CL ZA SA Fariza - Argañin - Tudera por la Senda de los Arrieros

CL ZA SA 20230803 Fariza - Argañin - Tudera por el Camino de los Arrieros

En esta ocasión vamos a seguir el Camino de los Arrieros que unía las localidades de Fariza con Argañin y esta última con Tudera. De Fariza a Argañin el camino discurre en paralelo al Arroyo del Pisón y siempre que nos sea posible caminaremos por su ribera y una vez en Argañin seguiremos, de igual forma, el arroyo de los Molinos hasta Tudera.

El Camino de los Arrieros transcurre por el Parque Natural Arribes del Duero. En realidad es el eje sobre el que se articula el senderismo del municipio de Fariza y está constituido por una red de senderos tradicionales que discurren en general en sentido Norte-Sur, aunque también hay algunos tramos pequeños en sentido Este-Oeste.

Comunica las localidades de Pinilla de Pinilla Fermoselle, Mámoles, Fariza, Badilla, Tudera, Cozcurrita, Argañín, Zafara y Gamones, sirviendo en otros tiempos de puente entre ellas para el transporte de especies y mercancías a lomos de caballerías.

Los caminos son de tierra, discurren por parajes de gran belleza paisajística. Los itinerarios están señalizados mediante un cartel al principio de cada tramo que especifica la distancia y dificultad del mismo, y estacas clavadas en el suelo para indicar la dirección en los puntos que pueden ofrecer dudas; son ideales para hacer a pie, a caballo o en bicicleta y, dada su longitud, se pueden hacer por tramos si se prefiere y en combinación con otras rutas, a conveniencia.

Descripción de la ruta

La ruta de unos 10 km es muy sencilla y de nulo desnivel. Hasta Argañin encontraremos, de cuando en cuando, algunas balizas de PR señalando el camino, pero, muy a menudo, en nuestro afán por seguir la ribera caminaremos campo a través, sin senda visible.

El campo en esta época se encuentra muy seco y desmerece el recorrido. La estación más adecuada para realizar este recorrido es, seguramente, la primavera, entre los meses de mayo y Junio, en que los campos están repletos de flores.

Iniciamos nuestro recorrido en Fariza, junto a la iglesia de San Julián del siglo XIII aunque muy reformada. De origen remoto, en las inmediaciones de Fariza existen restos arqueológicos de gran relevancia que certifican la ocupación prehistórica de estas tierras, en las que el imperio romano también dejó su huella, como queda atestiguado por la estela adosada al muro sur de la iglesia.

Cruzamos el pueblo para dirigirnos hacia el arroyo Pisón, junto al cual discurre la ruta. Desde antiguo esta localidad ha estado vinculada al Arroyo del Pisón, que la atraviesa. Prueba de esta estrecha relación son los molinos que aún se levantan en la rivera, en un estado muy desigual de conservación Esta etapa transcurre próxima al Arroyo del Pisón pudiéndose observar alguno de los molinos junto a él asentados. En este trecho las fresnedas pueblan la ribera, dejando pasto para el ganado entre ellas.

Tras 400 m encontramos el cartel del Camino de los Arrieros indicándonos que restan 6 km hasta Argañin. Esta primera parte del camino discurre por una amplia y cuidada pista muy cerca del arroyo cruzado por frecuentes pontones de lajas de piedra granítica.

En el km 1,4 surge a nuestra derecha la bifurcación para Zafara y poco más adelante surge otra en dirección a Tudera o Argañin. La pista continúa a Argañin pero nosotros la abandonamos porque nos parece más agradable realizar el resto de la ruta por la ribera del Pisón que se encuentra flanqueada por numerosos fresnos.

A partir de este momento entramos en la parte más agradable y bonita del recorrido, donde además de pontones y tres molinos el agua nos ofrece rincones de muy bellos. En varias ocasiones usaremos los pontones para cambiar de margen buscando el camino más cómodo y menos invadido por la hierba.

Tras una pronunciada curva del arroyo surge un antiguo molino junto con la presa de Vertiello y el puente de lajas más espectacular del recorrido. Del molino apenas si restan algunos muros y las bocas de salida del agua. El puente se encuentra en muy buen estado de conservación y el conjunto crea un rincón especialmente bonito.

Unos metros más adelante aparen los restos de otro molino que aunque se encuentra más destruido, todavía podemos ver la piedra de moler. Tras caminar menos de 100 m aparece el molino de la Familia Santos, perfectamente restaurado.

Esta zona plagada de molinos, todavía encontraremos los restos de otros dos, es la más bonita del recorrido. El arroyo discurre entre rocas con cierto desnivel que es precisamente lo que aprovechan para construir los molinos.

El siguiente molino el Molinete aparece en el km 4,41 de la ruta, apenas si conserva los restos de un muro y la canal que transportaba el agua realizada en un bloque de piedra. Estas obras nos dan una idea del ingente trabajo que realizaban para aprovechar los recursos que ofrecia la zona.
Un poco más adelante cruzamos un amplio valle utilizado para pasto del ganado y llegamos a la pista, bastante alejada del arroyo. Una señal nos indica el siguiente hito del camino, “ La Peña del Gato”.

La Peña del Gato es un monumento paleolítico utilizado como altar de sacrificios. en el se aprecia inscrito un calendario lunar, datado en torno al año 15.000 a.c. Situado en el paraje de La Represa, una zona llana de humedal. En este lugar existe un afloramiento granítico que destaca del entorno inmediato por sus dimensiones (8 m de longitud por 3,5 m de anchura y 1,80 m de altura)

El santuario de Argañín recibe el significativo nombre de «Peña del Gato», por la presencia de una figura de felino, grabada dicha figura de felino ha desaparecido, junto con el trozo de piedra en donde estaba grabada, arrancada de forma violenta mediante la explosión de un barreno de dinamita. Es posible que la existencia de un supuesto tesoro haya motivado tal acto, en la creencia de que el pretendido tesoro hallaríase oculto en el interior de la roca, o bien se haya hecho tal cosa con la intención de apropiarse del grabado, sin más.

Tras entretenernos con los distintos grabados de la Peña, continuamos caminando junto al arroyo hasta entrar en el pueblo 1 km después. Cruzamos el pueblo y al finalizar el caserío giramos a la derecha para dirigirnos a Tudera del que nos separan unos 3 km.

El camino en este tramo que sigue el arroyo de Los Molinos reviste menos interés. Comenzamos caminando junto al agua pero resulta incomodo por la altura de la hierba y cruzamos el arroyo para continuar por la pista y sendas más pisadas.

En las cercanías del pueblo podemos ver ya la mole granítica conocida con el nombre de la Torre, sobre la que se asienta la ermita de San Cosme y San Damian. Se accede por unas escaleras excavadas en la roca. Se trata posiblemente de un monte sagrado prerromano donde si situaba un altar rupestre.

Junto a la ermita la iglesia Iglesia parroquial de San Pedro Apóstol. Continuamos y cruzamos el arroyo por un puente romano Está situado en la calle iglesia y su factura es inmejorable. El ojo central es de gran belleza, a su lado cuenta con varios huecos rectangulares que parecen de una obra posterior.
La calle que va desde el puente romano hasta la Iglesia, fue una calzada romana y prueba de ello son las losas de piedra que todavía podemos ver en el suelo de parte de la calle. Se han encontrado también varias estelas romanas que confirman la antigüedad del pueblo.

Poco después llegamos a la Ermita de Santa Bárbara y Santa Catalina, en el núcleo urbano, está consagrada a ambas santas —la primera previene de las tormentas, y la segunda del contagio de la rabia—.

Junto a ella damos por terminada la ruta