Corbera de Llobregat-Roca Foradada-Creu de l'Aragall-Roques Roges
near Corbera de Llobregat, Catalunya (España)
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Trail photos
Itinerary description
La calificación de la ruta como de moderada dificultad, corresponde a que contiene un tramo por un sendero poco transitado ocupado por la vegetación, un tramo con una cuerda como ayuda para trepar, varios puntos en que hay que utilizar las manos para superar las rocas, el paso por debajo de una valla, en particular, y a problemas de agarre al caminar, debido a la tipología arcillosa del terreno con el consiguiente riesgo de resbalones, en general, que aconseja extremar las precuciones en caso de lluvia. La ruta transita por un zona urbana al principio, senderos y pistas, y cruza la carretera en dos puntos.
En la aproximación al punto de partida bromeamos ante la cantidad de curvas , idas y venidas en la carretera, que tan pronto nos acercan como nos alejan del destino. Es el resultado de convertir a toda costa esta zona en habitable, a pesar de que la naturaleza se opone con una feroz resistencia en forma de acusados desniveles. Lo demuestra que el punto de aparcamiento no sea una explanada al uso, sino la entrada a una calle que no se asfaltó porque no se edificaron casas. Desde aquí recorremos varias calles hasta el inicio del sendero, entretenidos, curioseando y alabando, o no, el buen gusto de las construcciones que encontramos a nuestro paso. Conviven diversos estilos, desde una masia tradicional, con su torreta coronando el edificio, hasta cabañas de madera, como si estuvieramos en la nevada Suiza, multitud de viviendas funcionales sin nada destacable, y un curioso y singular conglomerado que parece formado por contenedores apilados unos encima de otros. Está claro que la singularidad campa a sus anchas, y que hay una miríada de gustos y estilos. Dejando el cemento, giramos a la derecha por el sendero con un indicador y un claro rótulo de "Roca Foradada", premonitorio de que la ruta estará claramente identificada. Vana ilusión, de aquí en adelante hemos de valernos del gps, de la experiencia, y del instinto de nuestro ilustre colega atrochador, para salir bién parados. En el primer cruce de la Bv-2425 buscamos un sendero , que girando a la derecha debe conducirnos directamente a la Roca Foradada. Lo que aparentan ser unas obras para abrir una pista o similar, han destruido su inicio, y debemos trepar un corto trecho por el talud para encontrarlo. Un poco mas arriba, después de cruzar un camino que se aleja del destino, la vegetación ha invadido el sendero, y de nuevo tiramos de osadía al divisar un hito, para, internandonos entre los árboles, apartando ramas, arbustos y alguna zarza, y con penas y trabajos, llegar hasta la cueva que hay al pie de la roca, morada de una imágen de la virgen, que alguien colocó allí con devota determinación. La impresionante visión de la imponente cornisa sobre nuestra cabezas, desencadena una andanada de fotos en defensa propia, debo afirmar, ante tanta belleza. Tras lidiar con una pequeña grimpada, ayudados por un cable a modo de cuerda, alcanzamos la repisa superior de la roca, y nos detenemos en el Mirador para recuperar fuerzas y solazarnos con las hermosas panorámicas que recompensan con creces el esfuerzo. Largos tramos de pista y variados senderos, desembocan en el pintoresco conjunto de Can Cases, que atesora algo del esplendor que sin duda vivió en otras épocas. Después de un nuevo cruce de carretera y el paso por los aledaños de otra urbanización, llegamos al enclave estrella de la ruta de hoy. El Mirador de la Masia Engrasia, la Torre de Vigilancia, el Vértice Geodésico y la Creu de l'Aragall, nos entretienen largo rato, dan pie para rememorar pasadas caminatas, por su semejanza, como la de la Creu de Canet y su Vèrtex de Pedracastell, y pábulo a futuras gestas que pronto planificaremos. Un empinado y resbaladizo sendero nos lleva hasta el Camí de Can Xandrí, donde podemos admirar la Roca del Nas y la Pedra Dreta, y el propio Can Xandri, que conserva cierto encanto por los coloreados arcos que adornan sus galerías. Estamos en el tramo final de la ruta, avanzamos relajados y contentos por haber superado las dificultades que han ido apareciendo en el camino, y como no podía ser de otra manera, la intervención humana en forma de vallado, pone trabas a nuestro avance. El camino suponemos que es público, y como tal está marcado, indicado e identificado en los mapas topográficos, pero por desgracia cada vez es mas habitual que se lo apropien y cierren el paso. Una puerta de la valla con candado no permite seguir el camino, y después de retroceder buscando en vano un sendero que lo evite, balanceamos la cancela para pasar medio agachados por debajo. No encontramos a nadie, ni cultivos ni edificación que justifique semejante hecho, al contrario, un reguero de basura y desechos abonan la idea de su abandono. En el otro extremo, otra puerta barra el paso, pero a la derecha un arbusto impidió poner la valla, y por allí pasamos. Aquí pone "Propietat Privada" y "Ojo Perros" de los que no tuvimos noticias. El ancho y despejado camino, y la proximidad del depósito y la antena, aún hacen mas ininteligible esta actuación. Olvidado el percance, nos resarcimos admirando las caprichosas formas de la Roques Roges, y evaluando que no es necesario subir hasta ellas para admirarlas, hacemos un nuevo giro a la derecha por el antiguo Camí de Corbera, para regresar al coche.
En la aproximación al punto de partida bromeamos ante la cantidad de curvas , idas y venidas en la carretera, que tan pronto nos acercan como nos alejan del destino. Es el resultado de convertir a toda costa esta zona en habitable, a pesar de que la naturaleza se opone con una feroz resistencia en forma de acusados desniveles. Lo demuestra que el punto de aparcamiento no sea una explanada al uso, sino la entrada a una calle que no se asfaltó porque no se edificaron casas. Desde aquí recorremos varias calles hasta el inicio del sendero, entretenidos, curioseando y alabando, o no, el buen gusto de las construcciones que encontramos a nuestro paso. Conviven diversos estilos, desde una masia tradicional, con su torreta coronando el edificio, hasta cabañas de madera, como si estuvieramos en la nevada Suiza, multitud de viviendas funcionales sin nada destacable, y un curioso y singular conglomerado que parece formado por contenedores apilados unos encima de otros. Está claro que la singularidad campa a sus anchas, y que hay una miríada de gustos y estilos. Dejando el cemento, giramos a la derecha por el sendero con un indicador y un claro rótulo de "Roca Foradada", premonitorio de que la ruta estará claramente identificada. Vana ilusión, de aquí en adelante hemos de valernos del gps, de la experiencia, y del instinto de nuestro ilustre colega atrochador, para salir bién parados. En el primer cruce de la Bv-2425 buscamos un sendero , que girando a la derecha debe conducirnos directamente a la Roca Foradada. Lo que aparentan ser unas obras para abrir una pista o similar, han destruido su inicio, y debemos trepar un corto trecho por el talud para encontrarlo. Un poco mas arriba, después de cruzar un camino que se aleja del destino, la vegetación ha invadido el sendero, y de nuevo tiramos de osadía al divisar un hito, para, internandonos entre los árboles, apartando ramas, arbustos y alguna zarza, y con penas y trabajos, llegar hasta la cueva que hay al pie de la roca, morada de una imágen de la virgen, que alguien colocó allí con devota determinación. La impresionante visión de la imponente cornisa sobre nuestra cabezas, desencadena una andanada de fotos en defensa propia, debo afirmar, ante tanta belleza. Tras lidiar con una pequeña grimpada, ayudados por un cable a modo de cuerda, alcanzamos la repisa superior de la roca, y nos detenemos en el Mirador para recuperar fuerzas y solazarnos con las hermosas panorámicas que recompensan con creces el esfuerzo. Largos tramos de pista y variados senderos, desembocan en el pintoresco conjunto de Can Cases, que atesora algo del esplendor que sin duda vivió en otras épocas. Después de un nuevo cruce de carretera y el paso por los aledaños de otra urbanización, llegamos al enclave estrella de la ruta de hoy. El Mirador de la Masia Engrasia, la Torre de Vigilancia, el Vértice Geodésico y la Creu de l'Aragall, nos entretienen largo rato, dan pie para rememorar pasadas caminatas, por su semejanza, como la de la Creu de Canet y su Vèrtex de Pedracastell, y pábulo a futuras gestas que pronto planificaremos. Un empinado y resbaladizo sendero nos lleva hasta el Camí de Can Xandrí, donde podemos admirar la Roca del Nas y la Pedra Dreta, y el propio Can Xandri, que conserva cierto encanto por los coloreados arcos que adornan sus galerías. Estamos en el tramo final de la ruta, avanzamos relajados y contentos por haber superado las dificultades que han ido apareciendo en el camino, y como no podía ser de otra manera, la intervención humana en forma de vallado, pone trabas a nuestro avance. El camino suponemos que es público, y como tal está marcado, indicado e identificado en los mapas topográficos, pero por desgracia cada vez es mas habitual que se lo apropien y cierren el paso. Una puerta de la valla con candado no permite seguir el camino, y después de retroceder buscando en vano un sendero que lo evite, balanceamos la cancela para pasar medio agachados por debajo. No encontramos a nadie, ni cultivos ni edificación que justifique semejante hecho, al contrario, un reguero de basura y desechos abonan la idea de su abandono. En el otro extremo, otra puerta barra el paso, pero a la derecha un arbusto impidió poner la valla, y por allí pasamos. Aquí pone "Propietat Privada" y "Ojo Perros" de los que no tuvimos noticias. El ancho y despejado camino, y la proximidad del depósito y la antena, aún hacen mas ininteligible esta actuación. Olvidado el percance, nos resarcimos admirando las caprichosas formas de la Roques Roges, y evaluando que no es necesario subir hasta ellas para admirarlas, hacemos un nuevo giro a la derecha por el antiguo Camí de Corbera, para regresar al coche.
Waypoints
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Information
Easy to follow
Scenery
Moderate
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