Cornisa de Monterrei (Verín)
near Verín, Galicia (España)
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Trail photos
Itinerary description
Entre el río Támega y el valle de Albarellos, en Verín se levanta una pequeña montaña. Su altura máxima es de 711 m y presenta la característica de estar completamente desprovista de árboles en su cara oriental y completamente cubierta de bosque (de pinos y de eucaliptos) por su cara occidental,
En este paseo no vamos a subir hasta su cima sino que vamos a rodear la montaña a media ladera siguiendo pistas amplias y limpias destinadas a la prevención de incendios.
Comenzamos en la Alameda de Verín y por la margen del río Támega avanzamos rápidamente hasta llegar al puente de Pousa.
Tras cruzarlo empezamos a ascender suavemente hasta encontrar el Camino de Santiago.
Al de poco estamos ante la pequeña Iglesia de Santa María de Mixós.
Merece la pena visitarla y para los que quieran verla por dentro en la puerta está el teléfono de la persona que abre la capilla.
Allí mismo comienza la parte más difícil de esta caminata. Hasta llegar a la pista forestal que nos va a permitir circundar la montaña debemos ascender por rampas bastante fuertes hasta dar con la pista mencionada.
No es muy largo pero las cuestas son bastante empinadas.
Una vez en la pista el resto es muy sencillo. Caminar dando la vuelta al monte y pasando
a la otra la ladera hasta llegar al Castillo de los Condes de Monterrei.
La pista está limpia y no presenta ningún problema.
Una vez en el Castillo merece la pena dedicar un rato largo a visitarlo ya que es muy interesante.
Es un lugar cargado de historia y con unas vistas impresionantes.
La fortaleza está enclavada sobre los restos del Castro de Baronceli asentamiento celta en el que vivió el pueblo Tamagano hasta la dominación romana.
La fortaleza, como tal, fue construida en el siglo XII por Alfonso Henríquez (1109-1185), nieto del rey Alfonso VI de León y Castilla, que en 1139 sería coronado como primer rey de Portugal.
Durante el reinado de Sancho IV (1284-1295) se organizó un plan militar para defender la parte meridional de Galicia, por ser ésta, estratégica para proteger las tierras zamoranas. Se ideó una línea defensiva, de la que Monterrei se encumbró como la fortaleza más importante en este momento,. El castro de Baronceli pasó a llamarse Monterrei, por ser de dominio real.
La propiedad fue pasando, posteriormente, a manos de varios poderosos linajes como los Ulloa, los Zúñiga, los Viedma, los Fonseca, los Acevedo o los Duques de Alba.
En la edad moderna fueron construidos dos recintos auxiliares amurallados que defendían los existentes conventos de los franciscanos y de los jesuitas. En 1510 volvió a manos de la realeza hasta que Fernando el Católico la entregó al arzobispo Alonso de Fonseca.
Debido a la desamortización, el conjunto cayó en el más absoluto abandono. El 3 de junio de 1931 fue declarado Monumento Nacional, pero esto no lo salvó de su proceso de degradación, pues no será hasta la década de los 60 del pasado siglo XX cuando se llevaron a cabo algunas obras de restauración, que en realidad tampoco tuvieron los efectos deseados. Actualmente es un Bien de Interés Cultural.
En los años 90 se ejecutaron los primeros intentos de musealizar el espacio y desde entonces han sido varias las campañas que se han emprendido en este sentido, la más reciente, del año 2015, cuando se inauguró en el mes de agosto un PARADOR DE TURISMO dentro del conjunto monumental.
El resultado es bastante bueno y la visita del recinto se acompaña de paneles con informaciones muy interesantes.
Después de la visita al castillo el descenso hasta Verín se hace por un Camino Real y tras cruzar el puente sobre el Támega llegamos al final.
Como información complementaria hay que señalar que la primera parte del trayecto a partir de Pousa no tiene una sola sombra y teniendo en cuenta el clima de esta zona conviene hacer la caminata por la mañana a primera hora, llevar bastante agua y algo de comer ya que no vamos a encontrar forma de avituallarnos en todo el camino.
En el Castillo hay un pequeño restaurante con cafetería pero es importante comprobar antes que va a estar abierto.
Por lo demás no requiere ningún tipo de material de montaña especial.
En este paseo no vamos a subir hasta su cima sino que vamos a rodear la montaña a media ladera siguiendo pistas amplias y limpias destinadas a la prevención de incendios.
Comenzamos en la Alameda de Verín y por la margen del río Támega avanzamos rápidamente hasta llegar al puente de Pousa.
Tras cruzarlo empezamos a ascender suavemente hasta encontrar el Camino de Santiago.
Al de poco estamos ante la pequeña Iglesia de Santa María de Mixós.
Merece la pena visitarla y para los que quieran verla por dentro en la puerta está el teléfono de la persona que abre la capilla.
Allí mismo comienza la parte más difícil de esta caminata. Hasta llegar a la pista forestal que nos va a permitir circundar la montaña debemos ascender por rampas bastante fuertes hasta dar con la pista mencionada.
No es muy largo pero las cuestas son bastante empinadas.
Una vez en la pista el resto es muy sencillo. Caminar dando la vuelta al monte y pasando
a la otra la ladera hasta llegar al Castillo de los Condes de Monterrei.
La pista está limpia y no presenta ningún problema.
Una vez en el Castillo merece la pena dedicar un rato largo a visitarlo ya que es muy interesante.
Es un lugar cargado de historia y con unas vistas impresionantes.
La fortaleza está enclavada sobre los restos del Castro de Baronceli asentamiento celta en el que vivió el pueblo Tamagano hasta la dominación romana.
La fortaleza, como tal, fue construida en el siglo XII por Alfonso Henríquez (1109-1185), nieto del rey Alfonso VI de León y Castilla, que en 1139 sería coronado como primer rey de Portugal.
Durante el reinado de Sancho IV (1284-1295) se organizó un plan militar para defender la parte meridional de Galicia, por ser ésta, estratégica para proteger las tierras zamoranas. Se ideó una línea defensiva, de la que Monterrei se encumbró como la fortaleza más importante en este momento,. El castro de Baronceli pasó a llamarse Monterrei, por ser de dominio real.
La propiedad fue pasando, posteriormente, a manos de varios poderosos linajes como los Ulloa, los Zúñiga, los Viedma, los Fonseca, los Acevedo o los Duques de Alba.
En la edad moderna fueron construidos dos recintos auxiliares amurallados que defendían los existentes conventos de los franciscanos y de los jesuitas. En 1510 volvió a manos de la realeza hasta que Fernando el Católico la entregó al arzobispo Alonso de Fonseca.
Debido a la desamortización, el conjunto cayó en el más absoluto abandono. El 3 de junio de 1931 fue declarado Monumento Nacional, pero esto no lo salvó de su proceso de degradación, pues no será hasta la década de los 60 del pasado siglo XX cuando se llevaron a cabo algunas obras de restauración, que en realidad tampoco tuvieron los efectos deseados. Actualmente es un Bien de Interés Cultural.
En los años 90 se ejecutaron los primeros intentos de musealizar el espacio y desde entonces han sido varias las campañas que se han emprendido en este sentido, la más reciente, del año 2015, cuando se inauguró en el mes de agosto un PARADOR DE TURISMO dentro del conjunto monumental.
El resultado es bastante bueno y la visita del recinto se acompaña de paneles con informaciones muy interesantes.
Después de la visita al castillo el descenso hasta Verín se hace por un Camino Real y tras cruzar el puente sobre el Támega llegamos al final.
Como información complementaria hay que señalar que la primera parte del trayecto a partir de Pousa no tiene una sola sombra y teniendo en cuenta el clima de esta zona conviene hacer la caminata por la mañana a primera hora, llevar bastante agua y algo de comer ya que no vamos a encontrar forma de avituallarnos en todo el camino.
En el Castillo hay un pequeño restaurante con cafetería pero es importante comprobar antes que va a estar abierto.
Por lo demás no requiere ningún tipo de material de montaña especial.
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