Clot de Dèu, Pollença

Es una excursión de nivel medio que por su diversidad y belleza la hacen ser de un encanto particular.
Andamos por tierras de carboneros de antaño, por bosques excepcionales de enormes encinas con piso alfombrado de hojarasca y musgo. Hay que tener el máximo respeto a la naturaleza, no dejar constancia de nuestro paso ni dejar el más mínimo signo de suciedad. Entramos al principio, por una barrera que esta sobre el torrente des Comellar Fondo donde iniciaremos la excursión por este encantador bosque de encinas muy ombrívolo y de cuento de nuestra infancia. Caminaremos unos diez minutos donde dejaremos a nuestra izquierda el torrente e iniciaremos la subida por un camino de carboneros a nuestra derecha bastante dificil de seguir por lo estropeado que está. Va zinzagueando hasta llegar a la parte alta de la ladera donde la vista se vuelve despejada. Alli se pueden escudriñar figuras cársticas sorprendentes en la rocas que se aparecen a nuestra derecha de una pared rocosa colindante.
Luego, se llega a una zona sin nivel que se agradece para ir tranquilamente contemplando la belleza del bosque. Atravesamos alguna sitja de carbonero hasta llegar a un paso entre rocas a nuestra izquierda, lo pasamos y seguimos dirección derecha donde en una pequeña subida entre cárritx aparece el idílico vall de Dèu, esta rodeado de montañas y al fondo aparece la casita derruida del roter que la habitaba seguramente con su familia. Higueras y olivos ya a punto de desaparecer, y una especie de síquia seca demuestran que aqui se cultivaba y vivían en ya una Mallorca lejana e ignota.
Se puede comer por aqui, las carritxeres y un sol de invierno para tumbarse y hacer una siestecilla lo hacen irresistible.
A la vuelta, bajamos por donde hemos subido y a unos 15 minutos de bajada hay un senderillo a la derecha donde lo seguiremos en suave descenso.
Pasamos por un falso ciclópeo talayot, digno de admirar a la nuestra izquierda. Llegamos aun bosque encinar digno de elogios después de haber atravesado una tirolina o cable bajo que en sus tiempos debía utilizarse para subir o bajar enseres o materiales.
Iremos bajando zinzagueando el fantástico bosque mágico y de cuento en vueltas grandes y abiertas, después de haber atravesado el torrente en el lugar adecuado, luego giraremos a la izquierda dejando este a un lado en un giro de unos 180 grados.
La bajada es un placer por lo suave y la alfombra de hojarasca que se pisa, y si hiciera calor, la penumbra que se disfruta es muy acogedora.
Llegaremos a una finquita donde con todo respeto la dejaremos a nuestra derecha para caminar por el lado derecho del torrente, protagonista de toda nuestra excursión, y que al rato, lo atravesamos para ir por su parte izquierda por senderillo difícil de seguir, pero, la dirección es siempre la misma, seguir la bajada del torrente, no perderlo de vista.
Pronto, llegaremos, al bosque de subida y a la barrera del torrente de inicio.