Bagà-Coll de Pal-La Tosa 100 Cims-Puigllançada 100 Cims

Ya en la aproximación, detenidos en el Mirador de la Devesa, las pétreas moles nos embelesan y al mismo tiempo nos empequeñecen. Allá donde se dirige la mirada un imponente farallón parece retarte a conquistar su cima. Partimos de Coll de Pal hacia La Tosa d'Alp, iniciando una pertinaz subida por un ahora visible sendero gracias a la ausencia de nieve. Aunque el track orienta el camino, la ausencia de vegetación nos permite deambular siguiendo nuestro instinto curioseando aquí y allá a nuestro antojo, sin desviarnos demasiado de nuestro objetivo. Un imperceptible giro a la izquierda nos enfila hacia el Cap del Serrat Gran donde coincidimos con un esforzado grupo que está iniciando el Camí dels Cavalls del Vent, ruta por etapas que les ocupará varias jornadas. Las primeras maravillas inundan nuestras retinas y aunque la niebla empieza a mostrarse, aún podemos admirar los hermosos paisajes. Bajando hacia la Collada de Comabella, podemos admirar a lo lejos tanto el Refugi de l'Àliga, en lo alto, como La Molina, a nuestros pies. Un poco antes del Refugi, nos sorprende la figura inmóvil de un Isard, y fantaseamos que está allí colocada, o bien como reclamo para que acudan sus congéneres, o como consolación para los esforzados caminantes que no han podido ver a los reales. Giramos a la izquierda hacia el Mirador, guiándonos por las vallas y cuerdas que marcan el fuera de pistas, ya que los senderos están muy erosionados y son difíciles de ver. En su cumbre, la niebla ya es dueña y señora e impide disfrutar de nuestra bien merecida recompensa. No nos desanimamos y atesorando en la memoria lo ya visto, que nadie nos puede arrebatar, subimos a La Tosa para anotarnos otro 100 Cims y después de pasar por el Refugi para reponer fuerzas, iniciamos la bajada. Pronto tenemos nuestra recompensa, primero paseando tranquilamente entre vacas y luego admirando a lo lejos un grupo de Isards en la cima del Puig D'Alp. Nos observan curiosos como preguntandose a donde vamos. Y tienen razón, su presencia nos ha atraido como un imán y nos hemos apartado de la referencia de las vallas del fuera de pistas, pero ha valido la pena. Pasado el Collet de la Mola, la pendiente se acentúa y cada uno busca su bajada serpenteando, como los barcos dejan estelas en la mar. La frontera entre Girona y Barcelona antecede al segundo reto del dia, la subida al Puigllançada. La visión de las vacas tumbadas por doquier nos relaja y nos impulsa. Si ellas pueden subir tranquilamente, nosotros también, eso si, seguramente con algo más de esfuerzo. Evitamos el largo rodeo por el Gr y atacamos la ladera transversalmente fuera del sendero, ganando altura sin pausa con cada paso lateral. La visión de unos caballos entre la bruma nos anuncia que tenemos al alcance el objetivo y un retazo de niebla al apartarse nos permite la visión del Coll de Pal a nuestros pies. De nuevo no es negada la visión del horizonte, tributo que hemos de pagar hoy a la montaña, pero sin desánimo contabilizamos otro 100 Cims a nuestras espaldas. Apenas una fugaz mirada alrededor y siguiendo los hitos que nos hacen pasar entre los caballos, finalizamos la odisea de hoy. No sin antes detenernos en el Àrea de Grèixer a reponer fuerzas en las mesas de picnic, ubicadas entre la arboleda y con un agradable tintineo que nos regala el riachuelo para relajarnos. La calificación de moderada corresponde a la pequeña complicación que pueda presentar la bajada desde el Collet de la Mola.