Cresteando al Peñarroya desde la Peña de la Graja

Aventurera y divertida ruta realizada mayormente monte a través, en la que iremos surfeando los sucesivos escalones de canteras que defienden la cumbre del Peñarroya. Y bajaremos por la verde alfombra que tapiza el barranco de la Tejeria.
La Graja lo asociamos siempre a la Masía que se encuentra en lo alto del Puerto de Gúdar. Pero realmente la Peña de la Graja se encuentra mucho más arriba.
Es el espolón que se ve hacía el Peñarroya. Está sobre el Mas del Corralejo y cerca de la Majada de la Solana.
Salimos cerca del Puerto de Gúdar donde hay un buen lugar para dejar los vehículos bajo una fuente.
Vamos por la cuneta hacia el gran Mas de Peña la Graja.
Una vez bajo el imponente edificio tomamos el camino que nos llevará hasta un corral en una repisa con buenas vistas.
Pasado el corral seguimos por el camino hasta que se acaba cerca del Mas del Corralejo, al que llegamos sin senda definida.
Desde estas ruinas subimos monte a través la pendiente que nos separa de Peña la Graja.
Al pie de las canteras rodeamos un gran corral o Majada, que utilizaba como pared trasera las rocas.
La cumbre está cubierta de pinos llo que mediatiza la panorámica.
Continuamos por la cresta sorteando las manchas de sabina rastrera hasta alcanzar la Majada de la Solana.
Ahora vamos a recorrer este primer escalón rocoso. Después de pasar por varios miradores lo abandonamos para subir monte a través al siguiente nivel.
Seguimos por encima este roquedo más elevadoi hacia la derecha con las magnificas vistas que nos da este privilegiado balcón.
Continuamos campo a través pasando por una zona con bastantes trincheras, antes de acabar en otro magnífico mirador al final del cortafuegos.
Tras echar los últimos vistazos a la Vega remontamos el cortafuegos hacia la cumbre del Peñarroya.
Al cruzar la pista vamos a la derecha para pasar por la pequeña cueva a los pies del tercer escalón de canteras, y el que por su color da nombre a la montaña.
Para bajar seguimos el camino por el cortafuegos hasta la cota 2000, donde nos desviamos a la izquierda para bajar por el Barranco de la Tejería.
El primer tramo tras pasar unos grandes pinos es muy abierto, de pendiente suave y sin casi arbustos. El siguiente tramo es mas estrecho, se suceden los saltos que se pueden rodear con facilidad, casi siempre por la derecha. A partir de la segunda cabaña el barranco llanea y se convierte en una trocha hasta cruzar el camino.
Aquí empieza el tramo más aventurero del descenso por el barranco. Hasta el primer salto es sencillo, no tiene mucha pendiente y el suelo es mayormente herboso.
El Gran Salto tendrá unos 15 - 20 metros de caida vertical y un gran caos de rocas debajo.
Para sortearlo hay que ir hacia la izquierda buscando algún paso para cruzar la banda rocosa. He utilizado una pequeña canal para bajar sin necesidad de utilizar las manos.
Rodeando las canteras hemos ido hacia la base del salto.
El siguiente salto es menor, una especie de repisa volada que se salva también por la izquierda.
Aquí ya había zonas donde corría el agua, pero poca. Hay que ver el mejor paso para evitar alguna mancha de vegetación más cerrada. Siempre que abandonamos el lecho del barranco lo hacemos por la izquierda.
Seguimos algunos rastros de ganado que circula por las terrazas sobre el barranco cuyo fondo ya empieza a estar bastante cerrado.
Alcanzamos una trocha que acaba convirtiéndose en camino.
Al pasar por un claro tenemos enfrente la canteras que cierran el barranco de la Tejeria por la otra vertiente.
Cuando cruzamos el barranco seguimos el camino para salir al Mas del Rincón.
Aquí buscamos el viejo camino que discurria por la zona de Prados Redondos uniendo las diferentes masías.
Aunque su traza es bastante evidente, se difumina en algunos prados o está ocupada por la vegetación.
Tras pasar por encima del Campamento del Rincón lo dejamos para deambular por una zona de enormes y curioso tormos. Recuperado el viejo camino llegaremos a las dos últimas masías antes de salir a la carretera donde dejamos el vehículo. Primero la de los Olmos y después la de Prados Redondos.
Ruta con uso indispensable del GPS, pero sin dificultades técnicas. Que viene a demostrar que pese a gente que piense que el Peñarroya es una cumbre fácil y anodina porque se puede llegar en coche, puede presentar algunas alternativas bastante más aguerridas.