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Cueva de la excomunión y refugio del pico Pelao

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Trail stats

Distance
8.79 mi
Elevation gain
1,460 ft
Technical difficulty
Easy
Elevation loss
1,460 ft
Max elevation
2,692 ft
TrailRank 
39
Min elevation
1,720 ft
Trail type
Loop
Moving time
2 hours 58 minutes
Time
3 hours 37 minutes
Coordinates
2373
Uploaded
April 14, 2022
Recorded
April 2022
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near El Boquerón, Murcia (España)

Viewed 205 times, downloaded 0 times

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Itinerary description

Ruta y texto del usuario @Peplo007
Ruta apta para animales acostumbrados a la Montaña
El refugio de Jaime el Barbudo:Cueva Excomunión Belleza oculta en la Sierra de la Pila desde boquerón y Precioso Refugio del Pico Pelado
La Sierra de la Pila es un buen lugar para esconderse. Lo es ahora y lo era hace doscientos años, cuando estaba en todo lo suyo Jaime el Barbudo, un bandolero de buen corazón que tuvo que echarse al monte después de un asunto de sangre, y que encontró un escondite seguro en estas montañas. Nacido en Crevillente (Alicante) en 1783, Jaime Alfons
Sin duda está bonita sencilla ruta te abstraerá a esos tiempos de bandoleros y hay que reconocer que el lugar apartado en aquellos tiempos hoy está relativamente cerca de Murcia y de Alicante ya que Jaime el Barbudo al ser Alicantino debe ser conocido también por nuestr@s vecin@s de la Comunidad Valenciana...
El ser un lugar en su momento apartado es obvio que fuera importante en la decisión de elección de su morada pero lo increíble es que es un lugar precioso y espectacular que nos sorprenderá por lo frondoso de sus bosques de alrededores para ser Murcia y sobre todo por los dos lugares maravillosos Estrellas de esta ruta que es la impresionante Cueva de Jaime el Barbudo y el increíble lugar donde se hizo el antiguo y tristemente abandonado Refugio del Pico Pelado uno de esos dos lugares ya merecerían la visita pero por un poquito más de tres horas de bonita ruta tendremos los dos😉😃
Esta ruta es muy accesible para todos los públicos y animales ya que se van por camino casi toda la ruta salvo la pequeña subida por senda a la Cueva de Jaime el Barbudo y la aproximación al pico superior al salir de la Cueva a la izquierda que quizás sea la senda más deteriorada pero no le veo ninguna dificultad para quien tenga un mínimo de experiencia senderista....También hay un pequeñito tramo de subida al Refugio del pico Pelado por senda bastante pisada ya que es la única subida y bajada que dispone....O sea una bonita ruta para que nos acompañen la familia y perr@s de la casa ....
La ruta al ser sencilla y de poco más de 3 h un poquito más si se hacen muchas fotos o se va un grupo amplio da mucho juego ya que se puede hacer como es lógico de mañana... Nosotros la hicimos de tarde aprovechando el atardecer y una reciente variante del majete grupo “Senderismo Independiente “ con su súper guia Costy a la cabeza decidieron ver anochecer en el Pico Pelado una original y atractiva idea para época de buen tiempo porque el anochecer desde las vistas 360 grados es idílico y la vuelta desde allí viendo las estrellas no le vemos ninguna dificultad ....

Un poco de historia para conocer la importancia del lugar:

El día que frieron a “JAIME EL BARBUDO “

El bandolero levantino más célebre también conocido por el Robin Hood español fue descuartizado en la plaza de Santo Domingo de Murcia

A Jaime José Cayetano Alfonso no se le conocía ningún vicio. Si acaso, beber. Pero no más que el resto de pastores improvisados que bregaban con el ganado en las lomas de Crevillente a comienzos del siglo XIX. Jaime Alfonso, de apodo El Barbudo y nacido en 1783, cuidó de los rebaños de su padre hasta que cumplió 25 años, cuando formó una familia y quedó al cuidado de una finca en Catral. Entonces, para su desgracia, conoció al Zurdo, un temible bandolero.

Cierto día, ambos se encontraron. Y Jaime Alfonso, quien hasta entonces sólo había matado algún que otro lobo, defendió las tierras a trabucazo limpio. El Zurdo murió y el Barbudo, para proteger a los suyos, se echó al monte. Pudo alegar defensa propia ante la Justicia, pero los secuaces del Zurdo ya lo habían condenado a muerte. Acababa de nacer el más célebre bandolero levantino de todos los tiempos.

El Barbudo extendió sus fechorías desde Alicante a la Sierra de la Pila, en Abanilla, donde pronto se hizo muy popular. Allí mantuvo su principal baluarte, en la llamada Cueva de la Excomunión. Si es cierto que repartía parte de sus botines entre los más pobres, no lo es menos que cometió asesinatos para obtenerlos.

La invasión francesa de 1808 le ofreció un escenario ideal para continuar sus fechorías, que se tornaban actos heroicos cuando sus objetivos eran las tropas napoleónicas. Pero la guerra y la excusa para el pillaje terminaron. De momento.

La fama del bandido traspasó nuestras fronteras. El barón Taylor, quien fuera ayudante de campo del General Orsay en la Guerra de la Independencia, requirió sus servicios como escolta en su periplo por las tierras levantinas. Jaime Alfonso, al despedirse de él, le entregó su célebre trabuco, que adornaría la casa del barón durante décadas. No fue el único extranjero al que encandiló el forajido. Lord Carnarvon, en su obra 'Voyage through the Iberian Peninsula', también retrató al bandolero.

Jaime Alfonso tomó partido por los absolutistas de Fernando VII, frente a los liberales, que habían puesto precio a su cabeza. De nuevo, más que una opción política fue un pretexto para asegurar el sustento de la partida de bandoleros que capitaneaba. Pero los periódicos, de uno y otro bando, también se valieron de su figura. En 1820, desde la Sierra de la Pila, solicitó el indulto para su cuadrilla, a cambio de colaborar con el régimen constitucional.

El Correo Murciano, en 1822, noticiaba que una columna formada por más de 100 soldados había salido en busca, «ya no del ladrón Jaime, sino del Excelentísimo Señor Don Jaime Alfonso, general de la fe que ha aparecido con una partida de facciosos de 150 o 200 hombres». Incluso se enviaron desde Málaga otros 100 soldados «eminentemente liberales».

La relación con Murcia se estrechó aquel año. Los diarios denunciaron que el Barbudo, en sus correrías por Alicante, tenía el apoyo de «pajarracos que comen, visten, calzan, viven y alternan» en la capital del Segura, pues hay quien «no sólo aplaude sus heroicidades, sino que también refuerza su partida con hombres y dinero».

En 1823, Jaime Alfonso recibe la encomienda «de perseguir malhechores». El Correo Murciano informó de que, en su primera salida, «ha muerto 4 y ha preso otros 4». Entre los asesinados figuraba un fraile capuchino que «parecía huir al ver la partida». El Barbudo mandó detenerlo y le halló «papeles subversivos». La conclusión de la noticia no tiene desperdicio periodístico: «El fraile se murió en el acto».

El Barbudo, en su nueva faceta de sicario, se puso al servicio de una sociedad secreta denominada El Ángel Exterminador. Sus miembros, ya abolida la Santa Inquisición, propugnaban la eliminación de los liberales.

La promesa de indulto a Jaime Alfonso nunca se cumplió. Consumada la Restauración, el Barbudo se convirtió en un problema de fácil solución. Bastaba aplicar la pena de muerte que pesaba sobre él. Ni siquiera su petición de acogerse a la amnistía otorgada por las Cortes el 18 de febrero de 1823 lo salvó de la horca.

El corregidor de Murcia, Rafael Garfias, quien después levantara en La Glorieta una escultura monumental a Fernando VII, dispuso el cadalso en la plaza de Santo Domingo: un garrote vil y una horca, en la que ajusticiaron a Jaime Alfonso. Pero aquello no parecía suficiente, por lo que añadieron una terrible pena accesoria.

El bandolero fue descuartizado en cinco trozos y sus despojos se frieron. Así los conservaron para trasladarlos a aquellos lugares donde más partidarios tenía. La cabeza fue expuesta en su Crevillente natal. El resto, en Hellín, Sax, Fortuna, Jumilla y Abanilla.

El verdugo del Barbudo, José Manuel Merino, firmó un documento hoy histórico donde explicaba que el 15 de julio de 1824 ejecutó la sentencia de muerte de horca, descuartizó y frió «los cuartos a que fue condenado un reo llamado Jaime Alfonso el Barbudo».

El pobre Merino suplicaba el pago de su sueldo pues, aparte de tener tres hijos y un empleo tan impopular, en Jumilla le debían otros 600 maravedís «de la conducción y fijación de los cuartos del reo Jaime». Y así fue como el célebre bandolero atemorizó por última vez los caminos, aunque en esta ocasión sólo asustara a cuantos descubrían sus despojos alzados en un mástil.

Esta es la historia de Jaime él Barbudo para quien no la conozca pero lo que está claro que merece la pena esta sencilla ruta no solo por la historia sino por la belleza de la espectacular Cueva y de la Bella panorámicas de la Sierra de la Pila y que se visita otro precioso lugar mítico que es el Antiguo Refugio del Pico Pelado que sin duda que quién eligió el lugar sabía lo que se hacía ya que está en un espectacular lugar con unas vistas 360 grados únicas y maravillosas lástima que esté en estado de abandono y nadie haya decidido rehabilitarlo.

En el Garmin ha salido unos 13 km y un desnivel de 366 M en poco más de 2:50 H de deleite en una fácil ruta con la mayoría por caminos y la parte de sendas nada peligrosa y dado el corto tiempo
La ruta es apta para ir con perro acostumbrado a ir por Montaña

Waypoints

PictographWaypoint Altitude 1,761 ft
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PictographWaypoint Altitude 1,778 ft
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PictographWaypoint Altitude 2,025 ft
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te echas por enmedio de la rambla por salir un poco de la pista forestal

PictographWaypoint Altitude 2,119 ft
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PictographWaypoint Altitude 2,131 ft
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PictographWaypoint Altitude 2,290 ft
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PictographWaypoint Altitude 2,330 ft
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PictographWaypoint Altitude 2,450 ft
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PictographWaypoint Altitude 2,450 ft
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PictographWaypoint Altitude 2,440 ft
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PictographWaypoint Altitude 2,525 ft
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PictographWaypoint Altitude 2,482 ft
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PictographWaypoint Altitude 2,586 ft
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PictographWaypoint Altitude 2,626 ft
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PictographWaypoint Altitude 2,654 ft
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PictographWaypoint Altitude 2,682 ft
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