COLMENAR DE LA SIERRA-PR GU 4-BARRANCO DEL JARAMA- -CABEZA MOSTAJO- SAN CRISTÓBAL-COLLADOS SAN CRISTÓBAL Y LA VIHUELA

Marcha realizada el sábado 8 de febrero de 2020
AVISO: Se entiende, que todo aquel que quiera realizar esta misma ruta, asume la responsabilidad que conlleva una actividad no exenta de posibles riesgos o incidentes, en un entorno en el que el sentido común y las circunstancias pueden marcar la diferencia entre pasar un buen día o todo lo contrario.
Hoy nos hemos acercado hasta la pedanía de Colmenar de la Sierra, que junto con El Vado y Cardoso de la Sierra, pasaron a pertenecer en el primer tercio del siglo XIX a la provincia de Guadalajara, tras haber sido propiedad en el siglo XIV de la Familia Mendoza que un siglo después los vendería al Cardenal Cisneros. En el entorno municipal del Cardoso y dichas pedanías nacen los ríos Jarama y Jaramilla, que a su paso forman impresionantes y profundos barrancos. Pretendemos subir hasta la cumbre del San Cristóbal, tras bastantes años en los que no volvíamos por aquí, hasta el punto de que nos ha sorprendido gratamente el arreglo de una carretera que la última vez se encontraba en un lamentable estado de conservación. Somos conscientes de que la marcha de hoy es bastante dura y exigente, pero a todo ello hay que añadir la dificultad que supone unas condiciones climatológicas adversas para afrontar un macizo del San Cristóbal, ya de por sí exigente.
A las once menos cuarto iniciamos la ruta desde la Plaza Mayor de esta pequeña población, para rápidamente pasar al lado de la iglesia de Santa María, y así podernos dirigir con rumbo sur hacia el cauce del río Jarama. Antes hay que coger el PR-GU 4 que señalizado con las típicas manchas blancas y amarillas viene desde el Cardoso de la Sierra y se dirige hacia Roblelacasa durante los dieciocho kilómetros y medio de trazado. Sirva de referencia que nada más salir del pueblo, y cuando llevamos algo más de trescientos metros desde el coche un primer cruce puede llevar a equívocos, ya que en vez de coger la senda que sigue de frente, más amplia y evidente, se debe seguir por la izquierda y por un senderito que en otros doscientos metros más se planta en una fuente sin agua por su caño aunque con ella en el pilón, y que sirve de referencia para tomar el camino que transcurre un poco más abajo y por la derecha de dicha fuente. Ahora sí que podemos ver alguna que otra señal del PR, que en este tramo de bajada de un kilómetro se dirige hacia el puente de madera que nos permite salvar un río Jarama bastante crecido.

Si hasta aquí hemos bajado y perdido unos ciento cincuenta metros desde Colmenar, nada más pasar el Jarama el camino empieza a ascender, durante el primer kilómetro y hasta llegar al arroyo de la Brezosilla de manera suave y progresiva; mientras que en el siguiente tramo de algo más de medio kilómetro que pasa por los Balagares, dicho camino se ha ido empinando un poco más hasta que llegamos a un impresionante mirador sobre el profundo barranco que ha esculpido las aguas del Jarama.

Aún nos quedan otros dos kilómetros de un PR que cogimos en Colmenar y que en el siguiente tramo prácticamente transcurre por la misma curva de nivel, y por una zona de belleza singular en el que vamos dejando todo el tiempo a derecha e izquierda ejemplares centenarios de enormes encinas, con un sotobosque en el que predominan los brezos y las jaras, así como bastantes plantas aromáticas. Así mismo, vamos pasando algún que otro canchal de pizarras y esquistos, que en su mayor parte proceden del macizo del San Cristóbal y de Cabeza Mostajo. Nos llama la atención que unos cuatrocientos metros antes de llegar al desvío que por la derecha nos subirá hacia el San Cristóbal, hemos empezado a ver tantos robles, también de buen porte, como las omnipresentes encinas que nos vienen acompañando a lo largo de todo el camino. Nada más pasar un buen resalte rocoso, dejamos el PR y cogemos una subida en la que los hitos nos ayudan a conectar en poco menos de doscientos metros con la senda/cortafuegos, que aunque bastante cubierto de jaras, no es complicada la progresión si ésta se hace junto a la linde de unos pinos de repoblación que hace un rato sustituyeron a los auténticos árboles de esta zona. Cuando llevamos un kilómetro desde que dejamos el PR, y justo a la altura de Cabeza Mostajo, el rumbo sur que traíamos hasta aquí, da un brusco giro a este, para encaminarse en medio kilómetro más hasta el Collado del Otero. Hace ya un rato que nos acompaña una lluvia muy fina y que la visibilidad se reduce por momentos, lo que nos lleva a intuir más que ver un macizo del San Cristóbal al que nos dista algo menos de medio kilómetro y que sin embargo no divisamos aún. A pesar de todo, decidimos continuar durante algo más de cuatrocientos metros, por un terreno totalmente rocoso, que con la roca mojada y la mala y a veces nula visibilidad nos obliga a replantearnos seguir adelante. Si tiramos una línea recta hasta la cumbre tan sólo nos quedan algo más de ciento veinte metros, en los que hay que salvar algo más de setenta metros de desnivel, con algún que otro paso áereo, y con unos apoyos en mojado y visibilidad reducida, que a la vista del tramo a salvar nos hace desistir, dejándolo para mejor ocasión. Y por lo que retrocedemos sobre nuestros pasos unos pocos metros, para bajar algo más de doscientos metros y casi cien de desnivel, por la ladera este y así llegar hasta el pinar. Una vez en dicho pinar, y manteniendo la cota, nos dirigimos en los próximos trescientos ochenta metros hacia un cortafuegos, en el que al llegar el rumbo sur lo cambiamos a oeste, para continuar ahora por una especie de bancal en el que las máquinas mantienen la explotación de los pinos. Así podemos llegar hasta el Collado de San Cristóbal, tras casi ochocientos metros en los que aunque veíamos un poco más abajo la pista que cogeremos, la hemos dejado por llevar ahora una progresión más fácil que la anterior por el pinar. Al llegar a dicho collado, nos damos cuenta de que una vez más hemos optado por la alternativa más sensata, ya que si la visibilidad en el collado es muy reducida, cuando miramos hacia la mole del San Cristóbal hay que imaginarlo con algo que no sea la vista, según se aprecia en el siguiente vídeo de dicho collado.

Una vez recuperamos las fuerzas y casi cuando finalizamos, la masa nubosa empieza a levantar y nos vuelve a dejar ver una cumbre que hoy se nos ha resistido. El tramo que nos queda de poco más de diez kilómetros y medio, hasta el pueblo de Colmenar de la Sierra, ya no tiene mayor misterio por transcurrir casi todo el tiempo por una amplia pista, casi siempre de bajada, que en un par de kilómetros nos saca al Collado de la Vihuela, por el que ya hemos pasado en otras ocasiones.

Tras este amplio collado, un par de collados más en los próximos kilómetros, hasta que cuando llevamos cerca de seis kilómetros desde el Collado de la Vihuela y tras haber dibujado la pista unas cuantas y cerradas curvas a izquierda y derecha, volvemos a encontrarnos con el mismo río Jarama, que si por la mañana salvábamos por un bonito puente de madera, en esta ocasión el puente de piedra y más amplio, permite el paso de algunos todoterrenos como los que hemos visto hoy, que se dirigen hasta la población de la Vereda.

Tras dejar atrás el puente y el río y ahora con un corto tramo de subida, hay que poner atención, ya que poco antes del kilómetro dejamos la pista y nos salimos por la derecha, justo a la altura de un poste informativo que señaliza el citado PR-GU 4, que desde aquí nos llevará a Colmenar en un kilómetro y ochocientos metros, y que de continuarlo hasta el final nos llevaría hasta Roblelacasa en diez kilómetros y medio. Una corta bajada hasta la vaguada en la que confluyen los arroyos de los Hoyos y los Cercalos, para volver a subir otro corto repecho que nos saca a los prados en los que las vacas del pueblo pastan a sus anchas y nos miran con esa cara de sorpresa y curiosidad que sólo ellas saben poner.