Circulas por las Peñas de Herrera y la Tonda 2017-11-18 09:05
near Talamantes, Aragón (España)
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Trail photos
Itinerary description
Las Peñas de Herrera forman parte de las estribaciones del Sistema Ibérico, y delimitan los términos municipales de Talamantes, Añón de Moncayo, Calcena y Purujosa de la provincia de Zaragoza.
Para los que vivimos en Zaragoza es una ruta cómoda por el corto desplazamiento en coche hasta el punto de inicio, en este caso, la localidad de Talamantes.
Iñigo, llevaba tiempo queriendo ir a las Peñas de Herrera, y hoy, día 18 de Noviembre, se ha cumplido su deseo. También nos ha acompañado en la realización de la ruta José Ramón y Pilar.
Planteamos una ruta circular, que saliendo de Talamantes pasaríamos por la Ermita de San Miguel, y abandonando el Gr-90 que va por el Barranco de Valdetreviño, subiríamos campo a través por la loma Oriental del mencionado Barranco para salir a la Tonda, y de allí por la pista recorrer las Peñas de Herrera hasta el Collado de Valdelinares, e iniciar el descenso por el GR-90.1 que por el Barranco de Valdeherrera nos devolvería al punto de inicio.
Sin madrugar mucho, y parando en Borja para comprar pan, son las 9 de la mañana cuando empezamos la andada por la Calle Mayor hasta encontrar el indicador de la Ermita de San Miguel, a la que nos dirigimos, posteriormente el camino nos saca a una pista que tomamos dirección E para al poco tiempo girar 180 grados y seguir al W, que se dirige al Barranco de Valdetreviño, para al poco tiempo volver a cambiar de sentido y ya la seguiremos hasta que en una curva, a unos 950 metros de altitud, la abandonamos para seguir por la loma hasta la Tonda.
Por la loma tenemos un tramo por el que vamos entre, fundamentalmente, carrascas con la suficiente separación que nos permite el andar cómodamente. Este es el tramo de más y prolongada pendiente de ascenso, 550 metros de desnivel. El ir por la loma nos origina un pequeño problema, y es el viento que soplaba con cierta intensidad y frio.
Dos horas nos cuesta llegar al Vértice Geodésico de La Tonda, donde realizamos una pequeña parada teniendo que abrigarse, pues subiendo y con la mochila se podía soportar, pero parados ya era otro cantar. Como el día no estaba para mucha contemplación, más aún nos quedaba mucha ruta por hacer, tras las 4 fotos de rigor emprendimos el descenso por una especie de pista/cortafuego que nos llevo al Collado del Campo, en cuyas inmediaciones se encuentra el Refugio, según José Ramón en muy buenas condiciones. Llegados al Collado del Campo seguimos, la larga pista, hasta las inmediaciones de la base de la cara oriental de la primera Peña que nos encontramos, denominada Peña de los Castillos. A la altura donde la pista empieza a tener su punto de inflexión, la abandonamos y seguimos sin sendero definido hasta la base de la Peña de los Castillos. El mogote no lo subimos, ya que la trepada es corta pero vertical, por lo que Punta hasta la siguiente Peña, la de mayor elevación y denominada como Peña I ó Picarron. Unos mojones nos guían para seguir por el mejor y fácil acceso hasta la cima. Las vistas son buenas a media distancia, pero en la lontananza la calima nos estropea la visión. Las antenas y demás artilugios del Valdemadera en la Sierra de Algairen y Santa en la bajada tendríamos problemas, por tanto pasamos, continuando pasamos por una Brigída en la de Vicort se divisaban sin nitidez, y hacia los Pirineos, del anillo que formaba la calima, solo emergía el Vignemale y las Tres Sórores.
La cima del Picarrón es bicéfala y el paso entre ellas es un poco comprometido, pero no difícil. Hay una hondonada ó especie de pozo, que puede servir estupendamente de vivac, y que parece ser que servía para abastecer de agua al ganado lanar de los pueblos de la zona. Coincidimos con un grupo de navarros, y tras la charlada, fotos reciprocas y el frio viento que soplaba, que no animaba a permanecer mucho tiempo, emprendimos el descenso.
Descendemos de la Peña I ó Picarron por la normal y nos encaminamos hasta el collado que la separa de nuestro siguiente objetivo: La Peña II ó del Camino. Al llegar a su base, nos quitamos las mochilas que dejamos junto a los bastones, para emprender la trepada. Nos llevamos una grata sorpresa, pues habíamos leído que estaba equipada con una cuerda en estado precario, pero estaba inmaculada, diría que equipada muy recientemente. La brecha no es apta para obesos, y consta de tres escalones que ayudados por la cuerda se superan bien. Su cima es una meseta con una ligera pendiente hacia el Norte y que, no sé porque, pero me recordaba al Castillo de Acher.
De la Peña II descendemos hasta el Collado de Valdelinares y de allí nos vamos a la ya muy fácil Peña III del Medio, de similares características a la Peña II, una meseta con inclinación orientada al Norte.
Volvemos al cercano Collado, donde habíamos dejado todos los trastos, y aprovechamos para comer el bocata al Sol, resguardados del viento por los paredones de la Peña III.
Tras el bocata y el pequeño rato de sesteo emprendemos el descenso por el GR-90.1 que por el Barranco de Valdeherrera nos devuelve a Talamantes a las 17.45 horas.
Para los que vivimos en Zaragoza es una ruta cómoda por el corto desplazamiento en coche hasta el punto de inicio, en este caso, la localidad de Talamantes.
Iñigo, llevaba tiempo queriendo ir a las Peñas de Herrera, y hoy, día 18 de Noviembre, se ha cumplido su deseo. También nos ha acompañado en la realización de la ruta José Ramón y Pilar.
Planteamos una ruta circular, que saliendo de Talamantes pasaríamos por la Ermita de San Miguel, y abandonando el Gr-90 que va por el Barranco de Valdetreviño, subiríamos campo a través por la loma Oriental del mencionado Barranco para salir a la Tonda, y de allí por la pista recorrer las Peñas de Herrera hasta el Collado de Valdelinares, e iniciar el descenso por el GR-90.1 que por el Barranco de Valdeherrera nos devolvería al punto de inicio.
Sin madrugar mucho, y parando en Borja para comprar pan, son las 9 de la mañana cuando empezamos la andada por la Calle Mayor hasta encontrar el indicador de la Ermita de San Miguel, a la que nos dirigimos, posteriormente el camino nos saca a una pista que tomamos dirección E para al poco tiempo girar 180 grados y seguir al W, que se dirige al Barranco de Valdetreviño, para al poco tiempo volver a cambiar de sentido y ya la seguiremos hasta que en una curva, a unos 950 metros de altitud, la abandonamos para seguir por la loma hasta la Tonda.
Por la loma tenemos un tramo por el que vamos entre, fundamentalmente, carrascas con la suficiente separación que nos permite el andar cómodamente. Este es el tramo de más y prolongada pendiente de ascenso, 550 metros de desnivel. El ir por la loma nos origina un pequeño problema, y es el viento que soplaba con cierta intensidad y frio.
Dos horas nos cuesta llegar al Vértice Geodésico de La Tonda, donde realizamos una pequeña parada teniendo que abrigarse, pues subiendo y con la mochila se podía soportar, pero parados ya era otro cantar. Como el día no estaba para mucha contemplación, más aún nos quedaba mucha ruta por hacer, tras las 4 fotos de rigor emprendimos el descenso por una especie de pista/cortafuego que nos llevo al Collado del Campo, en cuyas inmediaciones se encuentra el Refugio, según José Ramón en muy buenas condiciones. Llegados al Collado del Campo seguimos, la larga pista, hasta las inmediaciones de la base de la cara oriental de la primera Peña que nos encontramos, denominada Peña de los Castillos. A la altura donde la pista empieza a tener su punto de inflexión, la abandonamos y seguimos sin sendero definido hasta la base de la Peña de los Castillos. El mogote no lo subimos, ya que la trepada es corta pero vertical, por lo que Punta hasta la siguiente Peña, la de mayor elevación y denominada como Peña I ó Picarron. Unos mojones nos guían para seguir por el mejor y fácil acceso hasta la cima. Las vistas son buenas a media distancia, pero en la lontananza la calima nos estropea la visión. Las antenas y demás artilugios del Valdemadera en la Sierra de Algairen y Santa en la bajada tendríamos problemas, por tanto pasamos, continuando pasamos por una Brigída en la de Vicort se divisaban sin nitidez, y hacia los Pirineos, del anillo que formaba la calima, solo emergía el Vignemale y las Tres Sórores.
La cima del Picarrón es bicéfala y el paso entre ellas es un poco comprometido, pero no difícil. Hay una hondonada ó especie de pozo, que puede servir estupendamente de vivac, y que parece ser que servía para abastecer de agua al ganado lanar de los pueblos de la zona. Coincidimos con un grupo de navarros, y tras la charlada, fotos reciprocas y el frio viento que soplaba, que no animaba a permanecer mucho tiempo, emprendimos el descenso.
Descendemos de la Peña I ó Picarron por la normal y nos encaminamos hasta el collado que la separa de nuestro siguiente objetivo: La Peña II ó del Camino. Al llegar a su base, nos quitamos las mochilas que dejamos junto a los bastones, para emprender la trepada. Nos llevamos una grata sorpresa, pues habíamos leído que estaba equipada con una cuerda en estado precario, pero estaba inmaculada, diría que equipada muy recientemente. La brecha no es apta para obesos, y consta de tres escalones que ayudados por la cuerda se superan bien. Su cima es una meseta con una ligera pendiente hacia el Norte y que, no sé porque, pero me recordaba al Castillo de Acher.
De la Peña II descendemos hasta el Collado de Valdelinares y de allí nos vamos a la ya muy fácil Peña III del Medio, de similares características a la Peña II, una meseta con inclinación orientada al Norte.
Volvemos al cercano Collado, donde habíamos dejado todos los trastos, y aprovechamos para comer el bocata al Sol, resguardados del viento por los paredones de la Peña III.
Tras el bocata y el pequeño rato de sesteo emprendemos el descenso por el GR-90.1 que por el Barranco de Valdeherrera nos devuelve a Talamantes a las 17.45 horas.
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