Circular: Quesada, río Extremera, Quesada.

Salimos de Quesada por la parte alta, en la prolongación de la C. Zurbarán, hacia la derecha siguiendo una pista bien marcada, dejando el cauce del Extremera abajo a nuestra izquierda, caminando entre olivos y con la Sierra de Cazorla enmarcándolo todo.

Es muy curioso el contraste del paisaje que conforman los olivares entre los pinos, tejos, encinas, álamos y otras especies de árboles que pueblan la Sierra.

Pena de sequía, que nos ha privado del rumor del río en el primer tramo del recorrido.

Hemos seguido esa pista unos 6 km.

Llegados a una finca con una piscina prefabricada, la pista continuaba hacia arriba haciendo una curva a la derecha, pero también salía otro camino a la izquierda, no tan bien marcado pero que nos acercaba más a la orilla del río.

Hemos decidido seguir por ese camino e ir buscando las sendas de las máquinas que trabajan en los olivares, teniendo como referencia el margen del río siempre a la izquierda.

Aquí nos hemos encontrado algo de dificultad porque, al no haber caminos bien marcados y estar bajando hacia la orilla, el terreno ha sido más empinado y con arena suelta. Así, hemos dado con un nuevo camino de los olivareros que nos ha llevado a donde el Río Béjar se une al Extremera, y por fin hemos visto el agua.

Han empezado a aparecer fincas con huertos a lo largo del margen del río.

Hemos llegado a una carretera que une las fincas, C. Manuel Ciges Aparicio. Al ser asfaltada, hemos intentado bajar hasta la orilla y continuar por ahí, pero los lindes de las fincas nos lo han impedido.

Hemos continuado por la carretera asfaltada, con muy poco tráfico, disfrutando de higos dulces, uvas y moras hasta llegar a Quesada.

Hemos entrado por la parte baja del pueblo buscando un bar para tomar una merecida cerveza bien fría.