Corduente, Alto Tajo: circular Barranco de la Hoz, “El Rodenal”, Santuario y río Gallo

Corduente,
Alto Tajo: circular Barranco de la Hoz, “El Rodenal”, Santuario y río Gallo (IBP 39 HKG)
Esta sencilla ruta por el Parque Natural del Alto Tajo nos permite conocer el Barranco de la Hoz, unos de los cañones más espectaculares de la península, por su característica geomorfología y el intenso color rojizo de las areniscas y conglomerados, que han sido modelados por el río Gallo y los agentes erosivos a lo largo de los siglos.
Iniciamos la ruta en Corduente, en la plaza de España, donde se encuentra el Ayuntamiento y, muy cerca de éste, la Parroquia de San Martín (siglos XVI y XVII), edificio sobrio, de una sola nave, construido en mampostería con sillares en las esquinas.
En su fachada principal, orientada al mediodía, destaca un arco de medio punto, en cuya clave podemos leer la inscripción “Iglesia de asilo.”
El "asilo en sagrado", conocido también con la expresión "acogerse a sagrado", era una ley medieval por la cual cualquier perseguido por la justicia podía acogerse a la protección de iglesias y monasterios.
Desde el caso urbano, en dirección oeste, nos dirigimos al polideportivo municipal, donde localizamos las primeras marcas del sendero (estacas de color blanco y verde); giramos a la derecha y, transcurrido poco más de kilómetro y medio alcanzamos el Centro de Interpretación Dehesa de Corduente.
Al salir del centro de interpretación tomamos una pista forestal que asciende por la ladera de un extenso pinar de pino rodeno o resinero, en el que localizamos numerosos ejemplares de roble “rebollo” o “marojo” (Quercus pyrenaica).
En la primera curva, el sendero deja la pista forestal (que posteriormente retoma) y se introduce en un profundo pinar, por el que asciende con moderada pendiente.
El pinar esta dedicado a las labores de extracción de la resina proveniente del pino negral o rodeno (Pinus pinaster), que en la península ocupa grandes extensiones de terreno, particularmente en las regiones centrales.
La pista forestal sigue ganando cota, hasta que alcanzamos el punto más alto del recorrido, en las inmediaciones del Alto de la Cartilla (1.180 m), e iniciamos un prolongado y suave descenso hasta el Mirador de la Hoz.
Una vez en el Mirador de la Hoz, el paisaje que se abre a nuestros pies es sobrecogedor, de gran belleza.
La rocas rojizas que forman las paredes y torreones que se pueden observar desde este mirador, son areniscas y conglomerados que se formaron el Triásico inferior, hace 250 millones de años.
Estas rocas, que ocupan la franja noroccidental del parque natural, definen la unidad ambiental o paisajística denominada “rodenal”.
En el rodenal, las paredes de las hoces labradas por el río, presentan gran cantidad de repisas debido a la erosión natural de las capas de areniscas. Estos resaltes en la roca, ofrecen un hábitat idóneo para la nidificación de aves como el águila real, el halcón peregrino, el buitre leonado y pequeñas rupícolas como el avión roquero y la chova piquirroja.
Iniciamos el descenso por la hoz, a través de un sendero que no presenta ninguna dificultad, en el que se han dispuesto tramos vallados en las zonas en la que existe un riesgo de caída.
Vistamos la cueva existente en el cañón a la que accedemos por una repisa parcialmente cubierta a través de un pequeño recorrido de ida y vuelta.
Volvemos sobre nuestros pasos y nos dirigimos al segundo mirador, situado sobre una extensa losa desde la que se domina el cañón y el cauce del río.
Acometemos el tramo final de descenso, a través de un trazado escalonado en zigzag, que finaliza en la carretera, junto al río Gallo y el Santuario de la Virgen de la Hoz.
El Santuario de la Virgen de la Hoz, situado en el barranco de la Hoz, a orillas del río Gallo, data del siglo XII y su planta es rectangular, de una sola nave, rematada por un ábside y una espadaña.
El acceso al templo se efectúa por el pórtico sur, formado por un arco de medio punto abocinado y adovelado, con arquivoltas sobre capiteles y columnas.
La Ermita de la Virgen de la Hoz se encuentra en el centro del Señorío de Molina de Aragón, en un punto donde el río Gallo adopta una forma de hoz a su paso por el municipio de Ventana. En la zona se alzan enormes rocas de arenisca que se formaron hace aproximadamente 180 millones de años y que han sido erosionadas por el viento y el agua a lo largo del tiempo.
Según cuenta la leyenda, a principios del siglo XII un joven de Ventosa estaba buscando una oveja perdida cuando se encontró una imagen de Nuestra Señora de la Hoz oculta bajo una de esas gigantescas rocas. Y fue allí donde se construyó el santuario, en perfecta simbiosis con la naturaleza del lugar.
Desde finales del siglo XII hasta principios del siglo XIV, la ermita estuvo en manos de la Orden de los Templarios, y posteriormente, fue pasando al cuidado de los monjes Cirtescienses de Óvila, al Cabildo eclesiástico de Molina y al caballero D. Fernando de Burgos.
Al visitar la increíble ermita de la Virgen de la Hoz, nos sorprenderemos con las imponentes formaciones geológicas de colores rojizos que dominan el horizonte. Llegamos a la plaza frente al santuario y cruzamos el umbral hacia el interior, donde nos espera una bóveda ojival con un retablo donde resplandece la Virgen de la Hoz.
A los dos lados del pórtico se abren la capilla de San Blas y la de San Antonio, y a los pies se sitúa la de la Reconciliación. Por otra parte, también encontraremos la Gruta de la Aparición, el lugar donde se dice que fue hallada la Virgen. Completan el conjunto de edificios la antigua hospedería y la conocida como Casa del Santero.
Iniciamos el regreso a través de un tramo que discurre por la carretera GU-958, junto al río Gallo, por una zona de abundante vegetación de ribera.
Pasado un kilómetro y medio, dejamos la carretera y ascendemos al monumento a los forestales, situado junto a su margen izquierdo, en una cota superior.
A partir de este punto, el sendero SL-PNAT-1, discurre entre campos de cultivo de cereales. y posteriormente se adentra en una zona de pino rodeno, hasta alcanzar el polideportivo municipal y, desde ese punto, el casco urbano de Corduente.