Costa das Rías Baixas. Etapa 5: Porto de Chapela ~ Vilaboa (Muelle dos Caralletes)

Este finde tuvimos un día casi de verano para seguir con nuestra ruta por la costa, así que volvimos al Puerto de Chapela para continuar camino.
Los primeros cuatro kilómetros y medio fue imposible evitar el asfalto, no encontramos alternativa ya que las casas y las naves de la zona están pegadas al mar. Pasamos junto al Rego Fondón y luego, siguiendo la Avenida de Redondela (N552) pasamos bajo el puente y llegamos a la pequeña Playa de Rande. En este trayecto, sin duda, podemos destacar la imponente figura del Puente de Rande; el cambio de perspectiva, para los que estamos acostumbrados a atravesarlo pero no a verlo desde abajo y tan cerca, forman una postal espectacular sobre la ría.
Dejamos atrás la playa y el grupo de casas que la rodean para llegar hasta el museo Meirande. A partir de aquí seguimos un pequeño camino por el que llegamos a la explanada del antiguo cargadero de la minero siderúrgica de Ponferrada, lo cruzamos y salimos por el otro extremo que tenía un portalón abierto (no sé si fue casualidad, o si está siempre así).
Nuevamente sin posibilidades de seguir la costa, no nos queda más remedio que caminar con muchísima atención por el arcén de la N-552 por más de 2 Kms, hasta encontrar un pequeño camino que sale a nuestra izquierda y nos saca de la carretera. Lo seguimos, tenemos que pasar por un túnel no muy alto que salva las vías del tren y luego girar a la derecha, ya que por el lado izquierdo lo intentamos pero viendo el terreno desistimos, así que tomamos los caminos que van entre las fincas para llegar a la Punta da Portela, donde hay unas ruinas que posiblemente pertenecieron a una fábrica de salazón.
Estamos en el Barrio da Portela, por las calles del lugar vamos a dar a la Ensenada de San Simón que nos acompañará hasta el final de ruta. Aquí el río Alvedosa, que viene desde tierras de Pazos de Borbén forma un estuario que está rodeado por una pasarela de madera con un puente que sirve de unión entre la villa de Redondela y A Portela, un paseo de una longitud de casi dos kilómetros hasta Punta Socorro y que también rodea las instalaciones de la depuradora (Aqualia), situada entre la desembocadura de los ríos Alvedosa y Pexegueiro.
Seguimos por un camino que está pegado al muro de la última casa del paseo y después de atravesar algunas calles vamos a llegar al Puerto de Cesantes. A partir de aquí, y porque la marea baja lo permite vamos a ir por la playa, primero por la del Castañal y seguidamente por la extensa playa de Cesantes hasta llegar a la de la Punta.
Desde aquí tenemos unas vistas muy próximas hacia la Isla de San Simón y la de San Antón, unidas por un bonito puente de piedra. Una isla con un pasado histórico que no deja indiferente a nadie. En sus 85 metros de largo y 250 de ancho ha recibido ataques de piratas, cobijado a caballeros templarios, a marineros enfermos que regresaban de América, fue campo de concentración durante el franquismo, orfanato... Y hoy tampoco abandona parte de ese cierto misterio que siempre la rodeó, ya que cada verano celebra el Sinsal, un peculiar festival de música en el que el público desconoce el cartel hasta el último momento.
Llegados a la Playa da Punta, nuestro camino sigue ahora por la Playa do Cabo que seguimos hasta el final, luego salvando la zona de las piedras con mucho cuidado y tras pasar un pequeño arenal llegamos a Punta Sobreira. Desde aquí no se puede seguir la costa ya que la zona está plagada de algas que la hacen muy resbaladiza. Así que subimos por un camino que sube pegado a una fuente y al llegar a las vías del tren vamos hacia la izquierda y seguimos hasta dar con la Playa de Soutoxuste y más adelante con un humedal, un espacio natural cuyo camino se pierde y nos obliga a hacer un rodeo. Pasamos por una una enorme piedra y cartel informativo, junto a ella baja un camino que en forma de escalera nos lleva hacia la zona do Puntal, cruzamos las vías por un paso superior, luego el camino parece que se va cerrando de arbustos pero se pasa perfectamente por debajo.
Siguiendo el sendero nos vamos aproximando a Arcade, cruzamos las vías una vez más y evitamos el paso a nivel superior cortando camino hacia el comienzo del paseo de Arcade. Pasamos por el puerto, muelle, Punta Muxeira y las playas de Muxeiras y Matilde.
Llegamos a Pontesampaio y a la desembocadura del Río Verdugo por un bonito paseo, cruzamos el histórico puente medieval de 144 metros que resiste el paso del tiempo y de la historia desde los siglos XVI y XVII, fecha de su última reconstrucción, ya que hay vestigios de su creación en el siglo X - XI. Este puente une Arcade del concello de Soutomaior con Pontesampaio, concello de Pontevedra.
Seguimos rodeando la ría, ahora ya del lado opuesto, pasamos junto a la encantadora Insuiña o Isla de Medal, ya que perteneció al pintor del mismo nombre; aunque a día de hoy es pública pues fue adquirida por el Ministerio de Medio Ambiente en 2008.
Por carretera pasamos junto a la antigua fábrica de Pontesa y seguimos hasta encontrarnos con el Sendeiro da Croa y el estuario del Río Ulló, ya estamos en el Concello de Vilaboa. A partir de aquí la ruta es un paseo, vemos de frente las Islas Alvedosas, pasamos por el Mirador de las Salinas y poco más adelante tenemos las Salinas de Ulló. Construcción que data del siglo XVII y que fue explotada por el Colegio de Jesuítas, que pidió la cesión de los terrenos para la fabricación de sal. Las salinas crecieron rápidamente y hoy sus ruinas proporcionan una idea de la gran capacidad que tuvieron hasta su cierre en el siglo XIX.
Rodeamos todo su perímetro y tras pasar por los restos de la abandonada Granxa das Salinas vamos llegando a nuestro final de ruta de hoy, el Muelle dos Caralletes, un espacio en el que vimos varios pescadores y desde el que se tiene una bonita vista a toda la ensenada de San Simón. "Pedra dos Caralletes" designa a unas crestas rocosas que sobresalían en la superficie del mar, pero que fueron sepultadas al construir el actual muelle.
Aquí dejamos nuestra etapa de hoy, fue larga pero su trayecto fue muy fácil, pasamos por lugares que bien merecieron la pena y tuvimos vistas espectaculares de todo el camino recorrido. Fue una suerte que casi todo el asfalto haya sido prácticamente al comienzo.
Una vez más reitero la necesidad de controlar las mareas para poder hacer los tramos pegados al mar, ya que muchos de ellos no sería posible realizarlos con marea alta. Y también la necesidad del uso de GPS, porque aunque la costa puede ser muy intuitiva hay tramos en los que nos cansaríamos de hacer idas y vueltas.
A por la siguiente!!