Cordel de los carriles (Cambil)

Las vías pecuarias son bienes de dominio público utilizados por los rebaños para realizar la trashumancia, es decir, trasladarse de lugar para el mejor aprovechamiento de los pastos y del clima.
Aunque eran conocidas y utilizadas desde mucho más antiguo, las cañadas reales fueron reguladas por edicto real de Alfonso X el sabio en el año 1273, poniéndolas bajo protección real.
En la actualidad las vías pecuarias están dentro de las competencias de La Junta de Andalucía, que en el año 2003 aprobó el deslinde de la vía que hoy transitamos, EL CORDEL DE LOS CARRILES a su paso por el término municipal de Pegalajar, con 37.61 metros de anchura y que recientemente, en el año 2016 ha sido señalizado y acondicionado para el senderismo por El Parque Natural de Sierra Magina.

ACCESO: Por la carretera de Jaén a Huelma, en la localidad de Cambil, giramos a la izquierda por el denominado camino de la loma, después de recorrer unos 4 kilómetros aproximadamente por carretera asfaltada, dejamos el coche en un cruce con paneles indicativos del nacimiento del Villanueva.

Iniciamos la ruta por el camino ascendente denominado Vereda del llano de la penuela, hasta llegar al collado de la Atalaya o Villanueva, donde existe una choza-refugio de piedra y se pueden disfrutar de las primeras vistas espectaculares; con Pegalajar, su Serrezuela, así como el monte Jabalcuz y al fondo Sierra Nevada. Continuamos la marcha por veredas bien marcadas, con carteles al principio y con buenos hitos después, que marcan la ruta de forma clara, hasta llegar a la fuente de los Canónigos, con muy poca agua pero helada, una vez realizadas las preceptivas fotos continuamos hasta la fuente nueva del Tio Raton y seguir hasta el cortijo, donde repusimos fuerza para la vuelta.

Es importante destacar, la gran cantidad de cazadores, distribuidos estratégicamente a lo largo de todo el trayecto, tanto a la ida como a la vuelta, todos con sus perros y sus impresionantes armas, que amablemente nos aconsejaban que no dejásemos de hablar, incluso de cantar, para que los demás cazadores supieran de nuestra existencia y así evitar algún despiste desagradable. El procedimiento de prevención no está mal, una vez que te encuentras rodeados de perros ladrando y escopetas, pero lo más aconsejable para evitar problemas, es informarse de la época de veda y elegir para hacer la ruta un día que no se pueda cazar. Según nos dijo un cazador de octubre a febrero aquello está a tope.

Una vez de regreso al coche, visitamos la sima y el manantial o abrevadero de Villanueva, ambos a una distancia de unos 200 o 300 metros del aparcamiento. La sima situada entre olivos, junto a la única higuera de la zona, es accesible con las debidas precauciones y sorprende su gran tamaño. El manantial y abrevadero sorprende por su caudal, a pesar de la sequía actual que padecemos, al parecer oscila entre 10 y 600 litros por segundo. Sus aguas se utilizan para el riego de olivares y para el abastecimiento de la Cambil, la sobrante va al rio Villanueva.
En resumen, bonita ruta y una buena mañana de senderismo, aunque fresquitas, el termómetro del coche marcaba al iniciar la marcha menos dos grados.