CORDAL ORIENTAL DEL CURAVACAS PARTIENDO DE VIDRIEROS. CORUÑO, MONTE DE LAS HUELGAS Y EL HOSPITAL.
near Vidrieros, Castilla y León (España)
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Trail photos
Itinerary description
CONOCEMOS LAS MONTAÑAS DE CASTILLA Y LEÓN.
El grupo Gabanceda nos acercamos hasta Vidrieros para pasar una agradable jornada en la Montaña Palentina recorriendo el cordal oriental del pico Curavacas.
Comenzamos la ruta en un día despejado con un sol espléndido. Partiendo del aparcamiento, recorremos la calle principal del pueblo para tomar un rumbo N hacia la Ermita de Nuestra Srª de la Asunción, pequeño edificio de estilo románico tardío. La portada con sus arquivoltas y jambas merece la pena ser visitada. En este pequeño edificio religioso nace una pista que, en permanente ascenso por la ladera del Coruño en medio de un hermoso robledal, nos conduce hasta las cercanías del refugio del Pando para subir por la ladera E a la primera cumbre: el Coruño. Desde esta modesta montaña podemos contemplar buena parte del paisaje que nos va a acompañar durante toda la jornada. Ante nuestros ojos tenemos el Cueto Palomo, los Castros Negros, el Cotolorno, el embalse de Camporredondo, el Curavacas y los verdes valles con sus pequeños pueblos hacen que nos carguemos de energía positiva y de satisfacción ante tanta belleza natural.
Descendemos por la ladera N y proseguimos pasando muy cerca del refugio del Pando para buscar la ascensión por la única zona limpia de piornos. Esta zona herbácea y húmeda nos invitó a subir hasta el collado con una comodidad que no esperábamos. Comentar que por delante de nosotros iba un gran rebaño de ovejas y muy pronto apreciamos su gran labor como limpiadores de nuestros montes: los piornos estaban muy ramoneados por lo que su tamaño no llega a la forma arbustiva y se queda reducido a un matorral bajo fácilmente superable, al comerse la oveja los tallos jóvenes más tiernos. El trabajo de desbroce que realizan estos animales es impagable y contribuyen sobremanera a evitar posibles incendios de consecuencias devastadoras, como estamos viendo permanentemente en nuestros montes.
Saludamos a la pareja de pastores y a su media docena de buenos y educados mastines para, inmediatamente, alcanzar el cordal donde hacemos una pequeña parada para gozar de los paisajes hacia las dos vertientes y reponer fuerzas.
Desde esta cuerda tenemos ante nosotros el Alto de las Lagunilla hacia el E y la cima de del Monte de las Huelgas al W. Al norte muy cerca observamos los Picos Lezna y Pumar.
Comenzamos la parte principal de la ruta: el recorrido de todo el cordal oriental del Curavacas intentando terminar en el collado del Hospital. La primera cumbre en conquistar es la del Monte de las Huelgas, algo que hacemos pronto y sin dificultad. Desde esta cima tenemos un importante premio: los Picos de Europa. Las vistas son de gran atractivo por la ausencia de bruma. Tenemos que añadir, al estar a más de 2200 m de altitud, otras montañas: la Sierra del Brezo con el Pico del Fraile, el cordal de Peña Redonda, la Peña de Stª Lucía y Peña Escrita, la Peña Carazo y Horca de Lores, la Sierra de Peña Labra, el cordal occidental del Curavacas con la Curruquilla y el Pico de Hoya Continua, el Espigüete, valles, ríos, arroyos y embalses como el de Ruesga le dan a este entorno natural unas pinceladas de belleza inigualables. A ello debemos añadir que nuestros pies tenemos la Laguna del Pozo Oscuro que incorpora a este paisaje una tonalidad azulada y rompe con el tono pardo del suelo ya bastante reseco a estas alturas del verano.
Recorremos el tramo hasta el Hospital llegando a su cima entre cantos rodados de cuarcita, muchos bien cementados y otros ya sueltos que propician algunos resbalones, tropiezos involuntarios. Esta montaña es la más elevada del cordal oriental. De frente tenemos el imponente Curavacas, con su característica tonalidad verdosa. Volvemos a detenernos para gozar de las maravillosas vistas que, prácticamente, nos han acompañado desde que conseguimos llegar al cordal. Gran parte del recorrido hemos podido deleitarnos con este regalo de la naturaleza ¡ que gozada!.
Con muy buenas sensaciones recorremos el tramo hasta el collado del Hospital para descender evitando el pedregal del Curavacas hasta donde hemos podido. Sufriendo la senda pedregosa llegamos a la fuente que siempre nos recibe con ese caño de agua limpia y fresquita que hace nos recuperemos, en parte, del cansancio. Bebemos, nos refrescamos y, con ánimos renovados, seguimos caminando por zona de pradera.
Ahora progresamos por la margen derecha del arroyo de Cabriles, entre robles y con la mirada puesta en las laderas sur del Hospital, el Monte de las Huelgas y el Coruño, para enlazar con la pista que nos conduce, de nuevo, a Vidrieros. Antes, nos volvemos para contemplar por última vez en esta jornada la montaña reina de este valle: el pico Curavacas, ya alcanzado en otras ocasiones.
Esta ruta no tiene dificultades técnicas reseñables. Personas acostumbradas a moverse por estos entornos montañosos, con buena preparación física y equipamiento adecuado pueden pasar un día muy agradable en este lugar de la Montaña Palentina.
El grupo Gabanceda nos acercamos hasta Vidrieros para pasar una agradable jornada en la Montaña Palentina recorriendo el cordal oriental del pico Curavacas.
Comenzamos la ruta en un día despejado con un sol espléndido. Partiendo del aparcamiento, recorremos la calle principal del pueblo para tomar un rumbo N hacia la Ermita de Nuestra Srª de la Asunción, pequeño edificio de estilo románico tardío. La portada con sus arquivoltas y jambas merece la pena ser visitada. En este pequeño edificio religioso nace una pista que, en permanente ascenso por la ladera del Coruño en medio de un hermoso robledal, nos conduce hasta las cercanías del refugio del Pando para subir por la ladera E a la primera cumbre: el Coruño. Desde esta modesta montaña podemos contemplar buena parte del paisaje que nos va a acompañar durante toda la jornada. Ante nuestros ojos tenemos el Cueto Palomo, los Castros Negros, el Cotolorno, el embalse de Camporredondo, el Curavacas y los verdes valles con sus pequeños pueblos hacen que nos carguemos de energía positiva y de satisfacción ante tanta belleza natural.
Descendemos por la ladera N y proseguimos pasando muy cerca del refugio del Pando para buscar la ascensión por la única zona limpia de piornos. Esta zona herbácea y húmeda nos invitó a subir hasta el collado con una comodidad que no esperábamos. Comentar que por delante de nosotros iba un gran rebaño de ovejas y muy pronto apreciamos su gran labor como limpiadores de nuestros montes: los piornos estaban muy ramoneados por lo que su tamaño no llega a la forma arbustiva y se queda reducido a un matorral bajo fácilmente superable, al comerse la oveja los tallos jóvenes más tiernos. El trabajo de desbroce que realizan estos animales es impagable y contribuyen sobremanera a evitar posibles incendios de consecuencias devastadoras, como estamos viendo permanentemente en nuestros montes.
Saludamos a la pareja de pastores y a su media docena de buenos y educados mastines para, inmediatamente, alcanzar el cordal donde hacemos una pequeña parada para gozar de los paisajes hacia las dos vertientes y reponer fuerzas.
Desde esta cuerda tenemos ante nosotros el Alto de las Lagunilla hacia el E y la cima de del Monte de las Huelgas al W. Al norte muy cerca observamos los Picos Lezna y Pumar.
Comenzamos la parte principal de la ruta: el recorrido de todo el cordal oriental del Curavacas intentando terminar en el collado del Hospital. La primera cumbre en conquistar es la del Monte de las Huelgas, algo que hacemos pronto y sin dificultad. Desde esta cima tenemos un importante premio: los Picos de Europa. Las vistas son de gran atractivo por la ausencia de bruma. Tenemos que añadir, al estar a más de 2200 m de altitud, otras montañas: la Sierra del Brezo con el Pico del Fraile, el cordal de Peña Redonda, la Peña de Stª Lucía y Peña Escrita, la Peña Carazo y Horca de Lores, la Sierra de Peña Labra, el cordal occidental del Curavacas con la Curruquilla y el Pico de Hoya Continua, el Espigüete, valles, ríos, arroyos y embalses como el de Ruesga le dan a este entorno natural unas pinceladas de belleza inigualables. A ello debemos añadir que nuestros pies tenemos la Laguna del Pozo Oscuro que incorpora a este paisaje una tonalidad azulada y rompe con el tono pardo del suelo ya bastante reseco a estas alturas del verano.
Recorremos el tramo hasta el Hospital llegando a su cima entre cantos rodados de cuarcita, muchos bien cementados y otros ya sueltos que propician algunos resbalones, tropiezos involuntarios. Esta montaña es la más elevada del cordal oriental. De frente tenemos el imponente Curavacas, con su característica tonalidad verdosa. Volvemos a detenernos para gozar de las maravillosas vistas que, prácticamente, nos han acompañado desde que conseguimos llegar al cordal. Gran parte del recorrido hemos podido deleitarnos con este regalo de la naturaleza ¡ que gozada!.
Con muy buenas sensaciones recorremos el tramo hasta el collado del Hospital para descender evitando el pedregal del Curavacas hasta donde hemos podido. Sufriendo la senda pedregosa llegamos a la fuente que siempre nos recibe con ese caño de agua limpia y fresquita que hace nos recuperemos, en parte, del cansancio. Bebemos, nos refrescamos y, con ánimos renovados, seguimos caminando por zona de pradera.
Ahora progresamos por la margen derecha del arroyo de Cabriles, entre robles y con la mirada puesta en las laderas sur del Hospital, el Monte de las Huelgas y el Coruño, para enlazar con la pista que nos conduce, de nuevo, a Vidrieros. Antes, nos volvemos para contemplar por última vez en esta jornada la montaña reina de este valle: el pico Curavacas, ya alcanzado en otras ocasiones.
Esta ruta no tiene dificultades técnicas reseñables. Personas acostumbradas a moverse por estos entornos montañosos, con buena preparación física y equipamiento adecuado pueden pasar un día muy agradable en este lugar de la Montaña Palentina.
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