Cruz del Castillo desde La Hoya (Laguardia)

9 de Abril de 2017

La Cruz del Castillo, (1.396 mts), es una de las cimas míticas de la Sierra de Cantabria, que no hay que dejar de visitar al menos en una ocasión.

Situada al N del bonito pueblo de Laguardia, la ascensión desde aquí, es sin duda uno de los itinerarios habituales. También tenemos la posibilidad de ascender a este pico desde la localidad de El Villar, o bien por su vertiente N, desde Lagrán. Todas las posibilidades de gran belleza, y cierta exigencia, puesto que se supera bastante desnivel en pocos kilómetros.

En esta ocasión, Mon, Leo, y yo, afrontamos esta subida desde el antiguo poblado celtíbero de la Hoya, a un km escaso al norte de Laguardia. Allí se puede visitar el pequeño museo, donde se encuentran los restos extraídos de las antiguas excavaciones, unas de las más importantes en esta materia. También existe una maqueta, y una recreación a tamaño real de lo que fueron las viviendas de aquellos tiempos pasados.
Si no recuerdo mal, el horario dominical es de 11 am a 15 h, por lo que haremos la visita al regresar de la ruta.

Dejamos el coche estacionado en el parking del museo, y comenzamos nuestra ruta. Avanzamos un buen tramo por terreno asfaltado, siempre hacia arriba, dejando a nuestra izquierda la curiosa y espectacular bodega de Yssios. Pasamos junto a otras bodegas y viñedos típicos de ésta zona, hasta que nos adentramos en terreno de pista, siguiendo siempre el Gr 38. Aquí el paisaje cambia de forma drástica: las viñas emparradas, dan paso a los bosques de carrasca y encima, colonizados por el boj. La pista no da respiro, árida, pedregosa, y con fuerte pendiente en varios tramos, siempre bajo un sol que hoy calienta con fuerza.

Ganamos rápidamente altura, a medida que nos acercamos a los muros calizos, que albergan nuestro objetivo. Llegamos a un punto en el que la pista, circulable hasta ahora para vehículos, da paso a una senda más estrecha, que ya solo permite el paso a pie.
Buscando el paso junto a las peñas, va trazando varios zig-zag, con espectaculares vistas al valle.

Tras unirse a la senda que viene desde El Villar, desemboca en una zona mucho más plana y abierta. Preciosa campa de montaña. Desde aquí divisamos la última de las subidas; una gran mole caliza rematada por la cruz metálica, no visible aún.

Tras cruzar la explanada de sur a norte, nos introducimos en un pequeño hayedo, donde la pendiente juega contra nosotros. Un primer tramo suave, nos lleva hasta la divisoria de vertientes; cara norte, a Lagrán,...y cara sur, por la que venimos, a Laguardia. Así lo indican los carteles, con su distancia incluida.

También están indicados los 770 mts que nos separan de la Cruz. Unos metros duros de verdad, que se hacen eternos. La fuerte pendiente impide un avance fluido; el terreno muy terroso es un auténtico patín en díasf húmedos.
Serpenteando por el hayedo, vamos ganando la batalla a la roca, superando tramos que parecen verdaderos escalones.

Al final salimos del bosque. Apenas 20 metros nos separan de la Cruz, que ya vemos arriba rematando la piedra. Las vistas a la cara norte, de escándalo,...un paisaje de alta montaña.
Trepamos los últimos metros por la escarpada roca y alcanzamos el objetivo. Ahí está la Cruz, soportando el paso de los años, las inclemencias invernales, y testigo de las ascensiones de grandes y pequeños, de gentes y gentes,...
Una placa en su mástil, un pequeño buzón montañero y varias placas recordatorias en memoria de compañeros de aventuras rematan el conjunto. El silencio, las vistas y la fuerza del viento me traen recuerdos de una de las últimas veces que visité este impresionante lugar, hace ya la friolera de 32 años. Hoy hemos cambiado parcialmente el equipo, pero la Cruz sigue ahí haciéndose fuerte al paso de los años. Mi padre me trajo aquí hace ya muchos tiempo y hoy soy yo el que le he descubierto a mi hijo este precioso rincón.

Decidimos perder altura para protegernos del aire, al cobijo de la roca bajo la cruz, y tomarnos un descanso,....y por supuesto un almuerzo reponedor.

Con fuerzas renovadas emprendemos el camino de regreso, que realizaremos íntegramente por el de ascenso.
Es un clásico de la Sierra de Cantabria, cita obligada de senderismo.
La ruta no tiene complicación técnica alguna, pero es un tanto exigente por la subida. Las vistas, impresionantes!!
La compañía, como siempre, la mejor!!

Tiempo real en movimiento 3 h 32'