestris, muy bonitas y de las Vinagrerillas Rojas que también abundaba.
Termina esta segunda etapa pasada la Peña de las Siete Lenguas y justo donde el muro que nos ha servido de referente cambia de dirección. Se abre una especie de pasillo entre dos muros de piedra que nos conducirá hasta el camino que pasa por la Peña Redonda. Alcanzada esta continuo por el camino algunos metros hasta una especie de cruce de caminos que da paso al desvío hacia la izquierda, dirección la costa. Me adentro por el dando paso a la tercera parte de la ruta.
En principio es camino ancho y de paso de coches, no hay dificultades. Aparece un desvío que se adentra en una finca y ahí termina, retrocedo y cojo el camino de la izquierda. Sigue siendo transitable y de hecho va bordeando algunas fincas que están cultivadas. Pasado un rato el camino parece tener fin pero continua aunque lleno de Tabaibas y demás vegetación, me adentro y se percibe que es el mismo camino pero abandonado porque las fincas que delimitan el muro que tengo a mi derecha están abandonadas y por tanto por aquí ya no transita nadie. Sigo por la avenida de Las Tabaibas, está plagada de enormes tabaibas amargas y dulces y el suelo alfombrado de Garbancillos o Melosa y de Moqueguirres o Limoncillos, una preciosidad.
Sigo por “la avenida”, siempre a la sombra del muro que bordea toda la finca que tengo a mi derecha, hasta que este se acaba.
Se acaba el muro y el panorama cambia, se ve a la derecha Los Jameos del agua y me creo que estoy a un paso de terminar y me adentro entre la lava con la vista puesta en la meta. En principio parecía que seguía el sendero pero pasado un rato me di cuenta que lo había perdido, tuve que parar y reflexionar un poco. El sendero debería continuar en linea recta desde donde terminó el muro, me habían comentado que terminaba en la carretera un poco mas arriba de los Jameos, así que trace una linea recta en el mapa de la aplicación y deduje que debería caminar hacía la izquierda e intentar encontrarlo. Pues bingo!, apareció la franja oscura en la lava y un sendero majestuoso que me quito la incertidumbre, eso sí, me costó la zapatilla que termino rota en tres fases, que caro me salió el despiste coño!
Después de un rato de paseo entre las tabaibas alcance a divisar el mar y la carretera. Llegue al asfalto muy regocijado, aunque con las zapatillas rotas.