Cuatro Alquerías Horcajo-Castillo-Erias-Aldehuela

Hoy nos hemos propuesto disfrutar de las Hurdes un día más y puedo asegurar, que esta ruta no defraudará a nadie. La mayor parte transcurre por veredas, estrechas callejas guiadas por paredes de pizarra, huertos frondosos que en estos meses de mayo muestran todo su esplendor, surcos rebosantes de la nueva siembra, dibujando el maridaje de una tierra fértil, bañada por ríos de agua clara y frutales que regalan al caminante la vistosidad de sus cuidados, transformada en un exuberante colorido, muestrario floral que nos acompaña en todo el recorrido del Valle del Esperaban. Cruzaremos puentes, veremos meandros, Castaños inertes tallados por hábiles manos, consiguiendo atraer la mirada, sin duda un homenaje de estas gentes a los frutos que durante muchos año regaló, para que siga siendo protagonista activo del camino. Tambien visitaremos Petroglifos, muestras de descendientes que con trabajo y rudimentaria herramientas quisieron dejar su huella. Fragancia ribereña de poleos, verdes tomillos y juncales que arropan regatos, regueros y fuentes, un festival de agua que siempre empieza y termina con nuestra entrada triunfal en las Alquerías, todas bellas, coquetas que nos invitan a pasear entre sus estrechas calles, trasladando inevitablemente al senderista a tiempos pasados. Tiene también está ruta las preciosas vistas desde las alturas, con una amplia panorámica del Valle, dibujando sus casitas al fondo y un río serpenteante que las baña, si bien es cierto que hay que concentrar los pasos en subida y bajada, la pizarra suelta merece nuestra continua atención, pero éste tramo además de obligado, también es agradecido en su punto más alto, donde nos sentiremos verdaderos montañeros. Aterrizamos sobre los tejados de Horcajo, este día ya no da para más. Buen descanso.