Colldejou-Mola de Colldejou-Cavall Bernat i Miranda de Llaberia 3x100 Cims
near Colldejou, Catalunya (España)
Viewed 84 times, downloaded 3 times
Trail photos
Itinerary description
Por fin llega el momento de acometer la que iba camino de convertirse en "La Ruta Maldita". Tras varios aplazamientos por motivos meteorológicos, lluvia, viento, frío y heladas, la suerte nos sonrie y el sol comienza a despuntar cuando aparcamos. Además del objetivo de acumular 100 cims, en múltiples ocasiones nos quedabamos embobados mirando la Serra de Llaberia, ya fuera al pasar en coche por la AP-7, caminando por la costa o realizando otras rutas por los alrededores. Entre admiración por sus atractivas cumbres y respeto por la altura que aparentaban, esta es la ocasión de realizar nuestro anhelo. El viaje se hace ameno, dividida la charla en dos grupos, el de delante deporte, fichajes y variedades; política y senderismo el de atrás, llegamos a destino en un plisplás. Aunque los augurios anunciaban viento suave, no parece estar de acuerdo Eolo con los presentes recibidos, y nos regala un moderado vendaval para que paguemos ya de inicio el tributo debido. Rostros helados, bocas cerradas y manos congeladas, presiden la marcha, al inicio por pista y pronto por empinado sendero, que sin tregua ni piedad se eleva hacia la Mola de Colldejou. A ratos tramos arbolados o al socaire, los aprovechamos para recuperar el resuello o abrir la chaqueta, evitando transpirar en demasía. Aún antes de la cumbre las vistas ya son maravillosas, haciendo más soportable para los sentidos el incesante castigo de Eolo. Tras un corto trecho helado, enfilando las últimas rampas entre rocas y guijarros, una explosión de luz nos acoge en la cima, como diploma por superar la travesía con éxito. Por supuesto la banda con música de fondo entona una siseante melodía, cortesía del ululante viento. Nos apresuramos a refugiarnos en las ruinas de la torre de vigilancia, para reponer fuerzas con frugales frutas, alguna bebida espirituosa y edulcorados manjares. Por el hueco de la entrada, aparecen rayos del sol, que se eleva en el marino horizonte, con una demostración inigualable de fuerza y vigor lumínicos. Sin dormirnos en los laureles, pués aún queda un largo trecho, iniciamos el descenso, no sin que el que de nosotros sufre de vértigo, pose para la posteridad en algún paso aéreo. Debo aclarar, que el diseñador de la ruta le informó de la alternativa más segura unos metros más arriba, de menor peligro pero menor gloria, respondiendo el subsodicho que quería hoy superar límites y entrar en la leyenda. Ayudados de bastones y mucho cuidado, bajamos al Coll del Guix con apenas un par de caidas por barba y varios resbalones incruentos. Se acabó el descenso, que no el viento, avanzamos sin parar pendiente arriba, superando obstáculos, a ratos entre modestos hielos que nos hacen soñar con estar en el Himalaya, como avezados sherpas, aunque algo mejor nutridos. La Drecera d'en Ramon y Lo Molló, nos someten de nuevo a la prueba del resbaladizo hielo, antes de poder graduarnos como conquistadores de cumbres. Alcanzado el altozano, inmortalizamos la ocasión ante la singular ventana rocosa que ofrece La Foradada, las consabidas fotos del más juguetón de nosotros encaramado al vértex de la Miranda de Llaberia, y la jocosa comparación entre nuestras cabezotas y la voluminosa bola del Radar. Fotos y mas fotos de todo lo que nos rodea mientras caminamos por las crestas, nos entretienen hasta el Portell de Madrocs, por donde pasamos tras dudar unos instantes al estar muy escondido el sendero, para alcanzar el Cavall Bernat de Llaberia. Sin demoras por el retraso horario que ya acumulamos, elegimos bajar por la Roca del Esperits y el Coll de la Terra Blanca. Relatos de otros precursores caminantes aconsejan esta variante, pero se nos hiela la sangre al llegar a un paso aéreo y expuesto no previsto. Además de que vamos por un sendero en fila india, con una fuerte caida a la izquierda, y el rocoso paso requiere trepar en incómoda postura, nuestro aventurero acompañante aquejado del mal de altura, va delante. Un silencio sepulcral reina de súbito, hasta las aves callan, e impotentes por no poder revertir la situación, nos encomendamos a los dioses cuando el pionero se agarra a la roca como a la vida, arrimando su cuerpo a ella como si quisiera ser su amante. Instantes antes el diseñador había advertido que ante cualquier peligro tenía prevista otra alternativa de bajada, más de nuevo el sufridor de vértigo quería saborear las mieles de los elegidos, y superar el trance. Aunque de lejos impresiona, cuando nos toca pasar no olemos peligro, puesto que basta con abajo no mirar y con firmeza el pie plantar. Un suspiro y recuperado el resuello, el victorioso retador afirmó: "Hoy he estado todo el día fuera de mi zona de confort". Tanto por la palidez por las alturas como por el rostro de cansancio, doy fé de la veracidad de su afirmación. Demostrado claramente porque ya llegados casi al llano, igualadas las caidas y resbalones per cápita, clama por pisar pista y alejarnos de los senderos, con enojado rictus y malhumorado tono. La llegada al pueblo por una corta pero empinada rampa remata la faena, y renqueante casi reniega de ver calles, casas y templos , a pesar de ser muy dado a visitas y a hacer miles de fotos. Cerrado el único bar del pueblo y sin visos de vida el hotel, apesadumbrados unos instantes, pero embargados después por la emoción de lo conseguido hoy, nos acercamos a Mont-roig para, aunque se ha hecho tarde, reponer fuerzas y líquidos consumidos, porque nos lo merecemos. Antes de volver a la urbe, nos anotamos este pueblo y su elevada y lejana ermita, para una futura aventura.
Waypoints
Comments (2)
You can add a comment or review this trail
És una ruta molt atractiva
La ruta és exigent però paga la pena