Cué, Playa de Antilles y Los Bufones de Ballota, Llanes, Asturias
near Cue, Asturias (España)
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Trail photos
Itinerary description
En el libro se recogen varias rutas por la costa oriental de Asturias. En esta, la novena, nos propone visitar la zona de Cué, una parroquia de Llanes, Asturias.
Partimos de la población de Cué, ubicada al pie de la sierra plana del mismo nombre, una antigua plataforma de abrasión marina, situada actualmente a 150 m sobre el nivel del mar.
No esta reflejado en el track, pero al entrar al pueblo, paramos en el aparcamiento de una sidrería y nos adentramos un poco hasta la Cuevona de La Borbolla, cavidad que recoge las aguas procedentes de la sierra plana de este sector.
La ruta recorre la costa de Cué desde la Punta Valles a la Punta Ballota, pasando por la playa de Antilles, que desaparece en marea alta, por lo que se recomienda hacer la ruta coincidiendo con la marea baja. Procuramos reconocer todos los puntos citados en el libro.
Waypoints
Iglesia de San Román
Pasamos junto a la Iglesia de San Román. Esta cerrada y no la podemos visitar. Por el lateral de cementerio buscamos paso hacia la Punta Valles o Alto del Cobre.
Panorámica
"Desde el Picu Balles tendremos una bonita panorámica de las efímeras playas de Salmoriera, La Playita y Portiellu, con la villa de Llanes asomando por detrás del Castru Entremía" del libro Costa Oriental......
Valle ciego
A nuestra derecha queda un pequeño "valle ciego" originado por la disolución de las calizas
Cenote
En este punto encontramos dos cenotes (simas invadidas por el mar) con el agua a unos 15 m de profundidad
Acantilado
En el borde de acantilado se observa un tipo de erosión que se forma por acción del agua marino, por lo que deduce que en los grandes temporales el efecto del oleaje llega hasta esta zona.
La Herradura
Del libro: "La Herradura es una ensenada muy cerrada que se encuentra al este del Picu Valles, totalmente expuesta al fuerte oleaje de NO. Su forma propicia que el oleaje se concentre en su interior, llegando a levantarse varias decenas de metros por encima del acantilado, como si se tratara de un verdadero bufón. Las evidencias de los efectos de las olas son abundantes. Además del lapiaz expuesto, con numerosas formas cavernosas y la vegetación típica tolerante a la salinidad en todo el entorno, algunos muros de cierre y contención de fincas del Valles han sido destruidos por la fuerza del mar. Pero en esta zona la evidencia más clara, indicativa de la entrada del oleaje sobre el acantilado, son las dolinas supramareales, playas "ocasionales" de arenas y cantos, de las que se pueden ver al menos cuatro ejemplos en un reducido espacio."
Sima de Valles
Del libro, parada 3: "Continuando nuestro viaje hacia el este nos toparemos con una espectacular sima de gran profundidad. Las simas son conductos verticales originados por la circulación gravitacional de las aguas subterráneas en el sustrato calcáreo. El agua que se infiltra en la parte superior de la rasa calcárea tiende a buscar el nivel freático (el nivel del mar en este caso). De este modo, el paso continuado del agua va profundizando y ensanchando las grietas que presenta el macizo rocoso hasta dar lugar a conductos más o menos verticales de diámetros variables. La observación de este tipo de formas subterráneas es posible debido a la entrada periódica del oleaje en esta zona, que ha terminado por desmantelar la cubierta edáfica que la cubría. En el conducto no existen evidencias de la entrada de agua marina, lo que hace suponer que esta sima aún no ha alcanzado el nivel del mar."
La Bolerina de Roquedo
Del libro, parada 4: "Tal y como se observó en la ensenada de La Herradura, las dolinas supramareales se ubican en zonas expuestas al mar. En el Picu Roquero observaremos otros ejemplo de una de estas formas, rellena enteramente por arenas y situada a más de 20 metros de altura. Los vecinos de Cué conocen este enclave como "Bolerina de Roquedo", debido a su similitud con el campo de este tradicional juego. La presencia exclusiva de arenas, sin cantos ni bloques, y el crecimiento de vegetación en toda la depresión, indican que se trata de una forma poco activa o, al menos, que la llegada del oleaje no tiene lugar de forma violenta. Estas condiciones permiten la conservación de la vegetación herbácea sobre las arenas, además de no producir la fragmentación del lapiaz semicubierto que aflora alrededor de La Bolerina"
Ensenada de Cué
Ya desde la misma Bolerina tenemos una panorámica sobre la ensenada de Cué cuando la marea esta bajando y se encuentra parcialmente cubierta de agua.
Cuetu Huesu
Del libro, parada 6: Las areniscas de Cuetu Huesu. Rodeamos la ensenada de Cué pasando por el Cuetu Huesu. En este alto se encuentra un restaurante y se ha habilitado una zona recreativa y un aparcamiento que da servicio a la playa de Antilles. El sustrato es diferente de las calizas que nos han venido acompañando a lo largo de todo el camino. Aunque la roca en aflora en estado fresco, sino alterada o fragmentada, los pequeños cantos nos permiten distinguir que se trata de un tipo de roca siliciclástico. En otros punto aflora esta franja de unos 100 m de ancha en la que el sustrato es silíceo y no calcáreo. Esta franja, paralela al resto de formaciones de la zona, se refleja en la costa en el desarrollo de la ensenada de La Mohosa, al oeste de El Gordo. También se intuye en el paisaje por la presencia de dolinas de colapso y por la multitud de terrazas realizadas por los ganaderos con el fin de aprovechar mejora estas tierras más fértiles que las de sustrato calcáreo.
Playa de Antilles
Del libro, parada 5: Ensenada de Cué: "En la ensenada de Cué se han acumulado las arenas que conforman la playa de Antilles. Este arenal se funde con tres islotes formando un complejo tómbola de una gran belleza. Los tómbolas son formaciones sedimentarias nítrales de gran singularidad dentro de la costa asturiana. La primera isla en unirse a la playa es La Islona o Isla Grande, que es la de mayores dimensiones y la que más se aleja de la costa. En ella aún se conservan las ruinas de una edificación que se construyó en el momento en el que sus fértiles pastos eran aprovechados para el ganado o como huerto. Las otras dos islas, son El Castrucu y La islina, el islote intermedio y el más cercano a la costa, respectivamente, los cuales durante la máxima bajamar, también acaba uniéndose a la playa de Antilles. Durante las tormentas del NO las olas chocan contra la Islona y a veces son capaces de rebasar las otras dos islas, llegando prácticamente hasta tierra firme. La de Antilles es una apacible playa de escasa profundidad, resguardada del oleaje por las tres islas mencionadas. Durante la bajamar el arena ocupa una extensión considerable, pero con la marea alta la playa llega a desaparecer por completo. Si nos coincide la bajamar, es interesante bajar a la playa, en la que podremos observar numerosos ejemplos de lapiaz alveolar típico del karst litoral. Llama la atención la presencia de marcados voladizos de pie de acantilado en buena parte del perímetro de la ensenada, mostrando una estrecha plataforma de abrasión, donde son frecuentes las pozas circulares ensanchadas por organismos capaces de roer la roca, como los erizos de mar. Pero sin duda lo más llamativo es la presencia de algunas cavidades en el pie del acantilado. En el sector de acantilado enfrentado a La Islina, se puede entrar en una de estas cavidades, por la que circula un arroyo subterráneo que sale directamente a la playa. Una vez dentro de la cueva nos sorprende la textura suave y pulida de las paredes, consecuencia de la circulación forzada del agua fluvial en su interior. Son visibles varios niveles de conductos a distintas alturas, lo que nos indica la profundización del cauce, en relación con un descenso del nivel del mar, tal y como ocurre en otras cuevas, como la de Cobiheru."
Panorámica
Dejamos la playa de Antilles y volvemos hacia el área recreativa para continuar la ruta.
Cruce
Tomamos un camino que baja por la izquierda hacia el colapso de Trulles. Quizás sea mejor seguir las indicaciones y tomar una senda que baja desde el extremo del área recreativa.
Colapso de Trulles
Del libro, parada 7: Desde el Cuetu Huesu tomamos la pista de acceso a la playa y atravesamos el área recreativa habilitada en la parte baja para dirigirnos al este, en dirección a la Punta de Santa Clara. A la derecha de nuestro camino aparece una gran depresión de paredes escarpadas y alargadas en dirección E-O, siguiendo la estratificación en la zona. Esta gran dolina, de más de 200 m de diámetro, coincide con la franja ariscos que se describe en la parada 6. La presencia de estas rocas siliciclásticas ha tenido una importante influencia en el karst de toda la zona, en la que abundan formas se subsistencia y de colapso. De este modo, se ha formado una gran dolina en cuyo fondo se encuentran las ruinas del Molino de Trulles, que aprovecha las aguas de un manantial que surge al pie de la depresión y que hoy es usado como abrevadero para el ganado.
Colapso de Trulles
Otra vista de la gran dolina (casi un valle cerrado) formada por el colapso
Dolina
Camino de la punta de Santa Clara pasamos junto a diversas dolinas. Del libro, parada 8: ... En la zona de fincas conocida como El Norte destaca un buen ejemplo de dolina de disolución. Esta dolina se encuentra alineada con dos pequeñas ensenadas que aparecen en los extremos opuestos de La Punta, y esa alineación coincide con la estratificación. Todo ello evidencia que existe una banda de estratos más débiles en las que los procesos de disolución han actuado con más intensidad. Debido a que en esta zona las capas están en posición vertical, el agua se infiltra profundizando también verticalmente, disolviendo el sustrato hasta alcanzar el nivel freático, que en este caso es el nivel del mar. Esta situación representa el estadio inicial en el desarrollo de formas como las que hemos visto en la zona de Valles, En nuestro camino hacia la ensenada de El Gordo nos encontramos con más ejemplos de dolinas de colapso, todas ellas alineadas siguiendo el limite entre la franja areniscas y las calizas. El contacto entre una formación impermeable (como son las areniscas) y las permeables calizas, es una zona que favorece la infiltración, por lo que es normal que se desarrollen distintos tipos de dominasen ellas. En el caso del entorno de Cué, la mayoría son dolinas que presentan forma de cubeta, con un fondo plano recubierto por depósitos arcillosos y con paredes verticales que evidencian la participación de procesos de colapso."
Punta de Santa Clara o Mohosa
Del libro, parada 8: "Continuamos nuestro camino hacia la Punta Ballota, rodeando el borde costero de la Punta Santa Clara. Enseguida llamará nuestra atención una estrecha ensenada con evidentes señales de erosión del ida al oleaje en la parte alta del acantilado. De hecho, a lo largo de toda la punta, debido a su posición expuesta a los temporales podremos observar erosiones del suelo, lapiaces fragmentados y vegetación indicativa de la llegada de las olas."
Ensenada de El Gordo
Del libro, parada 9: " Debido a su alineación perfecta con las areniscas discordantes que atraviesan la zona de Cué por Cuetu Huesu, parece evidente que en la formación de esta ensenada han tenido una gran participación estos materiales silíceos. La existencia de los derrubios siliciclásticos en este sector ha facilitado la disolución de las calizas inferiores más eficazmente, produciéndose grandes colapsos que han terminado por incorporase a la línea de costa. Como resultado se ha formado la ensenada de La Mohosa y la zona de El Gordo propiamente dicha, en la que existen numerosas evidencias de la entrada del oleaje hacia el interior del acantilado. Un rasgo geológico que destaca en este sector, es el carácter finamente tableado de las calizas. Se trata de las calizas oscuras de la Formación Barcaliente, que se presentan en capas verticales, como ocurre en buen parte del litoral oriental asturiano. A lo largo de toda la ensenada se podrán observar distintos ejemplos de lapiaz alveolar (típico de ambientes costeros) y de lapiaz canaliforme. Pero, sin duda, lo más llamativo es el túnel que aparece en el sector occidental de la ensenada y que atraviesa por completo el El Picuetu, permitiendo la entrada del oleaje a través de él."
Cueva Arenas
Del libro, parada 10: "Al sur de Arenas y al oeste de El Gordo viene a desembocar la Riega Cinciriellu, uno de los arroyos que drenan la Sierra Plana de Cué. En este caso el río serpentea por las fincas hasta llegar a la Cueva Arenas donde, tras un marcado meandro, se sume hasta llegar al mar. Se trata de un valle ciego, una variedad de valle kárstico donde existe un cauce fluvial que desaparece subterráneamente a través de un sumidero o pórnor. Con la mar revuelta, esta cueva se comporta como un verdadero bufón, emitiendo los característicos bufidos, expulsando agua, reteniendo el agua del arroyo y produciendo erosiones en las márgenes del mismo."
Dolinas
Por el tramo que estamos atravesando son, nuevamente, abundantes las dolinas.
Los bufones de Las Tembladeras
Del libro, parada 11: "Dejamos la ensenada de El Gordo atrás para llegar a la zona conocida comer apropiado nombre de Las Tembladeras. Se trata de un sector en el que se localizan varias formas kárstico-marinas, algunas de ellas bufadoras e incluso surtidoras. A la altura de El Picuetu nos fijaremos en una pequeña dolina de disolución de apenas cuatro metros de diámetro. Al este de esta depresión kárstica, y durante momentos de mar agitada, se escucha el bufido del oleaje entre las hierbas. Se trata de pequeños conductos, apenas visibles, conectados con el mar por los que el aire a presión penetra. El movimiento violéntelo de las hierbas delata la posición de estas bocas. Tras conocer este curioso fenómeno atravesamos una dolina-sima, que aparentemente no tiene gran actividad, para llegar al bufón de Los Infiernos, cuyo sonido se oye ya antes de verlo. se trata de una dolina de disolución en la que el sumidero ha quedado descubierto a causa de la erosión ocasionada por el propio bufón. El conducto consiste en una sima, excavada a favor de la estratificación por la cual sale el aire con gran fuerza, emitiendo el atronador ruido del que deriva su nombre. Bajo ciertas condiciones, este bufón expulsa un chorro de agua muy tumbado que alcanza una distancia notable. Proseguimos por la pista que viene de Cué, justo cuando se termina en un cierre, alcanzamos el Bufón de Ballota, también conocido como el bufón silencioso, suponemos que por el contraste con su sonoro vecino el Bufón de Los Infiernos. Esta conocida forma bufadora se ubica en una dolina-sima en la que la cubierta vegetal del suelo ha sido totalmente desmantelada, lo que da cuenta de una gran capacidad erosiva. Efectivamente esta sima sima expulsa un chorro de agua que alcanza hasta 50 m de altura sobre el acantilado, siendo visible desde el mirador de La Borrica, en lo alto de la Sierra Plana de Cué, e incluso desde la villa de Llanes. Su gran capacidad bufadora también queda puesta de manifiesto por la gran cantidad de arena que se acumula en su entorno, el lapiaz expuesto que hay alrededor y por los escarpes de erosión que afectan al suelo, en sectores relativamente alejados de la boca.
El Bufón de Punta Ballota
Llegamos al extremo de Punta Ballota, y frente a nosotros tenemos el impresionante Castro Balota, con acantilados verticales de más de 40 m de altura. A nuestra izquierda se encuentra un bufón Del libro, parada 12: El Bufón de Punta Ballota: Avanzamos en dirección hacia la Isla de Ballota hasta llegar a una gran sima, alargada en el sentido de la estratificación, que se encuentra en la misma Punta Ballota. Esta sima muestra signos del desmantelamiento, relativamente actual, del suelo, causado por procesos derivados del oleaje, que penetra tanto por el borde acantilado como por el interior del conducto. Este proceso manifiesta en las paredes de esta profunda sima en un cambio neto en la morfología del lapiaz en superficie. En la parte baja, el lapiaz es liso y con formas redondeadas y conductos de disolución, como es típico del lapiaz subedáfeicos, mientras que la parte superior muestra morfología más irregulares, consecuencia de su mayor tiempo de exposición a las condiciones subaéreas. La muesca en forma de "voladizo"que existe en el contacto entre ambos tipos de lapiaz marcaría el límite superior del suelo que cubría la sima, el cual, cargado de ácidos húmicos, influiría intensificando la capacidad del agua para disolver la roca.
Playa Ballota
Del libro, parada 12, bis: Rodeamos ahora la Punta Ballota para acercarnos a su borde meridional, desde el que tendremos una buena panorámica de la playa de Ballota. Esta playa destaca por el color rojizo de sus arenas y de las rocas de su entorno, una coloración debida a la presencia de un extenso afloramiento de las calizas rojas de la Formación Alba, que aparecen tanto en los acantilados orientales de la playa como en le delgado crestón (El Culchillón) que asoma entre la arena del sector noroccidental. Los acantilados traseros de esta playa muestran un relieve diferente de los acantilados verticales a los que estamos acostumbrados en el oriente. La distinta morfología de estas vertientes costeras es debida a la presencia de las cuarcitas de la Formación Barrios, un tipo de roca que produce escarpes menos abruptos que las calizas. En cierre nororiental, donde nos encontramos, está tallado sobre las calizas de la Formación Barcaliente. Por lo tanto, la barra de cantos que se encuentra en la parte trasera de la playa muestra distintos tipos de rocas (calizas rojas, calizas grises y cuarcitas)." Volvemos hacia Cué por la pista que hemos utilizado para llegar a Punta Ballota.
Carretera
Salimos a la carretera que viene de Cué, y con precaución continuamos por ella.
Aparcamiento
Llegamos al aparcamiento junto a la pista deportiva y damos por finalizada esta instructiva excursión
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