Contrebia Carbica y Muela del Pulpón, desde Villas Viejas. GR-CU-163

Esta es una ruta mixta, con dos partes de itinerario a pie por los destinos principales (las ruinas de la ciudad ibérica de Contrebia Carbica y la fortificación romana de la Muela del Pulpón), y una parte intermedia en coche (con alguna parada ocasional para ver algunos puntos de interés intermedios) entre Villas Viejas y las cercanías de Carrascosa del Campo, que puede ampliarse considerablemente incluyendo en su planificación la ruta del cristal de Hispania, o del lapis specularis (el espejuelo o yeso cristalizado en láminas brillantes, que los romanos utilizaron con destreza en la construcción de diferentes utensilios así como en para cerrar y embellecer trabajos de cantería), que atraviesa la zona y le hará pasar un buen rato a la caza de algunos de esos puntos de nuestro suelo donde la historia se mezcla con la leyenda, y ambas son modeladas por nuestras ensoñaciones y nuestros mitos. Aunque he preferido hacer el recorrido intermedio en coche por razones de tiempo disponible, debo aclarar que todo él forma parte del GR-CU-163, que aprovecha caminos de labranza existentes en esta zona, entre Huete y Villas Viejas, por lo que el desplazamiento a pie o en bicicleta es también totalmente apropiado. No lejos del recorrido encontrará el visitante las minas de espejuelo de Saceda del Río (Cueva de Sanabrio), Torrejoncillo del Rey (Mina de la Mora Encantada) y Osa de la Vega (Mina de la Vidriosa y de la Condenada). que me parecieron muy interesantes.
El inicio de la ruta está en una población abandonada (Villas Viejas), al lado de un área de servicio de la A-3, cerca de Montalvo, que lleva el nombre de Segóbriga (aunque esta se encuentra unos kilómetros más adelante). Desde aquí se cruza sobre la autovía por un puente que nos deja a la entrada del despoblado, donde aparco el coche. A poca distancia hay una construcción en piedra seca que puede ser parte de la Contrebia, aunque también podría ser un antiguo horno de cal o construcción similar. La zona carece de señalización y los datos de que dispongo me informan de que tras las primeras excavaciones los hallazgos fueron enterrados de nuevo para protegerlos de los expoliadores. Así que busco en el cerro situado a la izquierda, porque más adelante se acerca mucho al río Gigüela, esperando encontrar en algún sitio grandes bloques de piedra tallada que me indiquen el emplazamiento de la antigua Contrebia Carbica. No tardo mucho en encontrar un conjunto de bloques de esas características, y menos aún en decidir recorrer los alrededores y bajar hasta el río para hacerme una idea aproximada de cómo debió ser el lugar. Ciertamente no era un poblado pequeño, algunos de los datos de superficie de que dispongo hablan de 33 hectáreas (aunque otros la reducen significativamente), bastante más pequeño que la Contrebia Belaisca pero la misma superficie que Recópolis, por ejemplo.
Tal vez sea tiempo de repasar algunos datos. Las Contrebias son tres pueblos (uniones de casas o de cien casas) celtibéricos, uno de los cuales está en La Rioja (Contrebia Leucade, cerca de Inestrillas), otra en Zaragoza (Contrebia Belaisca, donde aparecieron los Bronces de Botorrita) y otra en Cuenca (Contrebia Cárbica). Mientras el nombre de la Contrebia Leucade hace referencia al color de sus casas, el de las otras recuerda la estirpe de sus pobladores (belas en un caso y carpetanos en el otro).
Contrebia Carbica, que visitamos hoy, se encontraba en la antigua calzada que unía Cartago Nova (Cartagena) con Complutum (Alcalá de Henares); otras poblaciones carpetanas de esa época fueron Toletum y Complutum. Se supone que estuvo rodeada de un foso y una muralla, y que su fundación ocurrió en la protohistoria, en plena Edad del Hierro; aquí fueron encontradas unas téseras y monedas que fueron donadas a la Academia de la Historia, y también un conjunto de matrices de bronce fundido, por lo que se piensa que en la ciudad existió un taller de orfebrería. Poco más sabemos de Contrebia Cárbica, parece haber desaparecido antes de la romanización y podría haber tenido algo que ver con la fundación de una nueva ciudad, la futura Segóbriga, que visitaremos más tarde. Si esa hipótesis es correcta, una excavación adecuada podría dar información muy interesante no solo sobre Contrebia sino sobre el mundo celtibérico en general. Pero nosotros solo hemos venido a pasear entre la historia, respetamos el lugar y lo dejamos tal y como lo hemos encontrado.
A continuación bajamos hacia el río, cubierto de cañas pero donde el nivel de agua es fácilmente visible, y después volvemos hacia Villas Viejas, para recoger el coche y seguir en dirección a la Muela del Pulpón. Para ello tenemos que volver a cruzar sobre la autopista y luego dar una amplia vuelta hasta encontrar la pista no asfaltada cerca de la ribera del río Gigüela, por la que seguiremos hacia el norte; esta pista es el GR-163 o Camino de Villas Viejas y parece óptima para BTT pacífica (salvo por algunos desniveles), aunque también se puede andar. Una de las imágenes más notables del trayecto la constituye el Canal de Villarejo, el acueducto más largo del trasvase Tajo-Segura (que no funciona mucho por el escaso aporte hídrico que recibe, a pesar de las grandes necesidades de la cuenca del Segura). Otras imágenes interesantes se obtienen al pasar por antiguos corrales y viviendas abandonadas, aunque hemos visto a algunas personas mayores, con alguna de las cuales nos paramos a hablar por si sabían algo de nuestros objetivos de hoy, pero desconocían por completo que hubiese restos de interés arqueológico en la zona.
Aunque ahora la mayoría de ellos no pueden ser identificados a simple vista, al menos por los legos en la materia, esta zona tiene abundantes restos de antiguos poblados de considerable interés arqueológico. Uno de los más destacados es el recinto amurallado de la Muela del Pulpón, donde se han encontrado evidencias de ocupación desde la Edad de los Metales, pasando sucesivamente de castrum prerromano a poblado y centro fabril romano (en relación con el espejuelo, o lapis specularis), y luego a fortaleza visigoda y más tarde árabe. La Muela, situada a unos siete km. de Carrascosa del Campo y a 1,5 km. del despoblado de El Pulpón, a unos 860 metros de altitud, era algo más que una simple fortificación; posiblemente su actividad principal era fabril y estuvo relacionada con el espejuelo, pero también se han encontrado restos que prueban que este enclave tuvo una significativa actividad metalúrgica, ofrecíendo servicios a Segóbriga, Valeria o Ercavica, además de a otros enclaves situadas en el centro de la península y en tierras levantinas, que incluyeron la fabricación de armas y otros utensilios metálicos, además de acuñar monedas; también se han encontrado fragmentos de cerámica de todas las épocas romanas y trozos de estucado, que prueban el dilatado periodo de actividad del enclave.
Aunque no lo hemos visitado, por desconocimiento al hacer la ruta, bastante cerca de la muela (a unos 3 km.), se encuentra el yacimiento arqueológico de Las Madrigueras, con una necrópolis del pueblo de los Olcades, descubierta en 1963 junto al río Valdejudíos y que aportó considerable información sobre el período prerromano y la romanización de estas tierras.
El acceso al yacimiento es fácil, una vez identificado (lo que no tiene ningún problema si se lleva el trazado de la ruta en GPS), subiendo por una traza de camino entre dos tierras de labor, hasta alcanzar la muralla, encontrando poco después una entrada al recinto que permite el acceso sin tener que subir muros y con plena seguridad. Una vez arriba es fácil recorrer el enclave e identificar diversos restos de edificaciones. La construcción no parece protegida en modo alguno, por lo que de nuevo se ruega a todos los visitantes que extremen al máximo la protección de los restos, evitando causar cualquier tipo de daño, y que no dejen basuras al marcharse.
En conjunto, una ruta que se puede hacer a pie, en coche o, tal vez mejor, en bicicleta, ampliable a otros puntos de similar interés histórico y cultural en zonas cercanas. Accesible a prácticamente todo el mundo, sin dificultad técnica ni exigencias de material especial (aunque no hay fuentes de agua y en verano el calor debe ser intenso), interesará a las personas a quienes gusta este tipo de enclaves, que encontrarán además un bonito paisaje (sobre todo en esta época, con los almendros en flor).