Coves Santes del Cabo San Antonio. Senderos cerrados del Faro de Jávea.

Los acantilados del Cabo San Antonio son asiento de una gran cantidad de cuevas, mucho más fáciles de ver desde el mar que desde tierra. Las salidas en piragua por esa zona nos han ofrecido en el pasado vistas excelentes de las que están sobre el nivel del mar, y también nos han permitido entrar en algunas abiertas al mar. Unas de las cuevas más destacadas, situadas por debajo del Faro y por encima del islote de la Mona (que en algún mapa aparece como L'Escull), forman un conjunto que reciben el nombre de Coves Santes, y el mapa distingue entre las de Dalt y las de Baix, además de mostrar un camino de acceso a la boca de entrada que hemos buscado en el pasado sin encontrarlo; por cierto, el mapa ráster las coloca fuera del lugar donde realmente está la entrada, que se puede ver con precisión en la ortofoto.
Hace pocos días conocí una bonita historia, o tal vez una leyenda (pero igualmente interesante), sobre les Coves Santes. El relato aprovecha la conocida vocación ermitaña de los monjes jerónimos, allá por el siglo XIV, y se dice que por entonces una docena de fieles se retiró a unas cuevas existentes bajo el Cabo de San Antonio, que recibieron después el nombre de Coves Santes. Entre esos religiosos se encontraba una mujer, conocida como Catalina Bas, que habitó en una de las cuevas altas, de más difícil acceso y que se conoce como la Cueva de Sor Basota. Sin entrar en disquisiciones sobre la similitud de propuesta ermitaña con otras en otras localizaciones, e igualmente con una mujer eremita entre varones, la historia continúa diciendo que por la época se construyó un monasterio en Las Planas, que fue atacado por los piratas con frecuencia; la solución eventual fue construir otro monasterio tierras adentro, al que se trasladó la Orden. Ese nuevo monasterio parece haber sido el de San Jeroni de Cotalba, en Alfahuir.
Llegar a les Coves Santes, desde el Tangó o desde el Puerto de Jávea, requería seguir un sendero, señalizado en los mapas de la zona y también en los carteles informativos situados al comienzo del PR-CV 355, que sube hasta el Faro. El problema es que la zona por la que pasan esos senderos resultó afectada por los incendios registrados en el Montgó, sobre todo en 2014. En las labores de limpieza se cortaron numerosos árboles quemados, que se dejaron en la ladera, modificando sensiblemente algunas partes. El posterior crecimiento de la vegetación y el abandono en el mantenimiento de los antiguos senderos hicieron que su utilización sea casi imposible en la actualidad. Valorar la situación actual de esos senderos y acceder al entorno cercano a les Coves es el objetivo de esta ruta, con una premisa básica que es la seguridad (hemos evitado seguir por sitios que considerásemos peligrosos o en los que la vegetación cerrase totalmente el camino, y hemos extremado la precaución al asomarnos al borde del acantilado sobre les Coves).
Empezamos a andar en la Playa de la Grava hacia el Tangó o Cala del Pope, donde iniciamos la subida por el PR-CV 355. Tras una exigente subida inicial, pasamos por el desvío hacia las calas, bien señalizado, y seguimos por el sendero principal hasta el km 1,5 de esta ruta, donde hemos situado un waypoint que marca el comienzo de un sendero que sale por la derecha hacia el barranco más afectado por el incendio antes citado. Ese sendero tiene unas marcas cruzadas para señalar que se sale del PR, y poco más adelante comienza a llenarse de vegetación que, junto a restos de troncos cortados, llega a tapar el camino por completo, aunque al otro lado del barranco se puede ver un resto del antiguo sendero; consideramos esta parte como actualmente perdida aunque es rehabilitable. Volvemos atrás, hasta el sendero principal y seguimos por él.
El siguiente waypoint, a 1,7 km del inicio, marca el punto señalado en los mapas y carteles como origen del sendero de les Coves Santes. En esa zona el sendero ha desaparecido totalmente, por la vegetación y restos del incendio, y la pendiente del posible sendero es muy alta, por lo que no parece que este supuesto sendero sea rehabilitable. Continuamos por el sendero principal hasta llegar al Faro y los miradores vecinos. Por debajo del Faro, casi en la vertical de les Coves Santes, hemos situado un nuevo waypoint, en el km 3,1, donde encontraremos una abertura en el pretil de piedra que rodea el sendero, y por el que continúa un sendero, bastante definido hasta llegar a la última parte, que nos lleva hasta un mirador (mucho cuidado al asomarse y es una zona a la que no deben llegar personas con vértigo) sobre la isla de la Mona y, por encima de ella, de les Coves Santes. La vista es muy bonita, pero un resbalón o un mal apoyo pueden ser fatales así que mucho cuidado. A nuestra derecha, pocos metros más allá, hay un barranco que desciende hacia el mar, con una ladera de piedra que parece firme, así que probamos a avanzar unos metros más, al tiempo que descendemos y nos acercamos al borde del acantilado. Ahora tenemos unas vistas mejores hacia la entrada de les Coves Santes, pero no vemos ningún sitio por el que parezca fácil bajar hasta ellas (un rappel por el barranco parece lo mejor, pero se lo dejamos a otros). Desde aquí no vemos ningún resto de sendero que permita llegar a les Coves desde abajo; eso no quiere decir que no lo haya, porque la piedra puede no estar marcada, pero no lo vemos. Este es el sitio donde llegamos más cerca de les Coves, y las vistas son muy bonitas, pero creemos que este es el sitio donde una persona se murió tras una caída hace algunos meses, así que no nos parece un sitio recomendable en absoluto.
Volvemos atrás y subimos hasta el faro, para continuar hacia el mirador donde están las ruinas de la antigua Ermita y la fuente de San Antonio. Nada más pasar la fuente, en el km 3,7 de esta ruta, a la izquierda y algo tapada por la vegetación encontraremos unos escalones que dan acceso a un sendero situado al sur y por debajo del mirador, al que rodea para seguir luego descendiendo por la ladera del Cabo por un sendero algo más agresivo. Poco después (km 3,8) encontraremos la salida por la izquierda de un sendero no marcado, que pocos metros más adelante desaparece entre la piedra y no se ve continuidad clara más adelante. En el mapa esa salida no se corresponde con ningún sendero, por lo que suponemos que no existe. Seguimos adelante y no encontramos la posible salida de un sendero que debería salir, según el mapa, por la izquierda para bajar por la ladera. El sendero que seguimos empieza a descender más rápidamente, con algunos pasos que requieren pequeños destrepes, la vegetación comienza a crecer y algo más adelante el sendero empieza a taparse en algunos puntos hasta que, cerca de unos troncos cortados, la vegetación se hace más espesa y dejamos de ver el sendero. De acuerdo con el mapa este sendero debe seguir descendiendo por el barranco hasta llegar (unos 200 metros más allá) a un posible sendero transversal que sería el que sigue hasta les Coves Santes, y en el que teóricamente (según hemos leído hace años) habría algunos pasos equipados para superar zonas muy aéreas antes de llegar a les Coves. En la actualidad no nos parece fácil continuar, así que decidimos dar la vuelta y aceptar que les Coves Santes no son un destino senderista actualmente. Volvemos hasta el mirador y bajamos desde allí hasta el Tangó, y luego a la Playa de la Grava, donde acaba el recorrido.
En conjunto una bonita ruta, partes de la cual hemos hecho un montón de veces, a la que hemos intentado dar algo de interés buscando un destino entre las rocas (nunca mejor dicho) al que no hemos podido llegar. Eso sí, nos hemos entretenido un montón buscando lugares de paso seguros y haciendo equilibrios en el acantilado para intentar conseguir una foto mejor. Al final ha sido divertida y, hasta cierto punto, diferente. Nadie lo hubiera dicho antes de plantearnos hacerlo. Pero tenga mucho cuidado si se asoma a precipicios o escoge pasos aéreos.
Por supuesto, al ritmo planteado la ruta no ha exigido gran esfuerzo, pero no puede ser considerada fácil. Pasar hasta les Coves a buen seguro será bastante más difícil, a pesar de algún relato optimista, que nuestra experiencia de hoy no apoya. Buen calzado de montaña (la roca agarra, pero en muchos sitios hay piedra suelta), y bastones han sido una excelente ayuda. Sombrero y hacerlo en horas sin mucho calor también han ayudado.