Cuerda de La Mujer Muerta, desde su vertiente segoviana

NOTA IMPORTANTE: Esta información tiene únicamente carácter orientativo, quienquiera que haga uso y seguimiento total o parcial del track y su texto adicional asume la plena responsabilidad ante los riesgos propios de la práctica de la actividad senderista.

Ruta por la mítica y atractiva cuerda montañosa conocida como La Mujer Muerta, estribación serrana del Parque Nacional del Guadarrama que se extiende entre el valle del río Moros y la planicie segoviana, al suroeste del conjunto montañoso. De los diferentes modos de recorrerla, elegimos hacerlo de sur a norte y accediendo desde el término municipal de La Losa.

Antes de centrarnos en nuestra marcha, comentaremos uno de los orígenes legendarios de esta formación montañosa que asemeja en su perfil la figura de una mujer yaciente: se cuenta que en tiempos prehistóricos poblaban estos parajes una tribu de humanoides que, en determinado momento, vieron el enfrentamiento a muerte de dos hermanos que se disputaban la jefatura tribal; la madre de ambos, desesperada ante la lucha fratricida de sus hijos, rezó a sus dioses ofreciendo su vida a cambio de evitar esa cruenta pugna. Dicen que el cielo oscureció bruscamente, la tierra tembló y un gran cataclismo sacudió todo ese entorno haciendo cesar la lucha para que todos buscaran refugio; cuando la situación se normalizó, buscaron a la madre oferente y todos advirtieron la forma yacente de su figura petrificada, entendiendo los hijos el precio de su sacrificio y dejando su disputa.

Ya centrados en nuestro itinerario de marcha, iniciamos camino en una pequeña encrucijada conocida como el "Rincón de Paco", personaje local a quien su Ayuntamiento dedicó este espacio dotado de una fuente en 2006, en la confluencia de los arroyos Podrido y de las Víboras junto a la Cañada Real Soriana. Tomamos una ancha pista ascendente bien promediada de desnivel y vamos ganando suavemente altitud; en un recodo junto al curso de un pequeño arroyo, veremos un depósito del que mana un buen caño y junto al que alguien levantó un pequeño chozo de piedras y unos recintos para guarda de ganado; más arriba, será un vallado de madera el que nos ofrezca un balcón-mirador para empezarnos a asomar al paisaje segoviano y, poco después, alcanzaremos nuestra primera referencia del cordal: el Puerto de Pasapán, bien señalizado con un marcador de caminos y un pequeño obelisco propio del parque nacional.

Tenemos por delante más de 4 km de ascenso entre pequeñas praderas y afloramientos rocosos que acaban despuntando como riscos principales de la cuerda, todos por encima de los 2000 m de altitud. Será primero el Pico Pasapán, o los "pies" de la mujer yacente, en el que contemplaremos las perspectivas de paisaje que ya se nos van mostrando en todas direcciones. Luego, y tras un collado intermedio, la Peña Apretura se asemejará a las rodillas en este perfil que venimos trepando, como antesala de una montaña de piedras bastante más seria que es la Peña del Oso, el vientre picudo de esta mujer petrificada. Aquí el entretenimiento es mayor porque lo señaliza el preceptivo vértice geodésico que, en relación al nombre orográfico, lo han adornado con dos figuras de úrsidos, aparte de que las vistas panorámicas son excelentes. Y nos restará un cansado kilómetro de dificultoso andar entre pequeños riscos primero y una empinada ladera de roca y piedras después, hasta coronar la cabeza y cota máxima de esta famosa cuerda: La Pinareja, de 2.197 m de altitud, en la que destaca un castillete de piedras a modo de gran hito señalizador.

Aquí consumiremos un buen rato de hacer fotos y guardar recuerdo visual de tantas montañas emblemáticas del Guadarrama como podemos contemplar, amén de ofrecérsenos vistas hacia la lejanía para identificar otras cadenas montañosas, pueblos y ciudades que desde esta privilegiada atalaya nos muestra el paisaje. Luego buscaremos cobijo frente al viento que suele soplar en estas alturas y dedicaremos tiempo a reponer fuerzas.

El descenso lo haremos por la zona norte, que no es la usual y que consiste en una larga pedrera de fuerte pendiente en la que hay que andarse con buen ojo y mucha precaución antes de dar los pasos, guiándonos por una serie de barras metálicas que alguien clavó ya hace tiempo y al que agradecemos mentalmente su ayuda. Alcanzamos un escalón intermedio llamado cerro de La Muela y seguiremos sorteando pedrera y descenso hasta adentrarnos en zona boscosa a partir de los 1900 m de altitud. La pendiente seguirá siendo muy acusada, pero pisaremos más cómodamente por un suelo removido y blando propio del bosque primigenio por el que ahora descendemos. En la cota 1700 se sitúan ciertos afloramientos rocosos que constituyen el cerro de La Muerte y, a partir de él, los deniveles se hacen más suaves hasta terminar ya en llano en la Cañada Real Soriana, que es el camino marginal de la sierra y el parque nacional por esta falda occidental. Por él retornaremos cómodamente hasta nuestro lugar de inicio, poniendo fin a esta interesante ruta.