CL ZA SA Fornillos de Fermoselle Alcornocal de Valduyan Miradores y Hornos de Rieta la Encina
near Fornillos de Fermoselle, Castilla y León (España)
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Trail photos
Itinerary description
Ruta muy sencilla de carácter paisajístico y etnográfico que desde Fornillos de Fermoselle se dirige en primer lugar al alcornocal de Vaduyán y al mirador de Picones del Toto y Mayaina, regresa a la carretera para buscar el enlace con el PR que desde Fornillos llega a los Hornos de Rieta la Encina y la charca. Regresa al pueblo siguiendo el PR y recorre los diversos elementos etnográficos del mismo.
El recorrido no presenta ninguna dificultad y es apto para realizarlo en familia.
La ruta se inicia en Fornillos de Fermoselle, de apenas 60 vecinos, pertenece al municipio de Villar del Buey. Situado en el valle del Arroyo de la Setera, todavía conserva el encanto de la arquitectura tradicional, con casas y muros de piedra seca de muy buena factura. De tradición ganadera y cantera, conserva elementos de patrimonio etnográfico de gran interés. en sus calles estrechas y serpenteantes
El origen del nombre se debe a los hornos de cerámica que existían en Fornillos, cinco en total, por lo que se le conocía con el nombre ‘Hornillos’, que derivó en Fornillos.
En la misma plaza nos encontramos con la iglesia parroquial de San Martín de Tours, que data del siglo XVII y se caracteriza por su estilo propio del renacimiento. Junto a ella una enorme morera bajo la que se celebran los concejos abiertos de Fornillos de Fermoselle. Es frecuente encontrar estas moreras junto a las iglesias en los pueblos de Sayago.
Muy cerca una bonita fuente que se conserva en buen estado, aunque atribuida a época romana, en realidad es muy posterior.
Desde la plaza seguiremos el trazado de la Senda del Duero y tras pasar por la Fuente de la Pocera, abandonamos la localidad por el antiguo Camino de los Arrieros, vía tradicional de enlace con Pinilla de Fermoselle.
Durante el primer tramo, el camino alterna las zonas de monte con las tierras de cultivo flanqueadas por cerramientos de piedra. Superado este tramo, el bosque mediterráneo de jaras (y alcornoques domina el entorno.
Llegamos a la Cruz de la Figalina situada en un cruce y rodeada de alcornoques, muy cerca de la carrera. Según las creencias populares estas cruces eran una protección contra las epidemias.
Continuamos por la carretera durante unos 300 m y nos desviamos por una pista a la derecha para entrar en el alcornocal de Valduyán. Al inicio de la pista se encuentra un cartel indicando que se trata de una ruta micologica. Avanzamos entre alcornoques disfrutando del bosque durante 1,3 km hasta llegar a las peñas conocidas como los Picones del Toto.
Desde las peñas se puede observar el río y la central eléctrica, aunque el muro de la presa queda oculto por los árboles, las vistas del pueblo portugués de Picote, de los cañones de los arribes y del bosque que rodea el entorno es fantástica.
Retrocedemos un poco y a la izquierda en la zona conocida como Mayaina tenemos otro buen mirador. Junto al mismo se encuentra numerosas colmenas amontonadas.
Volvemos por el mismo camino hasta la Cruz y desde la misma continuamos por la carretera 600 m, para enlazar con el PR ( rayas amarillas y blancas) que se dirige a los Honos de Rieta la Encina y continua hasta la fuente del mismo nombre.
Unos metros más adelante se encuentra la zona de los Hornos, recientemente restaurada con fondos europeos. Rodeada de alcornoques se pueden ver un cobertizo donde se encontraba el torno, dos hornos, los pozos de donde extraían la arcilla y dos pilas para amasar le barro. Todo el conjunto resulta de gran interés y está perfectamente explicado con dos paneles situados en el cobertizo.
Antonio Vega fue el último alfarero de Fornillos de Fermoselle. Era hijo de Simón, que a su vez, fue el último alfarero que trabajó en el barrero de Cibanal. Antonio trabajó hasta 1963 en este lugar que abandono para emigra a Suiza. La saga de los Vega es excepcional, pues la labor del alfar en la comarca de Sayago se realizaba mayoritariamente por mujeres.
Para más información
https://pueblosdesayago.com/2020/12/07/los-hornos-de-rieta-la-encina-donde-el-barro-se-transformaba-en-cantaros-entre-alcornoques/
El PR continua 350 m hasta una fuente situada junto a una Charca. La rodean algunos alcornoques y ofrece una visa sobre la zona baja. Resulta un lugar bastante bucólico.
Solo resta volver al pueblo siguiendo la marcas del PR, serán 2 km hasta la entrada del pueblo. Una vez en Fornillos nos entretenemos observando los muros de la fincas y casas del pueblo y de la finca la Setera en particular. La Setera es una quesería y produce además vinos artesanales.Sus quesos gozan de merecido prestigio en la zona.
Desde la plaza seguimos las marcas, también de PR, que nos llevan al Molde de Arados conocido como el Potro del Reventón, un molde tallado en la roca para dar forma a la madera para que se convirtiera en un apero de labranza.
Volvemos a la plaza del pueblo y damos por terminada la ruta
Waypoints
Carretera 300 m
Salimos de la carretera
Hornos de Rieta la Encina
Frente a la caseta donde trabajaba el torno, se encontraba el barrero. El lugar donde se extrae la materia prima, la arcilla. A unos metros, las pilas de amasar el barro y el horno circular donde se cocían las piezas. La mezcla de arena, barro y agua se llevaba a las pilas. Allí, con paciencia y ayuda del caballo, el material quedaba listo para ir al torno que se encontraba en la caseta. El proceso de horneado era bastante laborioso. Primero el horno se “encañaba” con los cacharros boca abajo. Se colocaban primero los grandes y luego, encima, los pequeños. Todo se cubría con trozos de cerámica y tejas. Con todas las piezas bien colocadas, el alfarero comenzaba a quemar el combustible. Al cabo de seis horas, cuando las piezas de arriba estaban al rojo vivo, se dejaba de añadir combustible y se dejaba enfriar hasta que los cacharros quedaban listos.
Potro del reventón Molde de Arados
La forma de proceder, era cortar un ” negrillo” o olmo, con forma de U, y se introducía entre las huellas o surcos del potro mientras estaba verde, para poder darle forma. Una vez allí el negrillo, ” se pesaba con piedras” para que no se moviese del potro, mientras se dejaba secar hasta que tomase forma. Unas vez seco, se sacaba y se le unia la mancera ( parte del arado que sirve de guía ) y la reja. Así ya estaba dispuesto para poder ser usado en tierras sayaguesas.
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