Circular por Montes del Somo - Busnela - Cueto Cervera - El Cotero - Las Callejuelas - Barranco de la Osera - Cotero Atalaya
near Busnela, Castilla y León (España)
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Itinerary description
Antes de empezar la crónica quiero dejar clara una cosa. Esto no es una propuesta de ruta sino un reflejo de lo que hicimos. Normalmente diseño las rutas sobre el plano y “parasitando” algunas otras rutas previas realizadas por la zona y subidas a Wikiloc por otros contribuyentes. Quería unir una marcha por la zona de Busnela, y los cuetos y coteros de Cervera y Atalaya de Inakiandarin con otra que se adentrase en el paraje de las Callejuelas para luego regresar al punto de inicio. Eso me supuso componer yo mismo un tramo sobre el mapa pero sin referencias claras de caminos. Una vez hecho esto y acometida la ruta descubrí que un tramo de la misma es difícilmente practicable por la gran cantidad de árgomas que tuvimos que soportar ante la falta de sendas además de una ascensión desde un barranco en las fuentes del arroyo de la Osera, un poco expuesta. Me refiero al tramo que parte de Las Callejuelas y atraviesa las Cotorras de San Román, y la cabecera del Barranco de la Osera para llegar hasta el collado que separa el Cueto Cervera de la loma en que se ubica el Parque de aerogeneradores de La Peñuca y culmina en Peñas Ojastras, ya en la divisoria administrativa y de aguas. Fue después de realizar la ruta cuando descubrí que hay una alternativa mejor que enlace Las Callejuelas con el itinerario que parte de Busnela y es la que aconsejo tomar. Según una ruta subida por ruben.garcialopez titulada “Circular desde San Martín de Porres.Tan Alta, Crespas o Atalaya, Somio, Peñuca Cotero Callejuelas… Una gozada” se puede descender cómodamente desde Las Callejuelas hasta la localidad de San Martín de Porres pasando por los parajes marcados en el mapa como Tellada y Veguía más La cubía para desembocar en el río de la Engaña. Una vez aquí se baja a san Marín y se toma el sendero de gran recorrido GR-1 hasta Busnela. Te pierdes, eso sí, las bonitas cascadas que hay en la cabecera del barranco de la Osera. No se puede tener todo. El caso es que calificamos nuestra excursión como moderada por ser una combinación entre lo difícil del tramo mencionado con lo fácil del resto del recorrido. Avisado quedas para evitarme comentarios de queja por este aspecto. Si decides hacer esta ruta tal cual, no vayas con niños. Y a reclamarle, al maestro armero.
Y ahora sí, comenzamos.
La ruta la iniciamos en el pueblo de Busnela el sábado, 20 de abril a las 10.30 Jesús, Miguel Ángel y quien esto escribe. Busnela ha pasado de ser un despoblado a tener algunas casas rehabilitadas como viviendas de verano y fin de semana. Se encuentra en las laderas de los Montes del Somo, que separan la comarca burgalesa de Las Merindades de la cántabra de los valles pasiegos. Hoy es un día soleado y no demasiado caluroso. En definitiva, el ideal para emprender esta marcha circular.
Tomamos una pista de cemento que sale del pueblo en dirección noreste y que transcurre por una loma que deja al oeste las cabeceras del río Nela, uno de los ríos que articulan la comarca y desembocan en el Ebro. La pista coincide con el sendero de gran recorrido GR-1 de Las Merindades.
En poco más de un kilómetro y veinte minutos de lenta subida salvamos unos cien metros de desnivel hasta llegar a una torreta de alta tensión. Unos metros antes de este punto de referencia salimos de la pista para seguir subiendo hacia la izquierda por una estrecha senda entre árgomas en dirección al Cotero Atalaya. Pero no subimos arriba. Eso lo dejamos para la vuelta. De momento bordeamos por la izquierda su falta occidental y con el barranco de Cortemoro a nuestra izquierda debajo. El paisaje es pelado con pastos y esa hierba asquerosa que es la árgomas y cuya desagradable presencia nos va a acompañar en mayor o menor medida a lo largo de casi todo nuestro recorrido.
Vemos aflorar bonitas formas rocosas de arenisca, roca blanda y muy moldeable por los agentes erosivos que tallan curiosas estructuras que semejan estatuas, y lo que cada uno quiera imaginarse. Estamos en un parque de esculturas naturales a cual más original. Algunas, como veremos, tienen su propio nombre.
Nos encaminamos al collado que separa el Cotero Atalaya y el Cueto Cervera. Los dos son antecimas de uno de los muchos espolones que descienden de la Cordillera Cantábrica axial.
Tras el collado (1.088), al que llegamos a las 11.30, seguimos subiendo derechos al Cueto Cervera (1.210), el cual alcanzamos a las 12.01.Se obtienen amplias panorámicas de los montes de Las Merindades. Nos quedamos contemplando las curiosas formaciones de arenisca. En la misma cumbre del Cervera hay una oquedad techada por una enorme losa rocosa que ofrece condiciones inmejorables para efectuar un vivac. Cuanto más alto ascendemos más amplias son las vistas.
Seguimos ganando altura sin una senda muy definida hacia el comienzo del parque eólico de La Peñuca. Antes hay que descender hasta un nuevo collado (1.153) para iniciar ya un ascenso que será continuo hasta llegar, más adelante, a la divisoria de aguas y de provincias. Pasamos por algunas rocas en las que se encaraman acebos, muy abundantes en todo el recorrido. Nos acercamos igualmente a un manantial del que sale abundante agua, ideal para repostar. No puedo asegurar que sea permanente así que si hacemos la ruta en verano es mejor fiarlo todo a este punto para llenar las cantimploras.
A las 12.56 se llega al primer aerogenerador del parque eólico. Será una amplia pista la que nos lleve a la divisoria de aguas en las proximidades de Peñas Ojastras (1.471).
Una vez en la divisoria la panorámica se multiplica y podemos ver la Montaña Palentina más el Macizo Oriental de los Picos de Europa tras el cual imaginamos algunas cumbres del Macizo Central. Mirando al este, sobre el Castro de Valnera se cierne una nube que enseguida nos tapa su cima.
Recorremos un camino amplio que transcurre por la misma divisoria de aguas hacia el este. Vamos hacia el Cotero (1.508), cima biprovincial a la que llegamos a las 13.54. El Cotero es la cumbre más alta de los Montes del Somo. Más al este pero ya pasado el puerto de Estacas de Trueba, empieza la sierra de Castro Valnera (1.706) antes mencionado y el cual constituye el punto culminante de Las Merindades y de toda la provincia de Burgos excepción hecha de las cimas de las sierras de la Demanda y Neila.
Ahora toca descender hacia Las Callejuelas. Y tendremos que hacernos una composición de lugar para llegar hasta nuestro siguiente objetivo sin hacernos raspones con la maleza más allá de lo estrictamente necesario. Las árgomas nos dan todavía un respiro. No son muy altas y no aparecen por todas partes.
Hay que bajar hacia Los Lastrales de Palo Garda. Vemos el último nevero de la vertiente sur que queda por la zona a punto de derretirse. No creo que dure una semana. Hay que cruzar un arroyo hacia nuestra derecha pasado el cual discurrimos bajo un cortado con un caos de bloques en su base. Se nos ocurre acercarnos y adentrarnos por los huecos que separan los distintos bloques entre sí. Trepar o agacharse para poder pasar entre las gigantescas masas de roca es lo más parecido que se me ocurre a hacer espeleología. Realizamos un pequeño recorrido sin apurar todo lo que se podría transitar para luego reemprender la marcha.
Seguimos descendiendo hacia el sur. Estamos en las laderas de un monte cuyos arroyos son tributarios del río Engaña. Atravesamos unas pequeñas bárcenas, zonas encharcadas con variedad de flores silvestres.
Seguimos dirigiéndonos valle abajo hacia el sur con ligera inclinación hacia el este.
A medida que se desciende la vegetación se va haciendo más y más espesa y densa. Aparecen los árboles, lo cual siempre es una buena noticia pues ello lleva aparejado la desaparición de las árgomas. En la pequeña zona boscosa en la que entramos el sendero está ya bien marcado. Surgen poco a poco rocas cubiertas de musgo. Característico es un tejo que abraza a una de estas rocas. Veremos algunos más durante lo que resta de excursión.
A las 15.13 llegamos a Las Callejuelas. No había oído hablar de este paraje hasta hace unas pocas semanas y me ha impresionado. Antes de proseguir con la exploración del lugar hemos parado a comer por espacio de media hora en las inmediaciones. Las Callejuelas son una serie de gigantescos bloques de arenisca cubiertos de musgo formando entre sí estrechos conductos y grietas en los que uno llega a tener la sensación de que se pierde a ratos. Se trata de una verdadera “ciudad encantada” burgalesa. Hay muchos recovecos pero los conductos son, en general, rectilíneos y algunas veces a distintos niveles. Nos encontramos con otro tejo con un tronco de anchura espectacular que ha adaptado su forma a la de la roca. Algunas de las grietas son impenetrables. Se trata de un lugar más bonito incluso que lo que me imaginaba a tenor de mis expectativas previas. Basta que diga eso para que tú te ilusiones y luego, cuando lo veas, pienses que no es para tanto.
Uno de los factores que preservan este paraje es su lejanía de acceso. Desde la Engaña es más fácil acceder pero aun así. al estar fuera del camino trillado, no es muy conocido. Paradógicamente, cuando llegamos nosotros había otro grupo de excursionistas explorándolo.
Me encanta sobre todo cómo se encuentra la frondosa vegetación colonizando los grandes bloques de arenisca. Salvando las distancias, uno se imagina un paisaje selvático tipo Angkor en Camboya u otros sitios tropicales en los que la selva va invadiendo los muros de ciudades abandonadas abrazándolos con plantas trepadoras.
Callejear por Las Callejuelas te lleva casi media hora si quieres tener una visión medianamente profunda del lugar.
A las 16.30 más o menos salimos de este sitio e iniciamos un recorrido no recomendable , o altamente aconsejable para llevar a tu pareja si lo que quieres es que te pida el divorcio. Ahora el objetivo es el collado, con la original e imaginativa denominación de El Collado, entre Cueto Cervera y el parque eólico de La Peñuca
Se trata de, sin perder ni ganar mucha altura, ir sorteando barrancos en un continuo sube y baja entre la maleza. Vamos en busca de zonas de arbolado en la confianza de evitarnos así las incómodas árgomas. No hay camino y hay que descender laderas empinadas agarrándonos de las ramas para no resbalarnos. El paisaje es, en cualquier caso, frondoso y muy bello. Si no te importan los arañazos, vale la pena entrar por aquí por estas y más sorpresas que nos vamos a encontrar. Bordeamos las Cotorras de San Román. Los barrancos que salvamos son las cabeceras del Barranco de la Osera, el cual, algo más abajo, da lugar a una de las cascadas más bonitas de la provincia. Pero eso ya lo dejamos para otra ruta
Con harto esfuerzo, en el transcurso del cual Jesús me dice que si digo en Wikiloc que esto es una ruta fácil, escribirá él su contracrónica, seguimos avanzando. Una hora después de salir de Las Callejuelas y cuando, sobre el plano, apenas hemos recorrido un triste kilómetro, llegamos al brazo principal del Barranco de la Osera. Desembocamos en la parte alta del curso de aguas en un punto en el que es imposible descender por convertirse en una absoluta vertical. Un poco más abajo conseguimos encontrar un paso que nos lleva al cauce. Ahí tenemos la ocasión de admirar una maravillosa cascada de tres escalones. No creo que tenga nombre y se me hace extraño que mucha gente haya podido pasar por aquí. Una vez bajados al cauce y remontado un poco el barranco por su margen opuesta llegamos a la siguiente cascada. La primera sumaría una veintena larga de metros entre los tres escalones. Esta segunda unos ocho o diez a ojo de buen cubero.
Salir de este barranco implica trepar por una ladera cada vez más empinada hasta llegar al borde superior. Los bastones de marcha clavándose en la tierra son de muy buena ayuda para no resbalarse y evitar caer por un tobogán de tierras y hojarasca hasta el arroyo.
Una vez salvado el escarpe ya parece que el terreno es algo más practicable. Sigue habiendo maleza y árgoma pero es más baja. El Collado está ya a nuestro alcance y parece que lo duro ha quedado detrás.
Son las 17.54 cuando alcanzamos el anhelado Collado. Ahora, y por espacio de unos metros, recorremos terreno conocido caminado a la ida antes de bordear por su ladera oriental el Cueto Cervera, ya sin ascenderlo puesto que lo hemos hecho al principio de la ruta. Adonde sí nos dirigimos es al Cotero Atalaya. Vamos contemplando algunas de las rocas encantadas que no habíamos visto a la ida. Volvemos a at transitar por el collado que separaba estas dos cotas antes de enfilar hacia la Atalaya. Su zona cimera está llena de bloques de areniscas con sus consabidas formas caprichosas. El Cotero Atalaya tiene dos cimas propiamente dichas, la occidental y la oriental, distantes unos cuatrocientos metros la una de la otra, y de similar altura, en torno a los 1.150 metros.
Son las 18.39 cuando alcanzamos la primera cima y al cabo de diez minutos se olla la segunda. En las inmediaciones de estas cumbres debió de haber enfrentamientos durante la Guerra Ccivil. El frente de guerra pasaba por aquí. En el entorno encontramos una fecha tallada en la roca (20/8 1937) y unas iniciales: VCH. A falta de lo que nos confirme un experto, bien podrían ser huellas de combatientes republicanos o de sus adversarios fascistas italianos del Corpo Truppe Voluntarie, o los reclutados por el bando rebelde. Pero bien pensado, la letra H no es especialmente frecuente en el idioma italiano. Quizás sean las iniciales de un combatiente español.
El resto de la ruta consiste en ir descendiendo hacia la pista del sendero Histórico GR-1. Vamos por suave pendiente descendente encontrándonos más y más rocas abombadas y redondeadas de arenisca. La más espectacular la podemos observar al final, justo antes de desembocar en la pista. Se trata de un promontorio en forma de conejo, que se ha dado en denominar precisamente así, El Conejo. Hay que verlo desde un lado concreto. Si no, es se nos aparece como una especie de columna irregular de cierta altura, unos cinco o seis metros.
Enlazamos con el camino un poco más atrás de donde se abandonó al principio de la marcha, algo así como medio kilómetro más al este. A las 19.32 cerramos el círculo y solo nos queda desandar el kilómetro de pista por el que ascendimos por la mañana. A falta de dos minutos para las ocho llegamos a Busnela. El GPS me dice que hemos andado 20, 010 kilómetros para un desnivel acumulado de 1.145 metros.
Para resumir, ha sido una excursión preciosa de la que no me responsabilizo si tú decides hacerla y sales magullado. Pero reitero, las vistas son espectaculares, tanto las de largas distancias como las de las esculturas con las que la naturaleza y los meteoros nos han obsequiados.
Y ahora sí, comenzamos.
La ruta la iniciamos en el pueblo de Busnela el sábado, 20 de abril a las 10.30 Jesús, Miguel Ángel y quien esto escribe. Busnela ha pasado de ser un despoblado a tener algunas casas rehabilitadas como viviendas de verano y fin de semana. Se encuentra en las laderas de los Montes del Somo, que separan la comarca burgalesa de Las Merindades de la cántabra de los valles pasiegos. Hoy es un día soleado y no demasiado caluroso. En definitiva, el ideal para emprender esta marcha circular.
Tomamos una pista de cemento que sale del pueblo en dirección noreste y que transcurre por una loma que deja al oeste las cabeceras del río Nela, uno de los ríos que articulan la comarca y desembocan en el Ebro. La pista coincide con el sendero de gran recorrido GR-1 de Las Merindades.
En poco más de un kilómetro y veinte minutos de lenta subida salvamos unos cien metros de desnivel hasta llegar a una torreta de alta tensión. Unos metros antes de este punto de referencia salimos de la pista para seguir subiendo hacia la izquierda por una estrecha senda entre árgomas en dirección al Cotero Atalaya. Pero no subimos arriba. Eso lo dejamos para la vuelta. De momento bordeamos por la izquierda su falta occidental y con el barranco de Cortemoro a nuestra izquierda debajo. El paisaje es pelado con pastos y esa hierba asquerosa que es la árgomas y cuya desagradable presencia nos va a acompañar en mayor o menor medida a lo largo de casi todo nuestro recorrido.
Vemos aflorar bonitas formas rocosas de arenisca, roca blanda y muy moldeable por los agentes erosivos que tallan curiosas estructuras que semejan estatuas, y lo que cada uno quiera imaginarse. Estamos en un parque de esculturas naturales a cual más original. Algunas, como veremos, tienen su propio nombre.
Nos encaminamos al collado que separa el Cotero Atalaya y el Cueto Cervera. Los dos son antecimas de uno de los muchos espolones que descienden de la Cordillera Cantábrica axial.
Tras el collado (1.088), al que llegamos a las 11.30, seguimos subiendo derechos al Cueto Cervera (1.210), el cual alcanzamos a las 12.01.Se obtienen amplias panorámicas de los montes de Las Merindades. Nos quedamos contemplando las curiosas formaciones de arenisca. En la misma cumbre del Cervera hay una oquedad techada por una enorme losa rocosa que ofrece condiciones inmejorables para efectuar un vivac. Cuanto más alto ascendemos más amplias son las vistas.
Seguimos ganando altura sin una senda muy definida hacia el comienzo del parque eólico de La Peñuca. Antes hay que descender hasta un nuevo collado (1.153) para iniciar ya un ascenso que será continuo hasta llegar, más adelante, a la divisoria de aguas y de provincias. Pasamos por algunas rocas en las que se encaraman acebos, muy abundantes en todo el recorrido. Nos acercamos igualmente a un manantial del que sale abundante agua, ideal para repostar. No puedo asegurar que sea permanente así que si hacemos la ruta en verano es mejor fiarlo todo a este punto para llenar las cantimploras.
A las 12.56 se llega al primer aerogenerador del parque eólico. Será una amplia pista la que nos lleve a la divisoria de aguas en las proximidades de Peñas Ojastras (1.471).
Una vez en la divisoria la panorámica se multiplica y podemos ver la Montaña Palentina más el Macizo Oriental de los Picos de Europa tras el cual imaginamos algunas cumbres del Macizo Central. Mirando al este, sobre el Castro de Valnera se cierne una nube que enseguida nos tapa su cima.
Recorremos un camino amplio que transcurre por la misma divisoria de aguas hacia el este. Vamos hacia el Cotero (1.508), cima biprovincial a la que llegamos a las 13.54. El Cotero es la cumbre más alta de los Montes del Somo. Más al este pero ya pasado el puerto de Estacas de Trueba, empieza la sierra de Castro Valnera (1.706) antes mencionado y el cual constituye el punto culminante de Las Merindades y de toda la provincia de Burgos excepción hecha de las cimas de las sierras de la Demanda y Neila.
Ahora toca descender hacia Las Callejuelas. Y tendremos que hacernos una composición de lugar para llegar hasta nuestro siguiente objetivo sin hacernos raspones con la maleza más allá de lo estrictamente necesario. Las árgomas nos dan todavía un respiro. No son muy altas y no aparecen por todas partes.
Hay que bajar hacia Los Lastrales de Palo Garda. Vemos el último nevero de la vertiente sur que queda por la zona a punto de derretirse. No creo que dure una semana. Hay que cruzar un arroyo hacia nuestra derecha pasado el cual discurrimos bajo un cortado con un caos de bloques en su base. Se nos ocurre acercarnos y adentrarnos por los huecos que separan los distintos bloques entre sí. Trepar o agacharse para poder pasar entre las gigantescas masas de roca es lo más parecido que se me ocurre a hacer espeleología. Realizamos un pequeño recorrido sin apurar todo lo que se podría transitar para luego reemprender la marcha.
Seguimos descendiendo hacia el sur. Estamos en las laderas de un monte cuyos arroyos son tributarios del río Engaña. Atravesamos unas pequeñas bárcenas, zonas encharcadas con variedad de flores silvestres.
Seguimos dirigiéndonos valle abajo hacia el sur con ligera inclinación hacia el este.
A medida que se desciende la vegetación se va haciendo más y más espesa y densa. Aparecen los árboles, lo cual siempre es una buena noticia pues ello lleva aparejado la desaparición de las árgomas. En la pequeña zona boscosa en la que entramos el sendero está ya bien marcado. Surgen poco a poco rocas cubiertas de musgo. Característico es un tejo que abraza a una de estas rocas. Veremos algunos más durante lo que resta de excursión.
A las 15.13 llegamos a Las Callejuelas. No había oído hablar de este paraje hasta hace unas pocas semanas y me ha impresionado. Antes de proseguir con la exploración del lugar hemos parado a comer por espacio de media hora en las inmediaciones. Las Callejuelas son una serie de gigantescos bloques de arenisca cubiertos de musgo formando entre sí estrechos conductos y grietas en los que uno llega a tener la sensación de que se pierde a ratos. Se trata de una verdadera “ciudad encantada” burgalesa. Hay muchos recovecos pero los conductos son, en general, rectilíneos y algunas veces a distintos niveles. Nos encontramos con otro tejo con un tronco de anchura espectacular que ha adaptado su forma a la de la roca. Algunas de las grietas son impenetrables. Se trata de un lugar más bonito incluso que lo que me imaginaba a tenor de mis expectativas previas. Basta que diga eso para que tú te ilusiones y luego, cuando lo veas, pienses que no es para tanto.
Uno de los factores que preservan este paraje es su lejanía de acceso. Desde la Engaña es más fácil acceder pero aun así. al estar fuera del camino trillado, no es muy conocido. Paradógicamente, cuando llegamos nosotros había otro grupo de excursionistas explorándolo.
Me encanta sobre todo cómo se encuentra la frondosa vegetación colonizando los grandes bloques de arenisca. Salvando las distancias, uno se imagina un paisaje selvático tipo Angkor en Camboya u otros sitios tropicales en los que la selva va invadiendo los muros de ciudades abandonadas abrazándolos con plantas trepadoras.
Callejear por Las Callejuelas te lleva casi media hora si quieres tener una visión medianamente profunda del lugar.
A las 16.30 más o menos salimos de este sitio e iniciamos un recorrido no recomendable , o altamente aconsejable para llevar a tu pareja si lo que quieres es que te pida el divorcio. Ahora el objetivo es el collado, con la original e imaginativa denominación de El Collado, entre Cueto Cervera y el parque eólico de La Peñuca
Se trata de, sin perder ni ganar mucha altura, ir sorteando barrancos en un continuo sube y baja entre la maleza. Vamos en busca de zonas de arbolado en la confianza de evitarnos así las incómodas árgomas. No hay camino y hay que descender laderas empinadas agarrándonos de las ramas para no resbalarnos. El paisaje es, en cualquier caso, frondoso y muy bello. Si no te importan los arañazos, vale la pena entrar por aquí por estas y más sorpresas que nos vamos a encontrar. Bordeamos las Cotorras de San Román. Los barrancos que salvamos son las cabeceras del Barranco de la Osera, el cual, algo más abajo, da lugar a una de las cascadas más bonitas de la provincia. Pero eso ya lo dejamos para otra ruta
Con harto esfuerzo, en el transcurso del cual Jesús me dice que si digo en Wikiloc que esto es una ruta fácil, escribirá él su contracrónica, seguimos avanzando. Una hora después de salir de Las Callejuelas y cuando, sobre el plano, apenas hemos recorrido un triste kilómetro, llegamos al brazo principal del Barranco de la Osera. Desembocamos en la parte alta del curso de aguas en un punto en el que es imposible descender por convertirse en una absoluta vertical. Un poco más abajo conseguimos encontrar un paso que nos lleva al cauce. Ahí tenemos la ocasión de admirar una maravillosa cascada de tres escalones. No creo que tenga nombre y se me hace extraño que mucha gente haya podido pasar por aquí. Una vez bajados al cauce y remontado un poco el barranco por su margen opuesta llegamos a la siguiente cascada. La primera sumaría una veintena larga de metros entre los tres escalones. Esta segunda unos ocho o diez a ojo de buen cubero.
Salir de este barranco implica trepar por una ladera cada vez más empinada hasta llegar al borde superior. Los bastones de marcha clavándose en la tierra son de muy buena ayuda para no resbalarse y evitar caer por un tobogán de tierras y hojarasca hasta el arroyo.
Una vez salvado el escarpe ya parece que el terreno es algo más practicable. Sigue habiendo maleza y árgoma pero es más baja. El Collado está ya a nuestro alcance y parece que lo duro ha quedado detrás.
Son las 17.54 cuando alcanzamos el anhelado Collado. Ahora, y por espacio de unos metros, recorremos terreno conocido caminado a la ida antes de bordear por su ladera oriental el Cueto Cervera, ya sin ascenderlo puesto que lo hemos hecho al principio de la ruta. Adonde sí nos dirigimos es al Cotero Atalaya. Vamos contemplando algunas de las rocas encantadas que no habíamos visto a la ida. Volvemos a at transitar por el collado que separaba estas dos cotas antes de enfilar hacia la Atalaya. Su zona cimera está llena de bloques de areniscas con sus consabidas formas caprichosas. El Cotero Atalaya tiene dos cimas propiamente dichas, la occidental y la oriental, distantes unos cuatrocientos metros la una de la otra, y de similar altura, en torno a los 1.150 metros.
Son las 18.39 cuando alcanzamos la primera cima y al cabo de diez minutos se olla la segunda. En las inmediaciones de estas cumbres debió de haber enfrentamientos durante la Guerra Ccivil. El frente de guerra pasaba por aquí. En el entorno encontramos una fecha tallada en la roca (20/8 1937) y unas iniciales: VCH. A falta de lo que nos confirme un experto, bien podrían ser huellas de combatientes republicanos o de sus adversarios fascistas italianos del Corpo Truppe Voluntarie, o los reclutados por el bando rebelde. Pero bien pensado, la letra H no es especialmente frecuente en el idioma italiano. Quizás sean las iniciales de un combatiente español.
El resto de la ruta consiste en ir descendiendo hacia la pista del sendero Histórico GR-1. Vamos por suave pendiente descendente encontrándonos más y más rocas abombadas y redondeadas de arenisca. La más espectacular la podemos observar al final, justo antes de desembocar en la pista. Se trata de un promontorio en forma de conejo, que se ha dado en denominar precisamente así, El Conejo. Hay que verlo desde un lado concreto. Si no, es se nos aparece como una especie de columna irregular de cierta altura, unos cinco o seis metros.
Enlazamos con el camino un poco más atrás de donde se abandonó al principio de la marcha, algo así como medio kilómetro más al este. A las 19.32 cerramos el círculo y solo nos queda desandar el kilómetro de pista por el que ascendimos por la mañana. A falta de dos minutos para las ocho llegamos a Busnela. El GPS me dice que hemos andado 20, 010 kilómetros para un desnivel acumulado de 1.145 metros.
Para resumir, ha sido una excursión preciosa de la que no me responsabilizo si tú decides hacerla y sales magullado. Pero reitero, las vistas son espectaculares, tanto las de largas distancias como las de las esculturas con las que la naturaleza y los meteoros nos han obsequiados.
Waypoints
Mountain pass
3,786 ft
El Collado (1.153)
River
4,719 ft
Cruce de arroyo.
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